Desde hace muchos años se han generado instancias de cooperación entre diversos países latinoamericanos para realizar coproducciones, lo que se ha materializado en muchas cintas, algunas de gran calidad. Lo anterior se suma a una gran producción de películas locales con países con producciones consolidadas, como Brasil, Argentina, México y Colombia, como otros que han ido avanzando en forma sistemática, como Chile, Perú, Uruguay.
Pero lo anterior nos ha llevado al que pareciera ser el paso siguiente: dar muchas facilidades al cine latinoamericano para que se exhiba en Latinoamérica. Es decir, crear una red de exhibición de cine Latinoamericano que permita un diálogo a nivel regional y permita acceder a un público que lo haga viable en términos económicos.
Latinoamérica tiene muchas similitudes culturales, además de problemáticas comunes. Por lo mismo, muchos temas, lenguajes y estéticas nos resultan comunes. Entonces ¿Por qué no aprovechar la gran producción cinematográfica de la región para potenciar públicos? ¿Por qué no generar un circuito de cine Latinoamericano que lo consolide económicamente?
Buena parte del cine Latinoamericano depende de fondos públicos o de ganar premios en Festivales, especialmente europeos. Pero el cine se sustenta con espectadores.
Latinoamérica tiene una potente producción que, en su gran mayoría, se ve sólo en sus países. Y eso a pesar de hablar de temas y en lenguajes comunes o similares. No basta con fomentar la producción. Es fundamental potenciar que esas buenas producciones tengan públicos masivos a nivel de la región.
Esta iniciativa podría partir con acuerdos bilaterales con algunos países para levantar trabas y comprometer exhibición. Haciendo festivales latinoamericanos, generando acuerdos de promoción, etc. Salvo un par de países con una gran población (México y Brasil), el resto de los países latinoamericanos necesitan ampliar sus mercados nacionales. Es hora de hacerlo. Es hora que los estados y los gobiernos, apoyados por los creadores y las comunidades, generen condiciones adecuadas para el desarrollo creativo y cultural local, y se atrevan a limitar a las grandes transnacionales.