Una polémica que tuvo al poder político en vilo
El año 2003 estuvo marcado por las denuncias contra un empresario y connotados políticos por hacer fiestas que incluían drogas y orgías, prostitución infantil y violaciones, coprofilia y producción de material pornográfico.
Todo empezó a fines de 2012, pero adquirió su verdadero peso durante el 2003, cuando acusan a Claudio Spiniak de abuso sexual, facilitar la prostitución infantil y un largo etc.
El caso, impulsado por la diputada Pía Guzmán (RN), se apoyaba en los testimonios de Gemita Bueno, con el sostén de “el cura Jolo”. Estas acusaciones involucraban a 3 senadores, dos de la UDI y a un PPD.
El caso significó verdaderos terremotos, movimientos públicos y subterráneos para contener algo que se estaba escapando de las manos. El resultado fue desacreditar a los testigos y, finalmente, tener un solo inculpado y condenado importante. Claudio Spiniak, quien pasó una década en la cárcel.
También fueron condenados Gemita Bueno y el “cura Jolo” (José Luis Artiagoitía) por falso testimonio e inductor, respectivamente. Pía Guzmán no fue apoyada por RN a su reelección y varios medios de comunicación tuvieron serios cambios -incluyendo despidos- por haber difundido los testimonios de Gemita Bueno y otros involucrados.
El caso se cerró sin “peces gordos” encerrados, más allá de Spiniak. Se volvió a la “normalidad”, pero a muchos les quedaron dudas. Por ejemplo, cómo se explica la realización de fiestas costosas, con varios niños, en un recinto amplio, y que hubiera un solo participante condenado. También saber sobre qué pasó con los videos con invitados a las fiestas.
Temas complejos
Guzzoni ha abordado temas complejos en sus películas. Carne de perro es la historia de un torturador abandonado por los mandos y las redes de ex violadores a los Derechos Humanos. Jesús, por su parte, se basa en el famoso “caso Daniel Zamudio”, para el cual el director y guionista hizo una larga y acuciosa investigación.
Ambas películas se centraron en temas que, en nuestra sociedad, resultan sensibles, se mantienen ocultos o, al menos, no se investigan en profundidad. ¿Qué pasa con la gran cantidad de personas que trabajaron en entes represores de la dictadura? ¿Cuáles fueron las motivaciones profundas detrás del asesinato de Daniel Zamudio? ¿Quiénes son en realidad sus agresores?
Fernando Guzzoni llega a las preguntas y los espacios incómodos, a lo que no es obvio. Plantea preguntas que nos atañen, algunas que no se pueden responder o, a veces, es mejor no responder.
Blanquita
Blanquita, con la gran actuación de Laura López Campbell (Blanquita), Alejandro Goic (Sacerdote Manuel), Amparo Noguera y Nicolás Durán, no da respuestas. Va exponiendo dudas, abriendo pregunta, exhibiendo vulnerabilidades e injusticias.
Sin haber escenas duras, resulta dura. Agobiante a ratos. En esos submundos de las marginalidades, de las personas vulneradas, y el del otro polo, el del poder. Ese que puede reaccionar de manera implacable cuando se siente amenazado.
Blanquita -como bien dijo Guzzoni respecto a Jesús- no hace proselitismo, no es panfletaria. Presenta realidades -ficcionadas- dejando a los espectadores la tarea de hacerse su propia opinión, sacar conclusiones. Hacerse sus propias preguntas.
Guion y elenco
A mi juicio, entre las debilidades recurrentes del cine chileno están los guiones (base esencial de una película, según Silvio Caiozzi) y el casting, la elección de actores. En este último, se cae a menudo en “rostros” de la televisión, reduciendo las alternativas.
Blanquita tiene una gran fortaleza en su guion (premiado en el Festival de Venecia), medido, preciso, sin caer en lugares comunes ni afirmaciones populistas. Haciendo de este caso una suerte de thriller, donde el suspenso nunca se disipa.
Otro punto destacado son la actuación de sus protagonistas, en especial de Laura López, por lo complejo de su papel y porque la cinta se sostiene en su personaje.
También destaca, entre otros aspectos, la estética, la ambientación. Sus escenas son generalmente oscuras, grises, con luz del alba o de días nublados. O, en contraste, los espacios de los Tribunales de Justicia u otros institucionales, de arquitectura neoclásica o Art Nouveau, que habla de una sociedad y de poderes conservadores, regidos por las formas.
Una película para ver y conversar
Blanquita es una película para ver y conversar, para discutir. Para cuestionarse, idealmente con otros/otras, para analizar nuestra sociedad y su justicia, o injusticia.
La película de Fernando Guzzoni pone la mirada en una zona oscura, dolorosa, y lo hace mostrando una serie de personajes -muy bien interpretados- con sus luces y sombras, con sus fortalezas y debilidades. Una película que muestra de gran manera partes oscuras de nuestra sociedad, de nuestra cultura.
Blanquita se estrena en salas el próximo 27 de abril
Ficha técnica de Blanquita
Dirección: Fernando Guzzoni
Guion: Fernando Guzzoni
Elenco: Laura López Campbell, Alejandro Goic, Amparo Noguera, Nicolás Durán, Daniela Ramírez, Marcelo Alonso y Jaime Vadell
Año de producción: 2022
Productora: Quijote Films, Varios Lobos, Tatantula, Bonne Pioche, Madants
Países: Chile, México, Luxemburgo, Francia, Polonia
Producción: Giancarlo Nasi
Coproductores: Pablo Zimbrón Alva, Donato Rotunno, Pascal Guerrin, Yves Darondeau, Emmanuel Priou, Beata Rzeźniczek
Distribuidora: El Camino Films