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La película La Cocina de Alonso Ruizpalacios, estrenada en noviembre de 2024, ha recibido comparaciones con The Bear, pero con "esteroides", según Deadline. La trama se desarrolla en una cocina llena de migrantes con sueños y conflictos personales, con Pedro, un migrante mexicano como protagonista, interpretado por Raúl Briones. La improvisación fue clave en la película, revelando momentos intensos y entretenidos, como el intercambio de insultos entre cocineros de diferentes nacionalidades. La historia refleja la dura realidad de los migrantes indocumentados en Estados Unidos y destaca el impacto emocional de la película en la audiencia. La conexión con el público se basa en la identificación con la compleja humanidad de los personajes migrantes. La Cocina se destaca por su energía, dinámica y estrés en la cocina, similar a The Bear, pero con particularidades propias. Raúl Briones, quien interpreta a Pedro, destaca la lucha y el espíritu revolucionario de su personaje, mostrando cómo se refleja en su propia vida. La película aborda temas profundos sobre migración, identidad y emociones, generando reflexiones sobre la experiencia humana en un entorno laboral exigente.
Cuando salieron las primeras reseñas de la película La Cocina de Alonso Ruizpalacios, tras su estreno en noviembre de 2024, una de las principales menciones, al menos como lo dijo Deadline, es que era The Bear, pero con esteroides.
Dicen que “hay que ver para creer”, y en este caso, sí, lo era. Y es que en las dos horas con 20 minutos de duración, lo que ocurre en la cocina es entretenidamente estresante. La película ya está disponible en la plataforma MAX.
Claro, el protagonista principal no es “Carmy”, de The Bear, sino Pedro, un migrante mexicano con talento para cocinar, pero con un carácter que exaspera a sus compañeros y jefes.
Pedro es intenso, no es muy buena persona e intenta hacerse el gracioso, pero lastima. Además, tiene problemas de ira.
Indocumentado, entre sus sueños está conseguir los papeles, algo prometido en la película, y ser padre del bebé que espera su novia, Rooney Mara, quien piensa en abortar. También tiene problemas con un colega, todo mientras pelea desde su estación para preparar los platos que le corresponden.
Esa cocina está llena de migrantes de otras nacionalidades, desde latinos, europeos a árabes, cada uno con sus sueños, y otros sólo con ganas de pasar el día a día.
BioBioChile conversó con Raúl Briones, Pedro en la película y protagonista principal, quien reveló algunos de los secretos de La Cocina y el impacto de su trama.
“Todo fue improvisado”
Sin entrar en tanto detalle, una de las escenas que más se puede recordar, es una en la que cada uno de los cocineros comienza a realizar insultos de sus propios países.
Es una escena tensa, pero a la vez entretenida, ya que cada uno va sacando lo mejor de su arsenal, mientras se recrea el estrés de lo que es una cocina en el centro de Nueva York.
Consultado sobre cuánto fue guion y cuánto fue improvisación, Raúl reveló que “pues, todo fue improvisación”.
“Alonso tiene una cosa, también es un director muy de guion, no estoy diciendo que no. Es muy impresionante si tú lees el guion de La Cocina lo parecido que es a la película, que es algo que no pasa muy común, ¿no? Generalmente en la sala de edición se modifica mucho la estructura del guion y en este caso no es así, pero Alonso conserva algo que trae desde el teatro, que es una especie de creación de gesto escénico”, añadió Raúl.
Respecto a la escena misma, añadió que “el compartir las groserías sí es una moneda de cambio, no solo como trabajadores, sino cuando empiezas a hablar cualquier idioma, cuando vas de viaje y empiezas a tener amigos extranjeros, lo primero que intentas compartirle son las malas palabras”.
“Siento que las malas palabras son de alguna forma una especie como de alianza amorosa con la otra persona extranjera, es decir, tú le estás pasando las herramientas con las cuales podría lastimarte confiando, en que no lo va a hacer, como en el amor, ¿no?”, explicó el actor.
Y sí, es cierto, de hecho, la misma actriz, Salma Hayek, en entrevista con Jimmy Kimell, dijo una vez que de los tres idiomas que habla, al momento de insultar, siempre prefiere el español.
Incluso durante los ensayos en el teatro, cada uno de los actores tenían que decir un garabato que les hiciera sentir fuerza, indicó Raúl.
