La obra recorre las luchas del movimiento de liberación homosexual hasta 1999, a 25 años de la despenalización de la sodomía en Chile.
Por Leopoldo Pulgar Ibarra
Con su particular franqueza escénica, Ernesto Orellana, director de Teatro Sur, acumula, en un bosque de temas, episodios que se vinculan a las duras luchas de la disidencia sexual por lograr reconocimiento y respeto en la sociedad.
Sin dudas, el activismo es el rasgo especialmente destacado en “Pecado Nefando”, no sólo porque alude a las diversas manifestaciones realizadas desde los inicios del movimiento de liberación homosexual hasta la despenalización de la sodomía en Chile, en 1999.
También coincide con la postura militante de Orellana: que la libertad sexual, condición básica para la libertad plena del ser humano, es un objetivo que se logrará luchando en el campo político y social.
Esta definición está presente en este montaje de extenso desarrollo que se basa en archivos y testimonios de la época. Llega al escenario en una estructura que utiliza recursos escénicos como ensayos teatrales, conferencia temática, monólogos explicativos, reflexiones y confrontaciones grupales, debate ideológico, manifestaciones del amor homosexual, grandes lienzos, espectáculos con canciones y coreografías, y música monumental.
“Pecado nefando” completa la Trilogía “Memorias invertidas: luchas y utopías de la disidencia sexual”. Ésta incluyó “Yeguas sueltas” (sobre la primera protesta homosexual en Chile, en 1973) y “Edmundo”, que recuerda la muerte del primer chileno diagnosticado con VIH/Sida, en 1984.
Algunos de los títulos estrenados por la cía. Teatro Sur son “Inútiles”, “Actos Impuros”, “Demasiada libertad sexual les convertirá en terroristas”, “Orgiología” y “Los Justos”. Además de Chile, algunos se han exhibido en Alemania, Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, Estados Unidos y España.
Contradicciones y confrontaciones
Ernesto Orellana hace un recorrido pormenorizado de las innumerables aristas y niveles que tiene la historia del movimiento de liberación homosexual, mirado desde el activismo masculino.
Opta por valorar escénicamente todas las caras de una movilización en la que participa gente de diversas procedencias culturales y sociales, cuya reivindicación sexual genera fuertes contradicciones y confrontaciones ideológicas, propias de todo nacimiento.
Una masa de antecedentes que dificulta, en parte, la claridad, pero que no afecta lo esencial: la mayor fortaleza de la propuesta se advierte en que los temas generales y su línea reflexiva, sintetizadas por el espectador, se asocian a un activismo crítico con las posturas sectarias y al deseo de canalizar la discusión hacia posiciones convergentes que sean útiles para el movimiento de liberación homosexual.
Opciones y diversidad
El rechazo a la pretensión de no incluir a las lesbianas y los prejuicios respecto de los hombres y mujeres transgénero y trans sexuales son tan elocuentes en la obra como señalar como crimen insoportable la violencia que han sufrido los disidentes sexuales durante el regreso a la democracia, junto con buscar el término del modelo neoliberal de nuestro país.
Otro aspecto valioso que aborda la obra se relaciona con el respeto a la diversidad sexual como parte de los Derechos Humanos y la defensa de la legitimidad de algo tan simple como es el amor entre personas con opciones distintas respecto del sexo.
Son irrupciones emotivas que rompen el cerco más denso y racional de los discursos especializados y que hablan de dolor y sufrimiento, heridas, cicatrices y muertes, pero también de empatía, placer y disfrute de la vida.El universo sonoro, diseñado por Marcello Martínez, tiene una presencia descollante, muy especial: utiliza la más variada gama de sonoridades, desde lo rítmico a lo melodioso, del susurro al estallido, ecos y latencias sonoras que dialogan con el amplio espacio escénico.
Su reverberación tiñe a la obra de una extraña vitalidad que potencia su planteamiento político, valórico y escénico, y ayuda a que el sentido negativo del título -Pecado Nefando- sea entendido como una ironía.
Según especialistas en la Biblia, en su traducción más correcta, “pecado nefando” no se refiere a sodomía ni homosexualidad, sino a las conductas de orgullo, avaricia y negación de hospitalidad.
Pecado Nefando
Dramaturgia y dirección: Ernesto Orellana
Elenco: Esteban Cerda, Ymar Fuentes Morán, Nibaldo Maturana, Ignacio Galarce, Clemente Bracamonte
Diseño escenografía, vestuario y gráficas: Jorge Zambrano
Iluminación: Catalina Devia
Diseño sonoro: Marcello Martínez
Diseño audiovisual: Wincy Oyarce
Producción general: Macarena Guzmán
Diseño mapping: Matías Carvajal
Prensa: M100 + Francisca Palma
Asistencia de dirección: Gustavo Carrasco
Financia: Fondo de Artes Escénicas (Mincap)
M100. Matucana 100.
Jueves a sábado, 20.00 horas; domingo, 19.00 horas. Entradas: portal de M100.
Hasta 15 diciembre 2024.