La convocatoria fue impulsada por el Centro Cultural de España en Santiago de Chile (CCESantiago) y la Direcció General de Cultura i Patrimoni, mediante el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (CMCV).
Introducción
Desde el 2009 el artista visual Máximo Corvalán-Pincheira investiga relaciones geopolíticas y migraciones con performance, instalaciones, objetos y, en definitiva, operaciones visuales. Se interesa en los espacios donde se encuentran y cruzan una diversidad de problemáticas como fronteras naturales y políticas, cruce de personas, culturas o bienes.
Corvalán-Pincheira trabaja a partir de microrrelatos que va recogiendo en sus diversas residencias artísticas: en Marseille, Seúl, Barcelona, Ciudad Juárez, Buenos Aires, Santiago y Gotemburgo. Ha trabajado historias de movilidad humana, siendo capaz de dar un alcance global a temas que enraizan a nivel local.
El artista chileno sigue llevando a otros países y de vuelta a Chile un enfoque crítico a través del arte y de la investigación in situ. Y a partir de historias personales es capaz de trascenderlas, creando puentes de reflexión acerca de la sostenibilidad del sistema, de lo que caracteriza la movilidad humana hacia el Norte Global.
Investigación
El trabajo de investigación que Máximo Corvalán-Pincheira ha llevado adelante en equipo conmigo como socióloga, a lo largo del mes de julio en Valencia, se ha enfocado en recolectar las historias de 11 personas migrantes o españoles hijos de migrantes y su relación con el lugar, con la sociedad, con su origen o la de sus padres. Y, básicamente, con lo que comúnmente llamamos “integración”.
Haití, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Ecuador, Bolivia y México son sólo algunas de las procedencias de los entrevistados.
Sólo blancos y ucranianos primero
Entre los entrevistados se destaca el testimonio de Augusto Juan Epam Boneke, español e hijo de ciudadanos de Guinea Ecuatorial (ex colonia española). Perteneciente al colectivo panafricanista Uhuru Valencia, volvió recientemente de una visita a la frontera polaca con Ucrania, donde ha documentado -junto a otros compañeros- la acogida diferenciada que se está dando según el color de piel.
Augusto Juan Epam Boneke, cuenta: “Por un lado a los refugiados ucranianos se les estaban dando todas las facilidades; en cambio, a mucha gente racializada no se les dejaba pasar. A muchos, el decreto especial no les cubría. En Ucrania había 30.000 estudiantes nigerianos, y los conductores de los buses y trenes que estaban saliendo decían que sólo blancos y ucranianos primero”.
Es impactante escuchar su testimonio como activista que representa en sí múltiples pertenencias: español y negro.
“Montamos la primera caravana humanitaria racializada, formada por afrodescendientes y antirracista, es decir vamos a ayudar sin hacer diferenciaciones. Fue novedoso. Fuimos, logramos documentar casos de acogida diferenciada y a nivel de prensa esto fue significativo. Pero algo muy impactante nos pasó a nosotros también. En Polonia existe una Zona Roja, donde no se permite entrar ni a la prensa, ni a la ayuda humanitaria, porque por allí es donde andan los refugiados malos. Cuando la atravesamos, recibimos intentos de agresión por parte de la población y se nos acercaron unos tipos intentando que les hiciéramos el saludo nazi. Allí empezamos a tomar conciencia del peligro, en el país donde estábamos.
“Desde aquel punto, hicimos unos 100 km buscando una zona segura donde dormir, porque la gente ni nos preguntaba dónde íbamos a dormir, sino donde íbamos a escondernos. Paramos en un sitio para buscar un baño. Yo pasé sin darme cuenta porque me fui corriendo al baño por una necesidad. Habíamos acordado, en nuestro grupo, darnos una señal de alarma al gritar Paella! Paella! En seguida, alguien lo gritó: Había un grupo de ocho personas que sólo al vernos entrar se levantaron de la mesa y venían hacia nosotros con malas intenciones. De allí tuvimos que escapar corriendo. Es increíble cómo una persona, por tener la piel negra, no puede bajar del coche sin mirar. No puede ir a un restaurante por lo que le puede pasar, no puede ir a cenar, no puede buscar un baño”.
“Los y las migrantes somos personas exiliadas del neoliberalismo”
Natalia Salomé Carvajal Ruíz, miembro de la Colectiva Resistencia Migrante Disidente, originaria de Ecuador, nos cuenta su historia. “Hablando de la migración ecuatoriana, salimos básicamente como exiliados. Somos exiliados. La gente que tiene derecho a la movilidad, viene, va, trabaja, estudia, regresa. Pero los y las migrantes somos personas exiliadas del neoliberalismo colonial capitalista heteropatriarcal”.