La Cocina: Una historia de migrantes
Uno de los ingredientes que se presentan en la trama, es la migración. Incluso se da a entender que para los dueños es una moneda de cambio, ya que pueden ayudar a conseguir papeles a cambio de que sea un buen trabajador. Sin embargo, esto podría quedar solo en promesa en algunos casos.
Se ve en personajes como el de Sanborns, interpretado por Anna Díaz, quien llega al lugar para poder trabajar junto a Pedro, a quien conocía de pequeño.
Todos sin papeles, migrantes indocumentados que buscan la forma de encontrar un trabajo y un futuro mejor. Una parte de la trama que no deja exento a nadie, considerando que una de las principales campañas del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que por lo visto espera cumplir, es la deportación masiva de migrantes indocumentados.
Sobre cómo cree que conectó la audiencia de la película con este punto, Pedro fue enfático en decir que “Pues con mucho dolor, desafortunadamente, porque Pedro es un migrante atípico. Pedro no es un migrante que pueda existir en Estados Unidos de forma normal. Esto es una metáfora, es una posibilidad, porque un migrante como Pedro, que se comporte como Pedro, es inmediatamente, o lo corren del trabajo o lo expulsan del país, porque tú como trabajador migrante no tienes derecho a ser mala persona”.
“También por eso las malas palabras juegan un rol tan importante, porque Pedro se permite ser un ser humano con todo lo complejo y contradictorio que esto implica y uno de los derechos de los cuales eres despojado como persona que migra, es de tu humanidad. No tienes derecho a nada más que hacer el personaje que la nación a la que migras te obliga a interpretar. En este caso el trabajador o el paria, o el delincuente o el peligro, ¿no? Que en este caso es como la narrativa del presidente de los Estados Unidos”, recalcó el actor que interpretó a Pedro, precisamente un migrante.
Raúl resalta que la diferencia en la película sobre la experiencia migrante, son los más jóvenes, quienes “ya son dueños de Estados Unidos, pero todavía siguen siendo de origen latino o de origen migrante. Ahí es donde creo que la identificación y el dolor con Pedro”.
La Cocina como The Bear
Deadline comparó La Cocina con The Bear, pero con “esteroides”. La serie que cuenta los altos y bajos de una cocina, su dueño y todo su equipo, mientras intentan alcanzar una estrella Michelín.
La serie premiada por sus actuaciones y trama, se ha convertido en uno de los mayores éxitos de los últimos años.

Pese a que sus componentes pueden ser muy distintos, lo que es igual es el estrés de la cocina, el movimiento que se vive y las tensiones de estar en un lugar donde todo tiene que estar para ayer.
“Pues yo creo que tiene mucho que ver con la energía misma de las cocinas y la dinámica de lo que se cocina y cómo se vende lo que se cocina y eso todo tiene que ver con el capitalismo, es decir, las personas cuando no comemos nos ponemos mal y exigimos comer porque es una necesidad biológica inmediata del cuerpo que se necesita satisfacer y si no se satisface entra en contacto directo con las emociones”, explicó Raúl.
Finalmente, sobre qué hay de Raúl en Pedro, el actor explicó que “Pues la principal como comparación donde sí me parezco y yo creo que aprendí de Pedro, es en el espíritu de lucha. Yo soy una persona que siempre ha estado del lado de la revolución y del lado del cambio y del lado de los derechos humanos y del bienestar del colectivo, pero yo me consideraba una persona más de la retaguardia”.
“Yo soy mucho más alguien que articula los movimientos sociales a partir del amor, del diálogo, del encuentro, de la educación, de la docencia, pero son igual de importantes esos dos caminos. Al interpretar a Pedro, me di cuenta que yo también tengo bastante de esa necesidad de quemarlo todo cuando es la urgencia la que se está poniendo ahí, ¿no?”, añadió.
Respecto a las diferencias, enfatizó en que “yo ya no resuelvo mis emociones a través de la violencia. Yo prefiero tomarme el tiempo, respirar, tomar terapia, hablar, llorar si es necesario, cancelar mi día de trabajo si es que estoy mal emocionalmente y no puedo y Pedro no. Pero Pedro no, no solamente porque no quiera, sino porque el sistema nos pone en esos lugares donde es muy difícil escuchar las emociones”.