Danitza Villarroel sabe lo que significa trabajar duro para alcanzar sus sueños. Desde pequeña sintió que la música era su vocación y, a pesar de los obstáculos, luchó por dedicarse a lo que más ama.
Por Josefa Venegas Muñoz
Ella proviene de una familia de músicos, pero su pasión por este arte nació a los cinco años. Y cuando cursaba cuarto básico en la Escuela Ramón Barros Luco de Valparaíso, ya comenzaba a esforzarse por cumplir sus metas.
¿Qué significa la música para ti?
– “Es mi refugio. Cuando era niña sufrí bullying, y la música me ayudó a lidiar con eso. Gracias a ella, conocí a mis grandes amigos. Ha sido mi motor y lo mejor que me ha pasado.”
¿Cómo recuerdas tu infancia y tus inicios en la música?
– “Estaba en tercer año de enseñanza básica cuando quise entrar a un taller de música, pero la profesora de ese entonces me dijo que no tenía talento. Sin embargo, mis padres creyeron en mí, y con perseverancia logré revertir la situación, demostrando que podía tocar todos los instrumentos del taller.
“Curiosamente, esa misma profesora me ayudó en 2007 a postular a la orquesta que se creó en la escuela. Ingresé como violinista, y desde entonces todo fue una avalancha de conciertos y giras.”
En 2010, Danitza ingresó a la Orquesta Sinfónica Regional de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI) en Valparaíso, donde participó durante diez años. En 2013, comenzó a estudiar piano con el profesor Ítalo Olivares, pues sus padres consideraron que esto la fortalecería como música. Pero no fue hasta 2016, cuando ingresó a la universidad, que descubrió un sinfín de posibilidades que, según ella, le “abrieron el mundo”.
¿Cuándo fue tu incursión en la dirección orquestal?
– “Fue en segundo año de universidad. Creé mi primera orquesta, la Orquesta Filarmónica Alimapu. Al principio, no dirigía; me dedicaba a la gestión, a convocar músicos y a crear redes, todo sin dejar de tocar el violín.
“En 2018, cuando la directora María Carolina dejó la Orquesta Alimapu, comencé a dirigir en los ensayos. Más tarde, en un encuentro en Bolivia llamado Jóvenes por la Música y la Vida, tuve la oportunidad de dirigir una orquesta de más de 500 músicos de varios países. Ahí supe que esto era lo que quería, y comencé a perfeccionarme en la dirección.”
¿Cómo llegaste al HUB de Directoras de Orquesta?
– “Desde que se creó, participar en el HUB fue una meta para mí. Fui oyente en 2022 y 2023, y aunque en 2024 estaba pasando por un proceso personal difícil, mis cercanos me alentaron a postular. Gracias a su insistencia, logré ser seleccionada como titular.”
¿Qué te llevas del HUB?
– “Me llevo mucho crecimiento, una nueva perspectiva de vida, amistades valiosas y la esperanza de que esto traiga nuevas oportunidades. Es un logro no solo mío, sino de mis amigos y, sobre todo, de toda mi familia. Además, aprendí ejercicios para fortalecer la confianza, ser libre en el podio y “ser” la música.”
Sé que el HUB es una experiencia llena de momentos maravillosos. ¿Cuáles destacarías?
– “La intensidad, el empoderamiento, el apoyo entre colegas y el ambiente casi familiar que se vive.”
¿Crees que el HUB deja enseñanzas para la vida?
– “Absolutamente. Me ha enseñado a jugar con la música. A veces, en la búsqueda de la técnica y la perfección, olvidamos el placer de hacer música por el simple hecho de disfrutarla. El Hub me ha ayudado a reencontrar esa alegría.”
HUB de Directoras de Orquesta
El HUB de Directoras de Orquesta, realizado gracias al trabajo conjunto de Fanjul and Ward y Vibra Clásica, encabezados por Angélica Fanjul y Caroline Ward; y la Dirección artística y musical de la directora Alejandra Urrutia, es una plataforma que impulsa anualmente el talento de mujeres en la música, brindándoles la oportunidad de crecer y destacar en un campo históricamente dominado por hombres.
Danitza es un claro ejemplo de ello, una joven promesa que, gracias a su dedicación y profesionalismo, se perfila para ejercer su carrera al mismo nivel que sus colegas, demostrando que el futuro de la dirección orquestal es inclusivo y diverso.