Si planeas pedirle a tu hijo que deje de pintar con sus dedos, piénsalo bien, en Nueva York una exitosa artista descubrió esta técnica por accidente y se terminó adueñando de ella.

El portal CBS New York señala que Iris Scott siempre soñó con vivir de la pintura, tras estudiar en una escuela en Italia y graduarse en la Universidad de Washington en Bellas Artes.

Guiándose por el estereotipo de que ningún artista puede ser estable económicamente, decidió también graduarse de profesora, pero como nunca le apasionó, finalmente no ejerció esa carrera.

Las claves del éxito

La tecnología puede ser una gran aliada de los jóvenes empresarios en la actualidad, fueron las redes sociales (específicamente Facebook) el lugar donde Iris comenzó a subir sus cuadros.

Su estilo de colores psicodélicos fue bien aceptado por los amantes del arte, a medida que iba creciendo su comunidad en redes sociales también empezaron a llegar las primeras ventas, convirtiéndose en una verdadera influencer del mundo del arte.

Sin embargo, el camino no fue fácil, la revista Forbes que estudió su crecimiento económico, señala que contrario a la estrategia que aplican otros artistas de partir con un alto precio en sus obras para ganar “respeto”, Scott arrancó con unos 50 dólares (35 mil pesos chilenos). A medida que fue ganando renombre y el volumen de trabajo aumentó, también subieron los precios de sus creaciones.

“La estrategia número uno para lanzar una carrera artística es crear públicamente el fenómeno de que todo se está vendiendo, después de empezar a cubrir los costos de mi vida, pude dedicar cada momento del día a la pintura”, declaró Scott a Forbes.

Patentó una técnica simple

Lo único y auténtico siempre tiene su premio, en 2010 la artista terminaba una obra cuando olvidó lavar sus pinceles, estos se endurecieron y quedaron inutilizables; por lo que tuvo que improvisar.

“Terminé pintando con la punta de los dedos, lo miré y pensé ‘Oh Dios mío, ¿por qué nadie está haciendo esto?’”, dijo Iris al portal USA Today.

Cuando subió el dedo lleno de pintura y contó la historia en sus redes sociales, el publicó quedó encantado.

“La audiencia es muy importante, confío mucho en lo que están diciendo. Esa idea de que el arte consiste en no escuchar, el ego, altos precios, son conceptos muy anticuados y aburridos. A nadie le gusta, es asqueroso”, indicó.

La frescura, originalidad y capacidad de interpretar lo que quería su público, la llevaron a otro nivel. La artista de 34 años entraría al mundo del comercio electrónico en 2011 cuando su madre descubrió un portal llamado UGallery, que ayudaba a los artistas emergentes a vender su trabajo.

De influencer a artista millonaria

Han pasado siete años y el negocio de Scott ha crecido exponencialmente. Tiene su propia página web, se mudó a Nueva York donde es representada por importantes galerías y ahora la mayoría de sus ventas son privadas.

El año pasado Scott percibió medio millón de dólares en ganacias, en este 2018, se espera que la artista llegue al millón de dólares.

“Muchas veces me dijeron que este era un sueño ridículo”, dijo Iris Scott, un ejemplo de superación personal y de que nada es imposible.