Este documental muestra un proceso colectivo para reconstruir la historia de dos personas que estuvieron detenidas y fueron torturadas en Villa Grimaldi. Una de ellas sobrevivió, la otra está desaparecida.
En ese proceso, el grupo va rememorando, reconstruyendo, proyectando, acompañando, transando. Todo para llegar a una construcción colectiva y relacionarse mejor con el pasado y los traumas propios y heredados.
Historia común
Paulina Costa y Alfredo García tienen una productora. Paulina y Alfredo empezaron a hacer una película de ficción sobre los días que sus padres compartieron en Villa Grimaldi, donde se conocieron y entablaron una fuerte amistad. Ambos militaban en el MIR y eran porteños, tenían mucho en común.
La historia de sus padres hizo que sus familias se hicieran muy cercanas. Hacer esta película rondaba en ellos hace muchos años, desde que estudiaban cine.
Un giro
Mientras trabajan en su película surge la idea de hacer un documental del proceso. Su director será la pareja de Paulina, Roberto Baeza.
Ese cambio lleva a hacer una película de la película. De documentar el proceso de reconstrucción de una historia trágica que unió a las dos familias.
Así, el documental muestra los intentos por recuperar la memoria y de tratar de capturarla a través de la ficción. De transformarla de palabras a imágenes. Entonces surgen las preguntas sobre el valor de la memoria y sus subjetividades. Los vacíos que ella tiene y la necesidad de completarla.
Por ejemplo, Alfredo no tiene ninguna foto con su padre. Quedó huérfano teniendo pocos días y no hubo oportunidad para hacer fotografías. Algo que testifique que estuvieron juntos. Para él es una carencia profunda. ¿La película puede reparar eso?
Punto de encuentro, además de lo dramático de los hechos rememorados, plantea temas profundos sobre la memoria. Y va más allá, porque plantea la elaboración de una memoria colectiva de ambas familias, con sus coincidencias y divergencias.
Proceso de sanación
La decisión de hacer este documental y la película de ficción con diversas personas involucradas en los hechos llevó a un trabajo colectivo de memoria. Una memoria que se va completando con los otros testimonios o ante la necesidad de materializar esos recuerdos, darle una visualidad concreta.
Ese trabajo colectivo, el poner en común, incluyendo sentimientos fuertes, reprimidos algunos, llevó a un proceso de sanación, de sacar y procesar traumas originados a partir de esos hechos. Procesar que no significa eliminar, sino aprender a convivir mejor con ellos.
En este sentido, Punto de encuentro también es el relato de ese proceso.
Punto de encuentro
El documental de Roberto Baeza es un gran aporte. No solo por la historia de los dos detenidos. También, y de manera especial, por mostrar un camino de trabajo con traumas fuertes heredados. Traumas que pueden no estar relacionados a Derechos Humanos.
Los traumas, con suerte, se pueden elaborar en unos cuantos años (un reconocido psiquiatra chileno hablaba de siete). Cuando se vivió durante tantos años reprimidos por una dictadura, donde muchos no podían hablar y otros además estaban estigmatizados, la elaboración se hizo mucho más difícil o, simplemente, imposible. También se sabe que los traumas no elaborados se heredan, se transmiten a las generaciones siguientes. A hijos, nietos…
Punto de encuentro muestra un proceso potente e intenso de construcción de memoria colectiva y de elaboración de traumas. Un gran ejemplo, un camino.
Estreno: 20 abril en cines del país.
Ficha técnica de Punto de encuentro
Director: Roberto Baeza
Productor: Paulina Costa y Alfredo García
Guión: Alfredo García, Paulina Costa y Roberto Baeza
Reparto: Lucho Costa, Silvia Vera, Alfredo García, Paulina Costa, Felix Villar, Pablo Medina, Claudia Navarrete y Cecilia Muñoz
Duración: 89 minutos
Productora: La Toma Producciones
País de origen: Chile