Lírica Disidente (c)

Lírica Disidente: "Las elites culturales chilenas se guardaron la ópera para ellas"

Por Tu Voz

03 septiembre 2021 | 10:29

El tenor Nicolás Vásquez habla del concierto gratuito que tendrá lugar este domingo en la terraza de Perrera Arte, en el Parque de los Reyes.

Por Pablo Asenjo

Pertenecen a la generación del 90 y sus vidas han estado marcadas por el estallido social y la pandemia. Camila Guggiana (28) y Nicolás Vásquez (30) estudiaron música desde pequeños. Optaron finalmente por el canto y, en 2018, fundaron Lírica Disidente, iniciativa a la que poco después sumaron al bajo Ignacio Ramírez (27).

El proyecto nació por la primaria necesidad de cantar, pero luego, tras los primeros enfrentamientos con la realidad de la ópera en Chile, adoptó un perfil definitivamente independiente que apunta a construir un nuevo escenario para esta disciplina artística en el país.

Concierto gratuito al aire libre “Aquí se encajó mi canto”

Lírica Disidente realizará este domingo 5 de septiembre un concierto gratuito al aire libre para celebrar, en el Parque de los Reyes, los 26 años del Centro Experimental Perrera Arte, espacio que los acoge en la actualidad. La gala abierta se titula “Aquí se encajó mi canto” y considera un coro de 15 voces y la presentación de diez solistas, quienes interpretarán un variado repertorio que va de Mozart a Verdi y que concluirá con el estreno del arreglo coral del destacado músico nacional Álex Panes para la emblemática canción “El derecho de vivir en paz”, de Víctor Jara.

“Será un hermoso concierto que incluirá subtítulos de las letras para que el público entienda mejor lo que está ocurriendo y se está diciendo en escena”, cuenta en esta entrevista Nicolás Vásquez. En todas las ocasiones que han tenido presentaciones en lugares no tradicionales para esta expresión artística, como los conciertos impulsados por Moisés Mendoza y Sebastián Camaño en Villa Francia y otras poblaciones, siempre terminaron con los pelos de punta luego de su actuación, agrega.

“Esas experiencias le dieron un sentido mucho más profundo y más satisfactorio también a nuestra labor. Ahí terminamos de comprender que nuestra misión es llevar la experiencia artística a los territorios y a las comunidades”, cuenta el tenor, quien comenzó estudiando flauta traversa en el Conservatorio de la Universidad de Chile, aunque su formación como cantante lírico la completó en Barcelona, España, y con distintos profesores particulares, entre ellos Cristina Gallardo-Domâs. “Sin duda una gran maestra”, apunta.


-¿Qué pasa con la ópera en el país?

-Es una manifestación que está totalmente abandonada. Las elites culturales chilenas se guardaron la ópera para ellas, la sacan a relucir de cuando en cuando. ni siquiera la comparten con los profesionales que trabajamos en ella, como los cantantes. No es justo que la ópera esté viviendo esta muerte lenta a la que la condenaron las elites. No es justo porque la ópera puede llegar e impactar a todo el mundo.

-¿De verdad piensa eso?

– Por cierto. Es cosa de ver en el Paseo Ahumada cuando un cantante lírico se pone a cantar, cómo se junta la gente alrededor. Y es una cuestión instantánea porque el canto lírico conecta muy profundo con el sentir de la gente, porque posee la palabra y tiene la voz. La voz es el instrumento nato del ser humano. Hablamos para expresar lo que sentimos.

-¿Por qué no crece la ópera en Chile, entonces?

– Según nuestro análisis, hay mucho potencial en los intérpretes nacionales, hay grandes voces, pero no existe un medio que potencie su desarrollo. De acuerdo a un reciente catastro de la Asociación de Cantantes Líricos de Chile (Aclich), en el país hay alrededor de 170 cantantes líricos profesionales. El Teatro Municipal es el único espacio que tiene una temporada estable de varios títulos en un año, pero, con suerte, apenas un 20 por ciento de los cantantes son chilenos. En los teatros regionales suelen hacer un título al año y eso no es suficiente como fuente laboral. Son muy pocos los cantantes que pueden vivir de la ópera.

-¿Y cómo lo hace el resto?

– La gran mayoría de la gente hace clases particulares, canta en matrimonios, funerales, graduaciones, en todos los cancheos, como les decimos nosotros. Un cancheo es un pituto. Esa es la forma que tenemos de sobrevivir. Nosotros no tenemos espacios en Chile. En el Teatro Municipal las ventanas están cerradas con ladrillos para nosotros. No hay forma de entrar ahí, a menos que seas un favorito de la elite que maneja la cultura hegemónica en Chile.


-¿Hay alguna salida?

– Creemos que la salida es volver a los territorios y las comunidades. Es hora de que los artistas, los artistas líricos sobre todo, volvamos a ser parte del tejido social. Tanto para generar otra dinámica de vida para los propios artistas como para que la gente pueda interactuar y vivir la experiencia artística. Que no le sea ajena, como sucede en la actualidad. Curiosamente, en Argentina, un país que está al lado, no ocurre lo mismo.

-¿Cómo es eso?

– Cuando decidimos armar Lírica Disidente, empezamos a ver qué ocurría con experiencias similares a nosotros y ahí llegamos a Argentina. Porque en Argentina el medio de la ópera independiente es gigantesco. En una semana, uno puede ir a ver cuatro o cinco óperas a distintos lugares y de distintas compañías independiente. ¡Cuatro o cinco títulos distintos de ópera! Eso es algo impensable acá en Chile. Acá no existe ni siquiera un circuito alternativo, pero es hora de crearlo y construirlo desde nosotros mismos.

-Entonces se puede abrigar la esperanza de una ópera de alcance más popular.

– Por cierto. A Giuseppe Verdi lo sacaban en andas, arriba de los hombros, del teatro. Cuando fue la reunificación italiana, a mediados del siglo XIX, la gente rayaba en los muros la palabra Verdi, que aludía a Verdi y también era una sigla reivindicatoria de esa reunificación. La gente cantaba en las calles el “Va pensiero”, que estará incluido también en este concierto desde la terraza de la Perrera.

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