En junio de 2020, llegó a Chile por primera vez la obra “La huelga de los campesinos” de Violeta Parra, una arpillera de grandes dimensiones proveniente de Ginebra, Suiza. Los únicos datos que se tenían de la pieza es que se expuso en 1964 en el Museo de Artes Decorativas del Louvre, y que luego habría tenido una aparición en el documental “Violeta Parra, bordadora chilena”.
Dicha pieza se encuentra hoy en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), en donde está siendo sometida a un proceso de restauración a raíz de una alianza con el Museo Violeta Parra. Pero, ¿dónde se inicia el vínculo entre ambos museos?
La relación fue impulsada por la Rectoría de la Universidad de Chile a fines de 2019, tras el estallido social y el posterior incendio que sufrió el museo ubicado en avenida Vicuña Mackenna (Santiago centro).
Fue así como la Universidad de Chile ofreció almacenar sus obras y objetos, siendo custodiados por los equipos dedicados a la conservación, restauración y protección de la colección de ambos museos en las sedes de Quinta Normal y Parque Forestal.
Es así como hoy se encuentra en curso este proceso por parte del equipo de Conservación del Museo Violeta Parra, que retomó los tratamientos de sus obras en el marco del Plan Retorno del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de la U. de Chile. El trabajo se realizará aproximadamente hasta septiembre de este año en la sede Parque Forestal.
Trabajo colaborativo
“Las acciones de colaboración son fundamentales para un museo como el MAC. En especial cuando vemos la obra de Violeta Parra, quien es una artista integral, (y) sin duda nos hace pensar en lo que hoy denominamos como interdisciplinariedad. Violeta ya había integrado la música, las artes escénicas, la escritura, la plástica como motores de su creación, por lo cual es una mujer adelantada, que comprende las artes en una dimensión de complejidad, que podríamos decir es muy contemporánea. Esto nos vincula, nos hace mirarnos a nosotros mismos y mirar la historia para comprender que la colaboración es muy necesaria para construir espacios de contacto”, destaca el director del MAC, Daniel Cruz.
Por su parte, Cecilia García-Huidobro, directora del Museo Violeta Parra, afirma que “estamos muy agradecidos del apoyo que hemos recibido por parte del MAC. La misma noche del incendio del edificio aledaño a nuestro museo tuvimos el generoso ofrecimiento de un depósito para poner las obras a resguardo”.
“Cuando trajimos la arpillera desde Suiza, en plena pandemia y confinamiento, la recibieron en sus instalaciones. Por eso, considero muy simbólico que la restauración se haga ahí, puesto que enfatiza el trabajo colaborativo entre instituciones museales y posiciona a Violeta Parra en el espacio que alberga y difunde el arte contemporáneo, desde la Universidad de Chile”, dijo.
Pamela Navarro, coordinadora de la Unidad de Conservación y Documentación del MAC, en tanto, señala que para el museo, como espacio universitario, “es parte de su misión dar espacio a lo que se está produciendo afuera, y no únicamente a la producción artística puntualmente. En su historia también ha dado espacio y resguardo a numerosas instituciones culturales, incluyendo a sus colecciones, como fue el caso del resguardo que en dictadura dio a la colección del Museo de la Solidaridad, y en los ochentas al Museo de Arte Popular Americano, también de la Universidad de Chile”.
“Creo que la Colección del Museo Violeta Parra tiene mucho que dialogar con la nuestra, y eso abre un abanico de posibles investigaciones, curatorías, publicaciones, que enriquecerán el conocimiento de ambas colecciones y su transmisión. En temas más domésticos, hemos estrechado una relación indisoluble con el Museo Violeta Parra, y sus equipos podrían sacar bastante provecho mientras coexistimos: colaboraciones en conservación, mediación, investigación, gestiones conjuntas”, concluye Navarro.