Cuando fue fotografiado haciendo un gesto obsceno en la plaza Tiananmen, el artista disidente chino Ai Weiwei sabía que estaba provocando, pero no imaginaba que 26 años después su obra estaría en el corazón de una polémica sobre la censura en Hong Kong.
La excolonia británica ha disfrutado durante mucho tiempo de libertades desconocidas en el resto de China continental. Pero ahora lucha por mostrarse al nivel de su reputación como refugio cultural, a causa de la fuerte injerencia en el territorio por parte del poder comunista.
Inquieta por las protestas de 2019, Pekín ha desencadenado una drástica represión contra el movimiento prodemocracia mediante una ley draconiana de seguridad nacional, que también incluye al mundo del arte.
Desde su exilio berlinés, Ai Weiwei, el más famoso artista chino contemporáneo, está convencido de que Hong Kong sufre la misma estricta censura impuesta en China continental.
“Cualquier forma de libertad de expresión puede ser declarada ilegal o subversiva”, señaló Ai Weiwei, de 63 años, por teléfono a la AFP.
Museo ‘interrumpido’
“Esta ley ha sido aplicada en China continental y no hay dudas sobre que se aplica actualmente en Hong Kong”, subraya.
¿Arte en Hong Kong? Todos las miradas se centran en el Museo M+, cuya inauguración ha sido “interrumpida”.
Este espacio de 60.000 m2 finalmente abrirá sus puertas este año, con mucho retraso y la enorme ambición de competir con el Tate Modern londinense o el MoMA neoyorquino.
Este museo cuenta con una de las mejores colecciones de arte chino contemporáneo del mundo, sobre todo gracias a una donación del coleccionista suizo Uli Sigg.
El catálogo online del museo repertoria no menos de 249 obras de Ai Weiwei, así como fotos de Liu Heung-shing de la represión en la Plaza de Tiananmen, en 1989, algo censurado en China continental.
Pero, actualmente, muchos se preguntan sobre la competencia del museo para mostrar sus obras, en medio de un contexto represivo.
“Difundir el odio”
Los políticos hongkoneses proPekín ya acusaron al museo de violar la ley de seguridad y “difundir el odio contra el país”, destacando la foto de Ai Weiwei en Tiananmen.
El lunes, un funcionario del gobierno de Hong Kong afirmó que ésta no será expuesta cuando se inaugure el museo, añadiendo que la unidad policial responsable de garantizar la aplicación de esta ley de seguridad nacional podría evaluar la conformidad de todas las obras.
Ai Weiwei describió a los curadores del M+ como “grandes profesionales”, dotados de una “integridad creativa”, pero enfrentados a “un mundo que cambia demasiado rápido”.
Y, se pregunta si algunas de sus obras, que todavía se exhibían en 2016 en Hong Kong, estará en el M+.
“La sociedad hongkonesa liberal y democrática está en vías de desaparición”, se lamenta.
Artista polivalente: pintor, escultor y plástico versátil, Ai Weiwei ayudó a diseñar el “Nido de Pájaro”, el estadio pequinés para los JJOO 2008.
Sin embargo, se volvió la bestia negra del poder, primero provocando la cólera de Pekín al investigar el colapso de escuelas durante un terremoto en 2008 en la provincia de Sichuan, y un incendio que provocó decenas de víctimas en Shanghái, en noviembre de 2010.
En 2011, estuvo 81 días detenido, y cuatro años después se fue a vivir a Alemania.
“Un pequeño gesto”
Y, que el gesto con su dedo medio mostrado en Tiananmen enfurezca a los pequineses no le preocupa, todo lo contrario.
“No puedo ocultar sentirme orgulloso de ello”, afirma.
Esta foto, tomada en 1995 fue la primera de una serie titulada “Estudio de perspectivas”, integrada por más de cien similares tomadas frente a símbolos políticos o culturales, como la Casa Blanca, el Kremlin, la Tour Eiffel o La Mona Lisa.
Y, que Pekín se rebele contra esta imagen es precisamente su justificación artística.
“Un pequeño gesto de un individuo puede convertirse en un asunto de Estado y socavar los cimientos del autoritarismo”, destaca.