Robert Frank, un pionero de la fotografía documental cuyo estilo crudo y subjetivo lo ubicó entre los más grandes fotógrafos del siglo XX, falleció el lunes en Canadá, a los 94 años.
El fotógrafo “falleció anoche por causas naturales en el hospital de Inverness”, en Nueva Escocia, indicó el martes a la AFP una portavoz de la galería Pace/MacGill de Manhattan.
“Robert Frank simplemente cambió la forma en que el mundo mira a Estados Unidos: con su ojo de inmigrante puro y extraordinariamente hábil, nos vio tal como somos”, dijo Peter MacGill, propietario de la galería y amigo del fotógrafo desde hace más de 40 años.
Numerosos fotógrafos se volcaron a la redes sociales para manifestar su pesar y dedicarle palabras de admiración a quien, con sus célebres imágenes en blanco y negro del “American Dream”, había impactado su mirada de las cosas.
“Descansa en paz, genio estadounidense”, tuiteó Jerry Saltz, crítico de la revista New York y galardonado con el Pulitzer de la crítica. “Él publicó ‘The Americans’ en 1958. Cambió el mundo“.
Fue precisamente con “Los Americanos” que el fotógrafo, que nació en Suiza y llegó a Nueva York a los 23 años, saltó a la fama, una mirada franca de la sociedad estadounidense que se tornó increíblemente influyente.
Muchos recordaron una frase del escritor Jack Kerouac, que había escrito el prefacio de esa obra emblemática.
“Con su pequeña cámara, que levanta y manipula con una mano, él ha sacado de Estados Unidos un triste poema, haciéndose su lugar entre los poetas trágicos de este mundo”, escribió el autor de “En el camino” antes de agregar: “A Robert Frank le envío este mensaje: tienes ojos”.
Pero también celebridades del mundo de la música lamentaron su partida. La legendaria banda Rolling Stones, con la que Frank colaboró en varias ocasiones -en especial dirigiendo el documental Cocksucker Blues (1972)-, lo calificó de “visionario”.
“Fue un artista increíble cuyo estilo único rompió el molde”, escribió el grupo en Twitter.
Fotógrafo de ruta
Nacido el 9 de noviembre en Zúrich, Suiza, creció en una familia de industriales judíos alemanes, y se apasionó por la fotografía a los 12 años. Aprendió el oficio como asistente fotográfico en Zúrich y Basilea entre 1940 y 1942.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Frank se mudó a Estados Unidos, donde se dedicó a la fotografía de arte y de moda para revistas como Fortune, Life, Look y Harper’s Bazar.
Pero confesó un “cansancio del romanticismo”, y con su audacia y un par de Leicas, comenzó a registrar escenas de la vida cotidiana.
Su libro más fundamental nació de una serie de viajes de carretera por Estados Unidos con su familia a mediados de los años ’50, un viaje similar al de su amigo y escritor Jack Kerouac y otros beatniks.
Las técnicas clásicas de la fotografía no servían de mucho a Frank, que produjo una montaña de 28.000 imágenes, de las cuales eligió apenas 83 para el libro que reescribió las reglas del fotoperiodismo.
En mostradores de restaurantes y cines al aire libre, en la Ruta 66 y en fiestas con champán, su estilo expresivo, descarnado, desnudó un abanico de emociones y relaciones, sobre todo raciales, que raramente eran halladas en las revistas ilustradas de la época.