“La Isla De Las Gaviotas” se titula el proyecto que pretende convertirse en la campaña de crowdfunding más ambiciosa (y exitosa) del cine chileno: recaudar 100 millones de pesos para financiar la primera película con elenco y equipo conformado 100% por disidencias sexuales.
“En el cine siempre es complejo acceder a los gastos. Ahora que todo es digital, quizás es más accesible, pero para una gran producción es difícil, porque las mayoría de los eventos tienen un alto coso. Y las personas de la disidencia siempre hemos existido al margen de esos recursos”, reflexiona en diálogo con BioBioChile Sebastián Ayala, director e ideólogo del proyecto
El actor, recordado por su personaje “Maicol” en la serie “El Reemplazante”, se inmiscuye otra vez en una historia que se relaciona con los contextos sociales hostiles, pero esta vez desde la piel de un protagonista que va descubriendo su identidad sexual.
“La película tiene varios orígenes”, explica sobre las motivaciones del proyecto, que se remondan a 2015 cuando alistaba el estreno de la obra teatral “Agorafobia”, inspirada en el incendio de la discoteque porteña Divine.
“Yo creí en Valpo, crecí con la historia de la Divine, una historia poco clara y un mito en el mundo LGBT. Decidí investigar por mi cuenta y llegué al archivo judicial, desarchivé el caso para leer la investigación de casi 10 años, y me encontré con una historia interesante del mundo gay de los 90 y principios de los 2000”, recuerda.
Fue en esa época en que también conoció el travestismo circense, de la mano de los circos Timoneo y Fabiola Taylor. “Una de mis motivaciones fue rescatar esas historias y considerar a Valpo como cuna del transformismo, del mundo disidente”, agrega.
“Pude conocer otras transformistas de la antigua escuela, y fui testigo de los espectáculos de esos circos que son el inicio del transformismo en Chile y de esa manifestación artística en América Latina. El circo de transformistas es un fenómeno que solo ocurre en Chile”, detalla.
“La Isla De Las Gaviotas” sigue el crecimiento de un adolescente no binario que “sobrevive a la violencia de la periferia, de la educación pública e, incluso, de su propia familia”; todo esto desde una ciudad puerto que a veces encandila y asusta.
En la historia, el protagonista es Kareem, un joven de 17 años que vive con su familia en una de las casas reconstruidas de los megaincendios de 2014; los mismos que consumieron más de 2.900 casas en 8 de los 45 cerros de Valparaíso.
“Motivade por una peluquera transgénero, un escort venezolano y una drag queen porteña que acaba de conocer, Kareem decide participar en un concurso de transformismo organizado por una discoteque gay porteña a escondidas de su familia”, agrega la descripción.
A pesar de las referencias autobiográficas (el actor es oriundo del Cerro La Cañas, uno de los más afectados por los siniestros de aquel año), Ayala aclara: “Creo que lo personal es político también… Finalmente esto no solo me atraviesa a mí. Yo estudié con crédito universitario, por ejemplo, pero mi experiencia no es la única y hay muchas personas en Chile que se podrían ver reflejadas con esta historia. Mi familia es una familia muy típica chilena, de la clase media, por tanto estoy hablando de mí y de mi historia personal, pero esta se conecta con el cotidiano de cualquier persona”.
Sobre lo anterior, entrega un ejemplo: “Yo crecí en los noventas y vi cómo se construyeron malls y torres en lugares donde no se podía construir, entonces esta película habla de esa ciudad que vive esa transformación, de cómo se destruyen espacios para construir otros, de cómo no existe una planificación o un dialogo y todo se va armando en el camino. Una metáfora de lo que le pasa al personaje, que arma su vestimenta con lo que encuentra de la feria o en la calle”.
Por lo mismo, la bahía porteña es una pieza fundamental en el desarrollo de la historia. “Es donde convergen este tipo de cosas, donde puede haber un centro comercial de los 70 u 80 y al frente un edificio moderno; Valpo es eso”, reflexiona.
“Grabamos escenas en la galería Tres Palacios, en peluquerías que son icónicas de ahí y que tienen tecnologías antiguas. El cerro donde filmamos es el cerro donde yo creí, que después del incendio quedó consumado como hasta la mitad; los colegios antiguos que antes eran instituciones católicas y hoy son colegios abiertos. Todos esos lugares son parte del imaginario”, añade.
Por ahora, este es uno de los proyectos que mantienen ocupado a Ayala, quien se debe enfrentar cada tanto a una misma pregunta: ¿se concretará alguna vez la tercera temporada de “El Reemplazante”, una de las series chilenas más visitadas durante el último año de pandemia?
“El Reemplazante fue una escuela para mí, una oportunidad de trabajar con tremendos actores y actrices, fue una forma de aprender a contar una historia, con tranquilidad, conciencia y transparencia. De discutir las escenas, la acción. Nicolás Acuña fue un tremendo director para mí”, cuenta
“Me encantaría hacer una tercera temporada, estoy abierto a que la historia se cierre, pero no depende de mí. Por lo menos por mi parte, no hay nada al respecto”, dice.