Natalia también nos cuenta de su hijo Ángel, que tiene 14 años y que tuvo en España. Él tiene visiones de posibilidades distintas a las de su mamá, quien migró de adolescente. Ella nos comenta: “Cuando le regalé a mi hijo un libro de un activista antirracista, titulado ¿Qué hace un negro como tú en un sitio como éste? Allí mi hijo tuvo una reacción interesante, diciéndome que siempre le regalo cosas para gente con la piel color cartón mojado. Y ésta es una estrategia de resistencia que él elaboró con amigos de su colegio, que también son hijos e hijas de migrantes latinoamericanos. Entonces, ellos son esta resistencia de la gente de piel color cartón mojado”.
Visita a la frontera
El proyecto de investigación toma el nombre “Colindar”, y parte, justamente, de la intención de visualizar el choque o encuentro de dos lugares: las zonas extremas que los migrantes atraviesan para llegar al Norte Global y este último como idea de abundancia y estabilidad.
La visita a la ciudad de Ceuta, única frontera terrestre de Europa con África junto a Melilla, ha sido un peregrinaje que hemos recorrido al revés de cómo suelen hacerlo los migrantes.
Cruzar el estrecho de Gibraltar es atravesar la frontera hacia lo incógnito. Es aventurarse, es derrumbar metafóricamente las viejas certezas de que el mundo terminaba en las Columnas de Hércules. En un lugar tan rico de historia y de simbolismo, resulta paradójico ir a registrar la frontera en la costa de Ceuta y encontrarse con sombrillas en las playas que colindan con la valla que separa España de Marruecos.
Allí es posible ver cómo, al otro lado, pasadas tres líneas de rejas, hay otras sombrillas y otras familias disfrutando de esos mismos lugares. Geografías unidas que el hombre decide separar.
Al cruzar la frontera de Europa con África percibí lo fuerte que pueden llegar a ser las desigualdades y anoté: “Lo absurdo de cruzar la frontera para un europeo es la conciencia que tiene del privilegio que le da tener un pasaporte y un color de piel que le permite recibir un trato digno. La niebla que se levantaba cuando estábamos próximos a la vuelta al continente y que nos impedía sacar las últimas fotos de la investigación, para otros constituía una irrepetible posibilidad de cruzar la frontera marítima sin ser visto. El ferry partió con retraso por tener que socorrer a una persona que estaba intentando cruzar a España por el mar. Otros veinte menores de edad fueron encontrados y socorridos recién llegados del mar a las costas de Ceuta. Me pregunto: ¿Cuántos de ellos habrán intentado el cruce en aquella mañana de niebla?”.
Open Studio
Para el cierre de la investigación, se realizó un Open Studio en el Centro del Carmen de Cultura Contemporánea (CCCC). Allí, Corvalán-Pincheira dio cuenta de los primeros resultados del trabajo, a partir de dos entrevistas seleccionadas: Una a Augusto Juan Epam Boneke y la otra a Natalia Salomé Carvajal Ruíz. Estos testimonios dan cuenta de historias de activistas sociales orientados a promover una mirada no racializada, decolonial y antipatriarcal, a partir de sus historias de vida.
Y es a partir de estas entrevistas, que el artista empieza a pensar en el cartón mojado como materialidad para dar forma al contraste que investiga y visibiliza. El cartón es un material pobre, que está ligado a trabajos escasamente remunerados. Por ejemplo, desde las artes visuales se relaciona con el envío y la conservación de obras, ya que comúnmente se usa para proteger de golpes, rupturas y de la dureza de los imprevistos.
Comenta Máximo Corvalán-Pincheira en su presentación en el CCCC: “Me interesa indagar las contraposiciones entre estos dos (o más) mundos, a través de la contraposición de materiales que pueden hablar de los lugares que ocupan, desde diferentes perspectivas o metáforas, a través de la recolección de cartón por la ciudad, la selección del mismo componiendo diferentes tonalidades, los textos impresos en el cartón (FRÁGIL) y de alguna forma el dramatismo que adquiere este material en el Open Studio al sumergirlo en agua. Junto a éste, otro estanque con un plástico negro que hace inevitable no pensar en la precariedad de las pateras de goma negra. Y recuerda, por supuesto, el color de los que la abordan. Pero esta vez, al estar sumergida, actúa como espejo para los asistentes en la exhibición que se asoman para encontrarse con ellos mismos”.
