El Cine chileno, hace mucho tiempo, ha abordado los temas sociales contingentes. “Valparaíso mi amor” (1969) de Aldo Francia, “El chacal de Nahueltoro” (1969) de Miguel Littin, “Caluga o menta” (1990) de Gonzalo Justiniano, “Johnny cien pesos” (1993) o “Taxi para tres” (2001) de Orlando Lübbert son algunos ejemplos.
En el Día del Cine Chileno (en homenaje a Carmen Bueno y Jorge Müller), es bueno recordar algunas cintas que, desde distintos ángulos y abordando diversos temas, nos hablan del Chile de hoy, ese que, en buena medida, se expresa en la calle.
La selección aborda los últimos 5 años, y abarca diversos temas.
Una pequeña selección
Movimiento estudiantil
“La isla de los pingüinos”
La película de Guille Söhrens recrea lo que fue la primera toma de un establecimiento escolar pagado, el Manuel de Salas. Y la gran virtud es que muestra la toma desde “adentro”, desde los estudiantes que la realizan. En este sentido, vemos la diversidad de los estudiantes, las diferentes motivaciones, la manipulación política, la tensión entre el compromiso colectivo y los sueños individuales, entre otros temas.
A lo anterior se agrega el que Guille Söhrens realiza una película que tiene algo de autobiográfica, porque el estudió en ese establecimiento fue parte de esos hechos.
Marginalidades territoriales: “Perros sin cola”, “Trastornos del sueño”, “Volantín cortao”
Estas cintas abordan marginalidades en distintos lugares: “Perros sin cola” aborda a una joven que no sabe qué hacer de su vida y cómo sobrevivir viviendo con su madre y la pareja de ésta en Antofagasta; “Trastornos del sueño” muestra la vida de un trabajador que es despedido de un edificio y transita por una ciudad gris y poco estimulante al tiempo que vive en una vivienda social con su madre y su abuela; y “Volantín cortao” es la historia de una joven de clase media que hace su práctica como trabajadora social y se enamora de uno de los jóvenes que debe atender.
“Perros sin cola” (2019)
El primer largometraje de Carolina Quezada aborda un mundo precario de Antofagasta a través de Rosario, una adolescente que no está asistiendo a la escuela, vive con una madre (Paty) que trabaja todo el día y no sabe nada de ella, y la pareja de ésta.
“Perros sin cola” no lleva a un ambiente marginal que casi no se relaciona con otros mundos (salvo la madre, que trabaja en una casa lujosa). Es la Antofagasta de los cerros, sin sueños ni esperanzas, donde la precariedad material y humana dejan a las personas a la deriva.
“Trastornos del sueño” (2018)
“Trastornos del sueño”, de Sofía Paloma Gómez y Camilo Becerra como guionistas y directores, y gran actuación de David Hernández como Joel, sigue a un hombre que trabaja de conserje, de nochero o de guardia. Pero siempre de manera precaria y por un sueldo bajo. Joel mantiene una relación sexual con una prima recién separada.
“Trastornos del sueño” muestra una vida precaria tanto en lo material como en la afectivo y en habilidades sociales, siempre al límite de fracasar. Una vida donde los problemas son tantos que pareciera que siempre hay una gran nube negra sobre Joel, que no tuviera salida alguna. Una gran película para explicar parte de los problemas mentales que hay en Chile como de rabias acumuladas.
Volantín Cortao (2014)
La película, dirigida por los estudiantes de Cine UDD Aníbal Jofré y Diego Ayala, aborda la historia de una joven asistente social que, realizando su práctica profesional en un centro de menores en la comuna de La Cisterna, se relaciona emocionalmente con Manuel, un joven en riesgo social que ella debe atender.
“Volantín Cortao” muestra el mundo de los centros de menores y sus diversas precariedades. Pero también muestra las dificultades de Paulina, la asistente social, una joven de clase media que no logra entusiasmarse y encontrarle sentido a su vida.
Identidades en cuestión: Rara, Jesús
Estas dos cintas ponen en cuestión, casi en las antípodas, temas como la identidad sexual, las discriminaciones asociadas, y los deseos -o no- de luchar por sus convicciones.
“Rara” (2017)
“Rara” (2017) aborda el conocido caso de la jueza Atala, cuando se le impide criar a su hija después que se separa para emparejarse con una mujer. “Rara” tiene la virtud de entregar la mirada una de las hijas de la jueza, al tiempo de mostrar una sociedad prejuiciosa y discriminadora.
Jesús (2017)
La película de Fernando Guzzoni (Carne de perro) muestra la vida y el entorno de un joven de clase media (vive en las Torres de San Borja, centro de Santiago) que no estudia ni trabaja, que vive solo con su padre (bastante ausente, que debe viajar bastante seguido por razones de un trabajo que nunca sabemos en qué consiste). Guzzoni muestra sin juzgar una realidad cruda inspirada en el entorno de los protagonistas del “caso Zamudio”. “Jesús” pone temas difíciles, incómodos, dolorosos, sin filtros, sin concesiones y siendo… “políticamente incorrecto”.
El “encuentro de dos mudos”
Mala junta (2017)
“Mala junta”, la alabada ópera prima de Claudia Huaiquimilla, aborda el conflicto mapuche por medio del encuentro entre un “chileno” con problemas producto de pequeños robos que su madre lo manda a vivir con su padre en el sur del país y un joven mapuche. A través de la relación entre ambos jóvenes se ven las diferencias y coincidencias entre esos dos mundos marginales y marginados.
Racismo “made in Chile”
“Perro bomba”
“Perro bomba” sigue a un haitiano que, luego de golpear a su empleador exasperado por sus dichos y trato racista, debe enfrentar la doble discriminación: de los chilenos como de su propia comunidad, empeñada en transmitir una “buena” imagen al país para poder ser aceptados.
La película de Juan Cáceres recurre a actores aficionados, al trabajo colectivo y la improvisación, logrando mostrar esa comunidad haitiana.
La Clase alta-alta: “Aquí no ha pasado nada”, “Los perros”
Dos miradas sobre las “pugnas internas” de la clase alta, en las que se muestran las disputas de poder al interior de ella, haciendo sutiles -pero brutales- diferencias de “clase”. Donde queda claro, que por sobre el machismo prima el clasismo.
“Aquí no ha pasado nada” (2018)
“Aquí no ha pasado nada”, de Alejandro Fernández Almendra, es una cruda película basada en el conocido caso del hijo del ex-senador Carlos Larraín. En ella se muestran las diferencias sociales dentro de la clase “alta-alta”, con una notable escena de Luis Gnecco interpretando a abogado defensor de Larraín. Una síntesis de cómo funciona un grupo de la élite económica.
“Los perros” (2018)
“Los perros”, de Marcela Said, muestra la pugna permanente en la clase “alta-alta” por el poder, incluso entre amigos o al interior de la familia. Es una película hecha con conocimiento, que transmite de manera muy crítica vivencias de la directora, logrando una radiografía dura, casi despiadada.
El cine chileno, casi siempre, ha dado luces, señales, ha prendido alarmas sobre temas contingentes. Pero para que funcionen, hay que verlo…