“Somos muchos, muchos, de punta a punta del país”, dice Claudia Bau cuando alude a los cultores chilenos del denominado Nuevo Circo.
Por Leopoldo Pulgar Ibarra
Pero la actual presidenta de la asociación gremial, fundada en 2005, sabe que están “en pleno proceso de reorganización”, con un solo objetivo: instalar esta especialidad escénica en la posición que merece.
“Desde el año pasado retomamos el trabajo re organizativo para conquistar las políticas que se necesitan”, en coincidencia con las redes nacionales de artistas, cuyas demandas buscan sacar a la cultura y las artes de la “precarización en que están”.
Claudia es payasa –se autodefine payasa social o payasa facilitadora, vinculada a la educación– y asegura que en el Nuevo Circo hay gestores, productores, músicos y una gran variedad de artistas callejeros (semaforistas) y de sala, cuyo volumen y peso esperan ratificar en un catastro.
“El nuestro es un sector muy precarizado de artistas independientes”, pese a lo cual reafirma que “el circo, el arte y la cultura son fundamentales en la vida, tanto en la educación, como en la calle o bajo una carpa… sobre todo en la época que vivimos”.
Circo y circo
Francia y España son países donde el Nuevo Circo o Circo Contemporáneo tiene un desarrollo a la par de otras artes.
La misma Claudia, comunicadora audiovisual de profesión, estudió dos años improvisación desde el clown en la escuela Rinclowncito, en Barcelona, y en otros talleres específicos, además de trabajar en el Teatro Almazen, “cuna de los payasos”.
En total, diez años de aprendizaje en la península que se fundieron con la herencia artística de una tía abuela argentina que levantaba carpa en Alameda con General Velásquez (Santiago, década 80).
No fue raro, entonces, que en 1998 se vinculara con El Circo del Mundo Chile o diera talleres en lugares como Maullín y Carelmapu, en el sur de Chile.
¿Nuevo Circo Contemporáneo versus circo tradicional?
“No, pero sí reflejan un punto de desencuentro. El Nuevo Circo se asocia más al arte teatral, aunque utiliza las mismas herramientas: malabarismo, trapecio, mastro chino…
“El Nuevo Circo desarrolla una dramaturgia –el tradicional, número por número- y su mensaje es más notorio; busca el virtuosismo y la elegancia. Hoy los circos tradicionales están proponiendo algo más teatral”.
“Creo que en el humor hay una diferencia llamativa: en el circo tradicional predomina la picardía mientras que el Nuevo Circo, además de la picardía y lo emotivo, se juega por una mayor elaboración de ideas”.
Hay pocas payasas…
“Sí, tanto en el circo tradicional como en el Nuevo Circo… En mi experiencia como payasa, junto con otras compañeras, estamos buscamos una mirada más feminista del Nuevo Circo… Queremos ir eliminando la violencia que sugieren los golpes y caídas circenses que provocan risas”.
Cruce de palabras
Claudia sabe técnicas circenses básicas: “Tres veces me caí del trapecio, la tela me resultó dolorosa. El clown es mi bandera de vida”, dice.
“Me dedico más a la educación desde el circo. Trabajo con adultos mayores como facilitadora, a través de la risa: se busca una mirada más lúdica desde el presente absoluto como forma de vida”.
Payaso y circo se usan a veces para descalificar…
“Claro, si eres mal político eres un payaso y así… Hemos luchado mucho en contra del uso negativo de la palabra. Pero a través de la historia alude a un artista que es capaz de hacer reír y llorar. El circo es un espejo de la sociedad: me río de una rutina, porque allí me veo reflejado”.
La figura del payaso asusta a los niños…
“Sí, por sus grandes chalupas, traje exacerbado, peluca y harto maquillaje… Después se les pasa. En el Nuevo Circo el payaso se adapta a la época: por ejemplo, los payasos de hospital usan poco maquillaje; otros a veces se ponen la nariz roja y algo de rubor… otros nada. Para mí el clown suena distinguido como nombre para referirse a lo que hacemos”.
¿Qué piensas del payaso “semaforista”?
“Muestra la precariedad en que se desarrolla el arte en el sistema vivimos. Algunos lo hacen para probar sus técnicas y mostrar el mundo del circo otros las usan como una forma de subsistir. Todas son parte del Nuevo Circo.”
¿La calle es un escenario temible?
“Potente, difícil, asusta, tiene su qué… Con el estallido social hicimos Barricadas Culturales en distintas poblaciones de Santiago… Puede pasar de todo”
Demandas urgentes
Junto con reinvindicar las resoluciones de la Mesa Social AAEE (Artistas Escénicos), que firmaron más de 50 agrupaciones, Claudia Bau puntualiza lo que su sector exige en lo inmediato, en función de terminar con “la precarización del arte y la cultura que la pandemia sacó a flote”.
“Vivimos de subsidios y proyectos, pero qué pasa con aquellos que no los ganan, sin contrato de trabajo o con boletas de honorarios.
“Las artes escénicas son un derecho de la gente, educan, dan contención emocional. En cuarentena los niños se meten en el arte, pintan, cantan… A través del arte se educa”.
“Nosotros demandamos: Que el Estado sea garante de la necesidad del Arte y la Cultura como un derecho, no un bien económico; inclusión para que cada área artística defina lo que necesita;
“Exigimos crear mesa intersectorial de diálogo para analizar el destino de los fondos reasignados; entrega ahora de los fondos de cultura; subsidios de emergencia para familias que no tienen para comer.
“Financiar un programa de actividades relacionadas con la comunicación y la contención emocional de las personas en situación de crisis”.