Un prestigiado, respetado o mediático médico, de avanzada edad, tiene una urgencia médica que se complica. Las certezas –del conocimiento, la medicina, de la familia, las relaciones humanas, de la dignidad y de la vida- se ponen en cuestión. Y con ello, la forma de mirar (y vivir) la vida. O lo que queda de ella.
Caso real
La película se basa en un caso real, chileno. El de Miguel Kottow, oftalmólogo, doctor en Medicina de la Universidad de Bonn y referencia en bioética.
En 2013, Miguel Kottow padeció una extraña enfermedad que paralizó parcialmente su cuerpo. Estuvo quince días internado en una clínica y, durante meses, estuvo recuperando sus capacidades motrices.
Esa experiencia, Kottow las plasmó en el libro “El pa(de)ciente”, donde muestra su experiencia de médico viviendo –padeciendo- al otro lado, el de paciente.
Para el público local, es muy relevante el hecho que se muestre una realidad local. Y que se haga desde alguien privilegiado, por ser parte del sistema, tener los conocimientos y no tener problemas económicos. Y ser tratado de forma especial por ser médico. Entonces, los problemas del sistema de salud (privado) aparecen en su esencia.
Otro punto destacado, es que el autor no se queda en la denuncia, en los hechos, en lo concreto. Indaga en los efectos que ellos tienen en las relaciones humanas, en los afectos, creencias, certezas.
El pa(de)ciente
Sergio Graf (Héctor Noguera) es un médico que ha vivido y viajado mucho. Una persona cul-ta, muy racional, que confía plenamente en la ciencia. En la razón. También cree en el buen morir, en la eutanasia.
“La empatía es enemiga de la eficiencia, al menos en medicina”, sostiene, con algo de soberbia al inicio del film. Una idea que se hará realidad en el transcurso de la historia.
Sergio es un patriarca, una referencia para colegas, estudiantes y medios de comunicación, estar viejo. Pero tiene cada vez menos control sobre la familia (de la vida de sus hijos y nie-tos) y, al mismo tiempo, aparentemente se pone más rígido en algunos aspectos.
Tratando de arreglar un acuario en su casa, sufre una caída. A partir de ese accidente, irá perdiendo autonomía llegando a ser completamente dependiente de su familia y de las instituciones: Isapre e instituciones de salud.
“Mi cuerpo y yo nunca fuimos buenos compañeros”, sostiene Sergio. Alguien experto en cuerpos…
Es una pérdida particularmente compleja, porque invade o, en cierto modo, le arrebata su lugar de conocimiento, de poder. De superioridad, en cierto modo. Un lugar –de médico- que choca con la eficiencia, la productividad –y lo impersonal- que debe tener el sistema.
“Tengo miedo de no poder vivir la vida de antes”, dice Sergio.
Este hecho, permitirá que el protagonista, su esposa, sus hijos, su hijastra Milena (Amparo Noguera), colegas y el sistema de salud se vayan mostrando en diferentes facetas. Un de-bate entre el deber ser, sentimientos profundos, contradicciones. Entre distintas formas de abordar la vida.
Lecciones de vida
Basada en un caso real, El pa(de)ciente es una invitación a ver y reflexionar sobre la vida, los afectos, las formas de relacionarnos y la muerte. Ante lo inminente de ella. Y el espacio intermedio, ese del deterioro, del quedar cada vez más fuera de la sociedad, quedar obsole-to.
El pa(de)ciente indaga en los sistemas de salud, dónde se pone el foco. En el buen vivir y en el buen morir. Temas cada vez más amplios y complejos, con el desarrollo de tecnologías y el aumento de las expectativas de vida.
La película abre un abanico de temas, como la dependencia familiar y/o dependencia institucional. La primera centrada en los afectos y el deber ser, pero a costa de despertar o reactivar conflictos, rencores. Además de poner una carga emocional y práctica insostenible en la familia. La dependencia institucional no sólo tiene grandes costos económicos: Salvo excepciones, pareciera ser que se queda a merced de una empresa, donde la eficiencia y la rentabilidad priman. Donde todo se cobra al paciente, incluido los errores propios.
“A la medicina le cuesta reconocer que las mentiras también ayudan”, dice Graf, abriendo la posibilidad a alternativas a la ciencia.
Otro tema son los efectos que el grave estado de salud del patriarca provoca en los diferen-tes integrantes de la familia. En esas situaciones tensas, demandantes, cada cual se mues-tra y saca aspectos más o menos ocultos. Ese proceso tiene o puede tener consecuencias en esas rutinas y equilibrios familiares.
La cinta de Constanza Fernández (Mapa para conversar) reúne un gran elenco, como Héc-tor, Amparo y Emilia Noguera (hijas de Héctor), Naldy Hernández, Daniel Muñoz, Gabriela Aguilera, Paola Giannini y Gregory Cohen, entre otros. Un
Vale, entre otros atributos, destacar la música de la cinta, a cargo de Ángela Acuña.
Constanza Fernández
Economista y máster en literatura y guion. Su primer film “Mapa para conversar” (2012) ga-nó el premio a Mejor Director en SANFIC7. Su cortometraje “No me pidas que no lo lamen-te” fue nominado a los Premios Pedro Sienna en el año 2009. Escribió además el guion del filme español “De espaldas al mar” (2006), del director Guillermo Escalona.
El Pa(de)ciente
Dirección: Constanza Fernández Bertrand
Guion: Constanza Fernández.
Elenco: Héctor Noguera, Amparo Noguera, Naldy Hernández, Emilia Noguera, Diego Casa-nueva, Daniel Muñoz, Paola Giannini, Gabriela Aguilera.
Dirección de Fotografía: Cristian Petit-Laurent.
Montajista: Soledad Salfate, Sylvana Squcciarini.
Diseño Sonoro: Christian Freund.
Sonido directo: Camila Pruzzo, Carlos Pérez.
Música Original: Angela Acuña.
Dirección de Arte: Tatiana Pimentel, Marcela Gueny.
Productores: Roberto Doveris, Constanza Fernández.
Compañías: Niña Niño Films, Celosa Producciones.
Co Productores: Fundación PACUAR.
Duración: 108 minutos
Distribuye: Market Chile
Estreno: jueves 12 de mayo.