Hace treinta años no sospechábamos que millones de mentes se motivarían solas, sin jefes que las dirigieran y controlaran y sin remuneración de por medio, para generar los contenidos de miles de millones de páginas de Internet, que ahora constituyen más de la mitad de lo que hay en la Red (menos de la mitad del contenido de Internet es comercial). Si esto ni siquiera fue vislumbrado como posibilidad: ¿Qué podemos esperar del futuro de los avances tecnológicos y de lo que los humanos seremos capaces de hacer con ellos?
Texto de Rafael Guiloff
El gurú de la tecnología electrónica, ex editor de la influyente revista Wired, Kevin Kelly, cuyo nombre no es tan conocido como el de Steve Jobs, Bill Gates o Mark Zuckerberg, si conocido entre los que trabajan o habitan en Silicon Valley y sus alrededores materiales o virtuales, tiene una trayectoria de más de 30 años pensando y estudiando los alcances de la revolución tecnológica, traída por la computación y la Internet al alcance de todos.
Kevin Kelly publicó recientemente un libro de título provocador, “Lo Inevitable”, aun no traducido al español, en el cual, con apasionada escritura, nos relata su visión de cómo seguirán evolucionando los principales elementos de la tecnología humana y de qué manera esta afectará la forma en la cual los humanos nos relacionaremos en el futuro.
“Lo Inevitable” recoge los avances de la Inteligencia Artificial, la Realidad Virtual y el Tracking o rastreo de las personas y las cosas a través de medios electrónicos y postula que la difusión a tasas exponenciales de estos agentes, entre las personas y las cosas, incluso en objetos como la ropa que vestimos y en la naturaleza que nos rodea, agregado esto a la también exponencial difusión de la conectividad entre todo, nos traerá nuevas maneras de relacionarnos entre los humanos y con el resto del mundo.
Todo lo que vemos como fijo tenderá a hacerse fluido y flexible y apreciaremos los entes y artefactos por los servicios que nos prestan más que por su materialidad física. Como ejemplo, los automóviles que se conducen solos: no serán apreciados en sí, por su potencia o diseño, se valorizará en cambio la capacidad de ofrecernos un cómodo y rápido servicio de transporte. Si tenemos el buen servicio: ¿Para qué querremos la posesión del objeto que la presta?
De acuerdo con esta tendencia hacia lo fluido, cambiante y dinámico, en “Lo Inevitable” se distinguen doce fuerzas, que afectan y reconstituyen a las cosas. Estas fuerzas son designadas con verbos, no con sustantivos. Así, está la fuerza del permanente devenir (sin nunca llegar a ser algo fijo), la fuerza de la “cognificación” (las cosas adquieren inteligencia y conocimientos), la fuerza de fluir, la fuerza de convertir cualquier objeto o ente en pantalla (cualquier cosa podrá ser una pantalla y mostrar lo que se quiera), la fuerza de seraccesadas, la fuerza de ser compartidas, la fuerza de filtrarlas (para extraer lo que nos interesa), la fuerza deremezclarlas (todo es objeto de reducción a componentes y estos componentes se organizan de otras maneras), la fuerza de interactuar, la fuerza de poder rastrear , la fuerza de poder cuestionar y la fuerza de estar en el comienzo de un punto de inflexión de enorme trascendencia en la evolución de la humanidad.
Estas doce fuerzas tecnológicas constituyen los capítulos expuestos en “Lo Inevitable”, tratadas como los elementos que conformarán nuestro futuro.
El autor, Kelly, se declara esencialmente optimista por lo que, al examinar cada una de las fuerzas mencionadas, se explaya en mostrarnos los beneficios profundos que ellas nos traerán, refiriéndose muy poco a los efectos colaterales nocivos que eventualmente podrían causar. Por lo demás el autor es de aquellos que piensan que cualquier problema que surja, siempre va a poder ser solucionado aplicándole más y mejor tecnología.
Los servicios básicos, accesibles para todos en aproximadamente veinte años más, posibilitados por la acción de estas doce fuerzas, serán la Inteligencia Artificial, a la cual cada cual podrá conectarse como quien se conecta hoy a la red eléctrica, la Realidad Virtual, que ya está disponible masivamente, especialmente en los juegos electrónicos y el rastreo como atributo de todas las cosas. Toda acción humana o de las cosas o incluso de la naturaleza, está dejando su huella, en imágenes, sonidos o datos registrados en alguna parte y cada uno podrá disponer instantáneamente, infinitud de información de los otros y viceversa. Por supuesto que un escenario de esta naturaleza, la privacidad pasará a ser un concepto obsoleto.
Los cambios pronosticados en “Lo Inevitable” no se producirán de un día para otro, más bien se irán dando incrementalmente y los percibiremos en su totalidad cuando ya estén instalados en nuestra cultura. La carrera tecnológica que se está dando en estos momentos no es una carrera del hombre contra las máquinas sino una carrera del hombre con las máquinas.
La pregunta que surgirá, en este contexto hipertecnologizado,es: ¿Para qué servirán los humanos? La respuesta que da el autor de “Lo Inevitable” es que la tarea de los humanos será de inventar nuevos tipos de inteligencias las que, al compararlas con la inteligencia humana, se podrá valorar y distinguir mejor la singularidad de esta última.
Otra reflexión interesante de “Lo Inevitable” se refiere al valor relativo tremendo que está adquiriendo la experiencia humana, la experiencia directa, original (en comparación con la superabundancia de copias que nos genera, momento a momento, la Internet). Cada día se aprecia más el ir a escuchar un músico famoso que se presenta en un concierto, comer en un restorán especial, ser atendido en resorts muy bien calificados. Esta creciente apreciación de las experiencias directas provoca que se observe un alza permanente en los precios por estos servicios y, por el contrario, los precios de todas las demás cosas, persistentemente, bajan.
Entre los múltiples pronósticos de cómo será el futuro que emerge de lo expuesto en “Lo Inevitable”, destacamos como el autor visualiza la Internet, la cual tendrá una interconexión más amplia o total, incluyendo cantidades enormes de artefactos que estarán conectados a ella. Será el momento en el cual, por primera vez, todos los humanos estaremos conectados, unos con otros, a niveles muy profundos y ricos, dados por la disponibilidad universal de la Inteligencia Artificial, de la Realidad Virtual y del rastreo continuo, de toda la gente y todos los objetos. Será la conexión de billones de mentes (humanas y artificiales), convergiendo todas en una gran supermente.
¿Debemos, entonces, los humanos, preguntarnos cuán preparados estamos para el advenimiento de esta supermente?