¿Cuál es el color del cartón o del cartón mojado?
El cartón puede tener muchas tonalidades, aun orientándose hacia el marrón, reubicando al centro del debate el tema de la tonalidad del color piel, que puede ser de tantas tonalidades cuanto diferente es la piel de cada uno.
De aquí́ la pregunta: ¿Cuál es el color del cartón o del cartón mojado? Y, finalmente, cuando se interviene con agua un cartón, éste se deshace, cambia de forma, se modifica y, finalmente, termina destruyéndose.
En esta composición, los distintos colores ocres toman nuevo protagonismo en este proceso, deconstruyendo certezas y poniendo al centro el cambio constante que el cartón mojado representa, como parte de un ciclo de seco a mojado, a seco nuevamente y así sucesivamente hasta su descomposición.
Y tal vez la descomposición de estos códigos de colores es a lo que aspiramos como humanidad. Superar el color de piel como barrera, que hoy en día se constituye como la frontera más grande.
Naturaleza
Actualmente, las investigaciones de Máximo Corvalán-Pincheira sobre movilidad han puesto su foco no sólo en las fronteras políticas, sino también en las fronteras naturales, que muchas veces coinciden con las primeras, donde la naturaleza juega un rol fundamental.
El artista indaga las contraposiciones y los puntos en común que viven la naturaleza y las personas en situación de movilidad internacional, con una voz a veces fríamente satírica cuanto profunda, poniendo en escena las diversidades y estirando los contrastes hasta poner a gritar las obras sin usar palabras.
Corvalán-Pincheira visibiliza, por medio de las entrevistas, el cruce de las fronteras naturales, tanto de parte de seres humanos como de otros sujetos de la naturaleza. Por ejemplo, las aves migratorias o el polvo del Sahara. El artista muestra cómo estos elementos comparten muchas veces la misma trayectoria y, sin embargo, tienen posibilidades diversas frente a los muros fronterizos, naturales o políticos.
“En el tiempo que he estado en Valencia, ha sido posible constatar los diversos anuncios de la falta de agua y las altas temperaturas en Europa, que visualizo como otras migraciones que no es posible detener con muros fronterizos. Pareciera que no tengan relación, pero si uno hace un análisis más profundo, es posible visualizar la sobreexplotación de los recursos, sobre todo en el Sur Global, para mantener los estados de bienestar del Norte Global. Si bien hasta hace unas décadas parecía que los efectos del cambio climático sólo afectaban a las zonas de saqueo, hoy nos estamos dando cuenta que este modelo en realidad termina afectándonos a todos. Esto es un síntoma que nos invita a ponernos de acuerdo en cómo vivir juntos. En este sentido, me interesa el intercambio entre el Norte Global y el Sur Global buscando nuevas posibilidades de encuentros”.
Conclusión
Máximo Corvalán-Pincheira retrata el fin de un modelo de sistema, que seguimos llamando desarrollo y que en realidad nos muestra su insostenibilidad. La que recae tanto en las personas migrantes como en el llamado “Primer Mundo”.
Un “Primer Mundo” que se agarra a rejas, muros y mareas para reforzar las defensas de un modelo decadente que se le retuerce en contra, con incendios, olas de calor y largas sequías. Porque el clima y las consecuencias de los abusos sobre la tierra no tienen fronteras, como no la tienen las personas que se ven en la obligación de migrar a Europa o a Estados Unidos. Una migración que ningún muro o política restrictiva de extranjería y migración puede parar.
Máximo Corvalán-Pincheira
Nace en el 1973 en Santiago de Chile. Es artista visual con una carrera nacional e internacional. Desde el 2009 investiga las relaciones geopolíticas y las migraciones con performance, instalaciones, objetos y operaciones visuales, interesándose en los espacios donde se encuentran y cruzan diversidades de problemáticas como fronteras naturales y políticas, cruce de personas, culturas o bienes.
Cristina Bianchi
Es socióloga, periodista y activista de derechos humanos. Trabaja manteniéndose fiel al encuentro con las personas y los lugares, insustituibles fuentes primarias de información y de crecimiento. Activa en el ámbito artístico desde la escritura, la gestión cultural y el artivismo. Le encanta reportar los procesos escondidos detrás de los resultados evidentes. Desde el 2020 acompaña y reporta los trabajos artísticos de Máximo Corvalán-Pincheira.
Más información en: www.maximocorvalan-pincheira.com