Desde hace más de veinte años ha habido planes para construir redes de ciclovías en Santiago. Esos planes se basaban en proyecciones de demanda que fueron superadas, incluso sin, o casi sin, ciclovías. Los viajes diarios en bicicleta caminan hacia el millón y todavía no hay un esfuerzo de construcción de ciclovías a la altura de las necesidades.

Las ciclovías que se han construido tienen criterios de diseño heterogéneos, adolecen de falta de continuidad y muestran estándares de mantenimiento muy disímiles. Además, están concentradas en unas pocas comunas, dejando varias de las comunas más populosas prácticamente sin ciclovías.

La epidemia de COVID-19 ha tenido como una de sus consecuencias el aumento en el uso de la bicicleta. Y además hay muchas personas que estarían dispuestas a considerar la bicicleta para los viajes más cortos, pero no la utilizan porque no están dispuestas a compartir los espacios de circulación con vehículos motorizados. Por otro lado, la posibilidad de integrar el uso de la bicicleta con el Metro y los buses permitiría que la bicicleta se utilizara como parte de viajes de larga distancia, lo que impulsaría su uso y reduciría el déficit financiero del sistema de transporte público de Santiago.

La cuestión pendiente sigue siendo la construcción de infraestructura especializada para bicicletas, a escala metropolitana, integralmente diseñada. Y para abordarla hay varias herramientas disponibles. Una de ellas es la ley de concesiones. La realización de proyectos por el sistema de concesiones permite definir integralmente los objetos que se concesionan, concebir vías de financiamiento y asegurar que el mantenimiento se realice de acuerdo a estándares establecidos en los contratos de concesión. Concesionar no es privatizar. Todo lo contrario. En las concesiones de obras públicas, en todo momento el dueño de las obras es el Estado de Chile. Es él quien define los criterios bajo los cuales se concesiona, establece los contratos y fiscaliza su cumplimiento.

Recientemente la empresa Movilidad para Santiago presentó una idea privada de concesión que contempla la construcción de más de 1.000 kilómetros de ciclovías en 34 comunas de Santiago, 100 estacionamientos que permitirían alojar en total 50.000 bicicletas, el upgrade de las ciclovías ya construidas y el mantenimiento de las ciclovías y los estacionamientos. El criterio de financiamiento de este proyecto se basa en el destino de las obras. Las ciclovías se convertirían en infraestructura de uso público, sin cobros de ninguna clase. Y por esa razón se propone que sean financiadas por el Estado. Los estacionamientos, que obviamente serían de uso voluntario, tendrían una tarifa y serían financiados por el concesionario. Por último, el mantenimiento de las ciclovías y los estacionamientos es de cargo del concesionario.

El concesionario obtendría ingresos de las tarifas por estacionamiento de bicicletas, de arriendos de locales comerciales en aquellos estacionamientos en que ello sea posible, de publicidad en la vía pública y de otros auspicios.

Si un ciclista utiliza las ciclovías y no usa los estacionamientos, no paga nada. Y la tarifa prevista para los estacionamientos es inferior a un pasaje de transporte público, independientemente del tiempo que la bicicleta esté estacionada. Eso está pensado así para que la opción de combinar la bicicleta con los buses o el Metro sea alcanzable.

La construcción de ciclovías concesionadas sería una oportunidad para diseñarlas integralmente, con una concepción metropolitana. El contrato de concesión tendría definido un presupuesto y, muy importante, un plazo para la construcción. El mantenimiento de las ciclovías y los estacionamientos estaría garantizado. Los beneficios serían numerosos e importantes, partiendo por una mejora sustantiva de la seguridad para las personas que andan en bicicleta. Algunas ciclovías dispersas no son un incentivo suficiente para personas que aún no se animan a subirse a una bicicleta. Pero una densa red metropolitana de ciclovías produciría un salto en el uso de bicicletas y toda la gama de modalidades de transporte compatibles con ellas: patines, scooters, etc.

No se trata de inversiones descabelladas. El presupuesto total del proyecto se asemeja a la construcción de tres kilómetros de Metro.

La construcción de ciclovías en gran escala mejoraría sensiblemente la calidad de vida y convertiría a la ciudad de Santiago en un referente en materia de transporte urbano. La ley de concesiones contribuiría así a conducir al transporte urbano de Santiago por un camino sustentable.

Marcelo Farah
Ingeniero Civil Industrial
Movilidad para Santiago SPA