A través de dieciocho, relatos la obra auscultará y alumbrará rincones invisibles y subterráneos, físicos y humanos en la gran urbe. Se estrena el 4 de abril en M100.
Por Leopoldo Pulgar Ibarra
Durante este recorrido, el director y diseñador escénico Marcos Guzmán buscará visibilizar la diversidad de sus habitantes y cómo la violencia cruza todos los espacios urbanos y personales.
Dice que los personajes de “Fragmentos” son outsiders (forasteros, traducción literal), gente desarraigada en sus más variadas manifestaciones, “abandonados por la familia y el Estado, desamparados buscando sobrevivir”.
La anécdota inicial de esta obra parece querer enfatizar esta situación: luego del encuentro de un cadáver en un parque público, todos estos distintos personajes “se van uniendo a un relato común de supervivencia y redención”.
Así como la dramaturgia de esta obra se ha definido cercana al realismo social extremo, la puesta en escena de Marcos Guzmán se inscribiría en el realismo contemporáneo.
Como en sus otras producciones, el director apela a las artes visuales y audiovisuales, construyendo fuertes imágenes delirantes y con humor negro.
“Fragmentos” pertenece a Lars Norén (1944-2021), dramaturgo, poeta, novelista y escritor sueco con más de cuarenta piezas de teatro, radio y televisión. Es considerado uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX junto a Hjalmar Bergman (1883-1931).
A su vez, desde sus inicios como director teatral, Marcos Guzmán, Magister en Artes con mención en Artes Visuales de la Universidad de Chile, orienta su trabajo escénico recurriendo a esta disciplina junto con abordar la relación entre “cuerpo, ciudad y catástrofe”.
Entre las obras que ha dirigido están “Fabulación”, de Pasolini (2003, Premio Mejor Obra) y “Demonios”, de Lars Norén (2016. Premio Mejor Actriz Francisca Márquez), ambos del Círculo de Críticos de Chile.
Heterogénea identidad común
¿Qué une a los 18 relatos y a sus personajes?
“Es un relato coral sobre un grupo de outsiders en una gran ciudad que se narra, a través de dos historias centrales: una pareja de hermanos enfrentados a un padre abusador que vuelve a casa, y una taxista migrante cuya mamá está en el hospital.
“Son personajes heterogéneos que cualquiera puede reconocer en la calle, de distintas edades, géneros y nacionalidades, que viven situaciones reconocibles en nuestra propia realidad.
“Alrededor de ellos transcurren otras historias, entre las cuales está la del joven adicto encerrado en un closet… Todos ellos viven la violencia de lo contemporáneo, el desarraigo y el abandono de la familia y del Estado.
“Sienten una sensación de hastío, desilusión y extravío al mirar el paisaje social. Son desamparados buscando sobrevivir, por lo que tienen cierta esperanza. Poco a poco se van uniendo a un relato común de supervivencia y redención”.
Por la gran urbe
¿La ciudad, la gran urbe emerge también como protagonista?
“La obra se desarrolla al interior de una ciudad intrusiva, vertiginosa y violenta. Una gran urbe tiene su propia dinámica de violencia que ataca también lo afectivo y deja a todos en la indefensión.
“Es una realidad que se nos muestra en todo su poder de fascinación y horror, siempre alejada de cualquier prejuicio moral y lugar común”.
Me refiero a si asoma una ciudad física, que agobia…
“Sí, el relato se propone en una ciudad concreta, donde también hay atmosféricamente una fuerza que circula… Es una urbe de cemento, con grafitis, objetos que se auto iluminan, intensidad de la luz.
“La escenografía y la iluminación minimalista que usamos dan cuenta de esa atmósfera: trabajamos con cámara en escena, en circuito cerrado, nos metemos en la trastienda y en los escondites de la sala principal de M100”.
Viaje inmóvil
La taxista alude a ver ciudad y personajes en movimiento; la familia, en un espacio fijo…
“Sí, el taxi muestra a personas errantes, en este sentido, en condiciones opuestas a la de una familia en su casa. Sin embargo, todos son outsiders y están cruzados por la desprotección familiar y estatal. La pregunta es si hoy un taxi o una casa son lugares seguros.
“Las ciudades contemporáneas se parecen mucho entre sí, producen las mismas sonoridades y visualidades, aunque sean distintos los espacios y cualquier lugar del mundo”.
Mencionaste que, pese a todo, son personajes con alguna esperanza…
“Claro, aunque están a la deriva se genera un arco de redención y de esperanza que, de algún modo, les podría permitir superar el desarraigo”.
La redención puede no ser sólo de la culpa, sino también del dolor…
“Así es. Más allá de sus errores, algunos logran traspasar ese espacio de sufrimiento y dolor y encontrar esa paz. Son capaces de sobrevivir”.
¿Crees tú eso, fuera del teatro?
“La paz es una esperanza, nomás. Un espacio de tranquilidad, ojalá lejos de lo rudo, frenético y dinámico de los acontecimientos por los que circulan los personajes de esta obra”.
Fragmentos
Dramaturgia: Lars Norén (Suecia)
Puesta en escena y diseño escénico: Marcos Guzmán
Elenco: Francisca Márquez, Verónica Medel, Luciano Reinoso, Guilherme Sepúlveda
Participación especial: Sergio Hernández
Director de fotografía: Alex Waghorn
Dirección de arte: Francisca Márquez
Diseño Iluminación: Andrés Poirot
Diseñador multimedia: Pablo Mois
Cámara: Alejandro Chaparro
Equipo técnico: Valentina Guerrero, Javiera Liberona, Tomás Piña, Rodrigo Valenzuela Producción general: Sociedad de Sonámbulos Comunicaciones y prensa: Sol Márquez
Financiamiento: Fondart
Matucana 100
Miércoles a sábado, 20.00; domingo 19.00 horas.
Entrada general $ 7.000; estudiantes y tercera edad, $ 4.000; miércoles popular, $ 4.000.
Ticketplus
Desde el 4 al 21de abril de 2024.