Cuando unos quieren reducir lo sucedido al término “octubrismo”, a demonizar o idealizar (en especial a la Primera Línea), muchos prefieren olvidar.
Carlos Araya Díaz, en cambio, opta por volver, “desde el más allá”, para mirar con distancia, de manera crítica e irónica, algo que pareciera que queremos olvidar. No entender.
Volver del más allá
En esta película, mezcla de documental, ficción y ensayo, a una persona ya muerta le han dicho que en Chile “están pasando cositas”. Entonces, le dan ganas de regresar para ver qué está pasando. De “mirón”.
Al regresar al mundo de los vivos, desde el más allá, se reencarna en un conserje. Una persona -supuestamente- experta en dormitar y soñar… aunque, a veces, son pesadillas.
A partir de ese momento, ira soñando, viendo, distintas y muy diversas situaciones. Manifestaciones alegres, actos violentos, vandálicos, abrazos con carabineros, cuerpos con balines metálicos. Cantos, gritos, desahogos, discusiones.
Incluso se encontrará con varias personas que, como él, se han reencarnado. Como su antiguo profesor Marat (un guiño a Raúl Ruiz, no directamente a la Revolución Francesa)
El resultado es una película que nos lleva de regreso a esos intensos días. Lo hace sin dogmatismos, aunque con una postura, mostrando gran diversidad de situaciones. Escapando de las caricaturas, de las simplificaciones. Recurriendo al humor, la ironía, las contradicciones para invitar a la reflexión. Una reflexión que resulta necesaria -y urgente- si se quiere abordar las causas -tan diversas y complejas- que llevaron a situaciones tan extremas.
El que baila pasa
Carlos Araya Díaz (Calama, 1984) recurre en El que baila pasa a una estética muy particular. Por un lado, recurre a gran cantidad de videos que circularon por redes sociales. Por otro, hay una serie de imágenes propias. Y, por último, recurre a material de archivo, de Pedro Chaskel y Raúl Ruiz (Cofralandes). Sin embargo, todas ellas son tratadas como videos realizados con celular. Es decir, han sido hechas en formato vertical de los celulares. O han sido cortadas y llevadas a ese formato.
Esta opción tiene distintas lecturas. Por ejemplo, “mirar” el mundo como las generaciones actuales, donde buena parte de la realidad la reciben en ese formato. O acentuar lo individual (formato vertical) sobre lo colectivo, más fácil de mostrar en horizontal.
A lo anterior suma el uso de “hashtag”. Un lenguaje que sintetiza y reduce mensajes, realidades, complejidades. Son un lenguaje al que estamos habituados. Pero con la distancia, esos mensajes se perciben distintos, adquieren otras connotaciones.
En ese contexto, Carlos Araya sorprende, provoca, desconcierta con la surrealista, lo irónico. Grotesco, inclusso, para algunos. Por ejemplo, al mostrar una escena de tiempos de la Unidad Popular junto a la frase “soñé con un Chile del futuro”.
“Alinear la mente con el cuerpo”
Escapando a estereotipos, Carlos Araya Díaz (El viaje espacial 2019, El hijo pródigo 2013) muestra, contrasta, devela. Monta un caleidoscopio de espejos y reflejos, una suma de pedazos parciales, cambiantes, para entregar una película donde cada cual debe completar. Agregar sus propias vivencias, creencias, reflexiones.
El que baila pasa toma su nombre de una acción que generó y genera polémica. No es casual. Siendo una película en muchos pasajes divertida, no es condescendiente. Busca dejar preguntas, inquietudes, promover la reflexión. En especial cuando pareciera que pocos quieren hacerlo.
Como dijo el director, quería “alinear la mente con el cuerpo”. El que baila pasa puede ser una invitación a eso. A mirar esos días, esos hechos, las energías y emociones que se desplegaron para tratar de integrarlas. Cada uno y en forma colectiva. Porque El que baila pasa es ideal para ver acompañado.
Muy buen aporte. Necesaria en tiempos oscuros.
El que baila pasa
Dirección: Carlos Araya Díaz.
Guión: Carlos Araya Díaz, María Paz González.
Producción: María Paz González, Carlos Araya Díaz.
Montaje: Carlos Araya Díaz.
Música: José Manuel Gatica.
Postproducción Imagen: Color Haus-Cristian Nawrath.
Postproducción sonido: Sonamos, Roberto Espinoza.
Casa productora: María una vez.
Duración: 71 minutos
Calificación: Todo espectador
Festivales
Festival Internacional de Cine de Jeonju, Corea, 2024
Mejor Largometraje Nacional en el Festival Internacional de Cine de Valdivia, Competencia de Largometraje, 2023
Festival Internacional de Cine de La Serena, 2023
Mejor Largometraje Nacional en el Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, 2023
Festival Internacional de Cine, las Artes y el Miedo de Atacama, 2023
Festival de Cine Nacional de Ñuble, 2024
Festival de Cine chileno FECICH, 2024
Festival de Cine de la Cineteca Nacional FECINA, 2024