Hace 24 años, se realizó el primer Día del Patrimonio en Chile. Iniciativa impulsada por Mar-ta Cruz-Coke y Ángel Cabeza. Se inspiró en la experiencia uruguaya.
El Día de los Patrimonios tomó fuerza con rapidez. Se fue expandiendo y consolidando de una manera que sorprendió, incluso, a sus impulsores. Tanto, que se realizaban actividades que no lograban incluir en los programas y, tampoco, registrar en sus balances. Finalmente, frente a la presión, se ha ido ampliado a dos días. Por la presión de los visitantes -que colapsan algunos lugares- como de organizadores, motivados por mostrar lo que tienen y lo que son.
También ha estado presente -y se ha realizado- un día de los patrimonios destinado a los niños, pensando que requieren metodologías y dinámicas especiales, segmentadas por grupos etarios. Éste, lamentablemente, no ha tenido éxito.
Fiesta Ciudadana
El Día de los Patrimonios es una Fiesta Ciudadana por excelencia. Voy a explicar este punto.
El tema y sus focos
El Día de los Patrimonios incluye aspectos muy diversos de los Patrimonios. Su centro es mostrar, ver y compartir distintos aspectos de nuestras identidades culturales, desde históricas, culturales, arquitectónicas como intangibles.
Sus límites son amplios, como lo son las expresiones culturales y las identidades. Por eso, las autoridades y las instituciones se han visto superadas. Han debido observar y ampliar sus concepciones y horizontes en un aprendizaje colectivo, dinámico. Donde ha primado la observación, la apertura y la empatía.
Una de las grandes motivaciones de quienes organizan es mostrar, poner en valor lo que sienten como propio, como parte de su identidad. Desde organismos públicos como privados, como también de las organizaciones ciudadanas. Eso le da un valor y potencia únicas.
Participación de público
Hay pocas actividades, de todo tipo, donde haya una participación ciudadana tan masiva. Una participación voluntaria, que no tiene, aparentemente, intereses personales, ninguna incidencia o beneficio directo en sus vidas.
Este cuarto de siglo ha mostrado que asisten personas de todas las edades, de todas las clases sociales, de todos los lugares del país. Que participan chilenos y extranjeros, residentes como turistas.
Aunque los números nunca son exactos, porque no hay registro de todo, se puede hablar de personas o de visitas (una persona puede ir a más de un lugar), se registran sobre un millón y medio de visitantes hasta otros que superan los dos millones. Con grandes variaciones, dependiendo, por ejemplo, de lluvias.
Son personas que, en su gran mayoría, van ávidas de conocer. Quieren saber más, y van, curiosas, a preguntar. Porque están motivadas.
Amplitud territorial
El evento abarca todo el país, prácticamente no hay lugares donde no se organice alguna actividad. Desde grandes puestas en escena a pequeñas actividades, casi hogareñas.
Basta ver el mapa donde están georreferenciadas las actividades registradas, que nunca abarcan la totalidad. Con concentraciones evidentes en las grandes urbes, lo que es lógico, sin embargo, no deja de haber actividades el localidades extremas o aisladas. No solo Isla de Pascua, también en Puerto Williams, Cerro Sombrero, Chile Chico, Putre y Belén, por mencionar algunas localidades. Son más de 3.100 las actividades inscritas (ver aquí). Incluso hay dos en Mendoza.
Voluntariados
En Chile, no quedan actividades con este nivel de voluntariado. Hasta antes del Censo realizado durante el gobierno de Sebastián Piñera, éste era la actividad ciudadana por excelencia. Decenas de miles de personas participaban como voluntarios. Y todo el país se quedaba en casa para recibir a los censistas. Y, en general, lo hacían en forma amable. Pero eso cambió.
Hoy, el Día de los Patrimonios es la fiesta con mayor voluntariado. Un voluntariado activo, motivado, que entiende que hay un sentido colectivo. Que detrás hay un sentido colectivo, un “Bien Común” en compartir estos conocimientos, el sentido de estos espacios, objetos, historias y saberes.
Alguien podrá cuestionar que son las elecciones. Y puede tener razón. Pero en ellas lo que está en juego es -además de visiones de país, si es que las hay- el poder, obtener cargos de poder. Hay, en general, intereses personales directos.
Mi experiencia ha sido que, un número significativo de los participantes, las motivaciones tienen relación a difundir identidades, culturas y saberes. A transmitir sentido de colectivo, un reconocer y reconocerse. Son instancias de mirar a los otros, de reconocerse.
El Día de los Patrimonios nos hace mejores personas, mejor sociedad. Por eso es, para mí, la Fiesta Ciudadana por excelencia.