Un hombre, de una familia muy pobre, indígena, ha sido encarnado por el demonio. Aún no da a luz… pero el miedo y la ignorancia ayudan.
La historia
En una zona rural marginal y abandonada de Argentina, dos hermanos -adultos- escuchan disparos durante la noche. Tratan de ver qué pasa, pero deciden esperar.
Al amanecer, encuentran un hombre brutalmente asesinado, junto a unos objetos extraños y un cuaderno de notas.
A partir del cuaderno, los hermanos llegan a la casa de una familia muy pobre que vive allegada en el campo de “Don Ruiz”. La familia -compuesta por una anciana, un joven y un hombre postrado- está ansiosa, angustiada y con miedo. La anciana los lleva a ver a su hijo, un “encarnado” por el mal.
Desde ese momento, la historia se va acelerando, mientras va creciendo la desesperación. En paralelo, se van cerrando posibles caminos, salidas a una situación tan extrema. A medida que el descontrol aumenta, va aflorando un conocimiento “popular” disperso, aprendido por partes, irracional, despreciado. Un conocimiento que da luces, esperanzas.
Cuando acecha la maldad es una película de terror, pero en esa Argentina rural profunda, pobre, marginal, precaria. Con personajes rudos, simples, cuya humanidad (e inhumanidad) aflora de amenra espontánea.
Película de terror
Cuando acecha la maldad cumple con los ingredientes tradicionales de una película de terror. Un mal (casi) imbatible, inexplicable. Un mal que, poco a poco, se libera y lleva a las personas a temer de (casi) todo y todos. Donde la desconfianza toma a las personas.
Es una historia que tiene una creciente tensión, donde el miedo a lo desconocido y la violencia son ejes centrales. Eso, condimentado con miedos atávicos, como es a ciertos animales, por ejemplo caprinos. El aflorar de prejuicios, de rencores antiguos. La ruptura de los códigos y acuerdos sociales mínimos.
Aporte
Como ya es frecuente en el cine argentino (y latinoamericano) desde hace unas décadas (Historias mínimas, por ejemplo, de 2002. O Karnawal, de 2020), esta cinta se aleja del centro de Buenos Aires (y de sus periferias) para poner foco en una de las tantas zonas geográficas abandonadas del país.
En gran parte de Cuando acecha la maldad, en especial en la primera mitad, se muestra una zona rural abandonada, pobre, precaria. Con críticas a una policía burocrática y propensa al abuso de poder, a un Estado ausente. Que evidencia corrupción gubernamental.
La película tiene el valor de no mostrar realidades en blanco y negro, sino transitar entre distintas miradas (la mayoría simples, de personas “comunes”), incluso contradictorias. Sensible a las dinámicas de comunidades pequeñas, con sus fortalezas y debilidades. Con personajes que, pudiendo algunos caer en estereotipos, se alejan a los habituales o a los dominantes.
Otro punto interesante en Cuando acecha la maldad es que, además o parte del abandono en que se encuentra esa comunidad, hay una ausencia absoluta de liderazgos. Ni políticos, policiales, ciudadanos, religiosos o espirituales. Hay un vacío y, con él, mayor vulnerabilidad.
Las mayores críticas a la cinta podrían ser algunas que son propias a gran parte del género. En varios pasajes puede ser predecible. Y, más de fondo, tiende a establecer o fortalecer la idea de que “cada cual salva su propio pellejo” (y el de los “suyos”). Instala o refuerza un sentimiento de desesperanza frente al mal y un individualismo incontrarrestables.
Éxito en Argentina
La película de Demian Rugna fue ganadora del Festival de Sitges.
Además, es la película de terror que más ha vendido en la historia del cine del país trasandino, y la más vista en Argentina durante el 2023.
Cuando acecha la maldad se estrenó en Chile este 8 de febrero recién pasado.
Cuando acecha la maldad
Director: Demian Rugna
Reparto: Luis Ziembrowski, Ezequiel Rodríguez, Demián Salomón, Silvina Sabater
País de Origen: Argentina
Duración: 99 min
BF Distribution