Este jueves, en el Teatro Teletón, el Ballet Folclórico de Chile (Bafochi) celebrará un importante hito de sus 37 años de historia: el despegue de su gira internacional número 100.
Con un itinerario que tendrá su primera parada en el Sudeste Asiático, el grupo se despedirá de Chile con un montaje que refleja el ánimo festivo y retrospectivo de su 2024: “El espectáculo que dio la vuelta al mundo”, donde bailarines y músicos repasan en escena distintas expresiones del folklore chileno. Desde ritos aymaras hasta cuecas patronales.
“Vamos a desarrollar un repertorio de nuestras obras tradicionales: una inspirada en los huasos; otra en la cultura chilota; otra inspirada en una leyenda nortina; para luego continuar con Rapa Nui, obras inspiradas en las culturas mapuche y aymara, y un segmento de cuecas”, cuenta a BioBioChile el legendario Pedro Gajardo, director general y fundador del Bafochi.
Gajardo creó el Ballet Folclórico de Chile en 1987, cuando fue, en sus palabras, “exonerado” del Ballet Folclórico Nacional (Bafona) en plena dictadura militar. ¿Las razones del despido? Un ramillete de declaraciones en Argentina abogando por el retorno de la democracia a Chile.
A pesar de dicha resolución gubernamental y un intento de censura (“Querían que no presentara en ninguna dependencia del Ministerio del Interior”), lo que vino para Gajardo después del Bafona fue sólo gloria.
En 37 años, el Bafochi registra más de 5.600 funciones en el mundo, incluidos más de 1.200 ciudades de 49 países de los cinco continentes.
“Esta compañía es absolutamente independiente. No dependemos del ministerio ni de la empresa privada. Todo es autogestionado”, explica el coreógrafo, quien a pesar del festejo no queda ajeno a los 17 meses de conflicto laboral entre el Ministerio de las Culturas y su ex alma máter, el Bafona, hoy con 18 trabajadores en huelga de hambre por cuatro meses de sueldos impagos.
Pedro Gajardo, director del Bafochi: “Chile necesita compañías artísticas de toda naturaleza”
“El Bafona es una institución, entonces es lamentable que esté en esta situación. Un año y medio con conflicto es incomprensible. Chile necesita compañías artísticas de toda naturaleza. No hay muchas en el plano de la danza folclórica, entonces, que una compañía trabaje a medias, no es bueno para nadie, ni para Chile ni para la cultura. Lamento que esto se haya demorado tanto”, señala.
Para Gajardo, en definitiva, se trata de una “mala señal” para la cultura local, a pesar que reconoce que las demandas del colectivo no son necesariamente respaldadas por sus colegas del folclor.
“Es cosa de conversar y ver. Nosotros conversamos con muchos folcloristas y no todos empatizan con lo que pasa con Bafona, porque es una compañía privilegiada y bienvenido que así sea, porque así debería ser”, explica.
“Bafona tiene una entrada mensual (de dinero) que no tiene ningún folclorista (en Chile); entonces, la idea es nivelar hacia arriba y no hacia abajo. Ojalá todos los folcloristas independientes pudieran hacer actividades y recibir una remuneración, entonces ese es uno de los problemas. Los sueldos que tiene el Bafona son mensuales y no son los mismos de otros folcloristas. Eso genera una antipatía, por así decirlo (en los demás folcloristas). Pero yo no lo considero así”, enfatiza.
Gajardo, recuerda, fue uno de los funcionarios que respaldó el aumento de sueldos cuando el ballet operaba bajo la dictadura militar, “para que hubiese sueldos dignos, y los ganamos”, afirma.
“Hay una división interna en el Bafona que es terrible. Cuando estás peleando por algo, si no estás unido, no vas a conseguir lo que buscas. Desconociendo lo que sucede, creo que lo primero que deberían hacer es unirse”, cuenta el otrora director del Bafona hasta el año 1987.