El problema que crea en forma gratuita (“errores no forzados”) el Gobierno (MOP y Ministerio de las Culturas, en este caso) se soluciona con medidas que no abordan los problemas de fondo y significan más gasto público. El fondo: improvisación y falta de criterios claros.
Concurso para tres esculturas por 350 millones
¿Por qué hacer un llamado “cerrado” a un concurso que considera 350 millones para tres esculturas? Se argumenta la necesidad de garantizar que los ganadores tengan la calidad y experiencia necesaria para hacer esas obras (considerando además que están muy atrasados los plazos, puesto que las esculturas deben estar instaladas en noviembre de este año).
En la vereda opuesta, los argumentos es que quedan grandes y destacados artistas excluidos, como son, por ejemplo, Francisco Gazitúa, Vicente Gajardo y Mario Irarrazaval, por mencionar sólo algunos. Y que bastaría poner ciertas condiciones básicas que garantizaran calidad y experiencia para poder participar (como se hace en muchos concursos de arquitectura, por ejemplo).
Marco del concurso
El concurso, organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y la Comisión Nemesio Antúnez (Ministerio de Obras Públicas) busca instalar tres esculturas de grandes dimensiones en el Parque Bicentenario Cerrillos (ex-aeropuerto internacional de Santiago) en el marco de la COP25 (Conferencia de las Partes) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Con esta iniciativa, prioridad presidencial, se espera dejar como legado obras de infraestructura, paisajismo y de arte, a cargo del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (MINVU), Ministerio de Obras Públicas (MOP) y Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Se definieron dos áreas: Zona Azul, en la cual se realizan las negociaciones, y Zona Verde, en la que se desarrollarán actividades paralelas a la conferencia -distintas de los procesos de negociación-, para mostrar la innovación y compromiso del país contra el cambio climático.
El concurso
Se definió instalar tres obras escultóricas: una en el acceso al recinto, que se constituirá en la imagen conceptual de la COP25; y dos que se emplazarían al interior, en la Zona Verde; todas las cuales deberán trabajar en torno a los conceptos que se tratan en la convención: sustentabilidad, cambio climático, medio ambiente, energía.
Los criterios para seleccionar a los artistas nacionales son que hayan sido sancionados por algún jurado, comisión u otro reconocimiento oficial, y aquellos de probada calidad y capacidad de producción de obra, considerando que las obras deben estar instaladas en noviembre de 2019.
Aduciendo a lo anterior, fueron convocados los siguientes artistas: Norma Ramírez, Cristián Salineros, Patrick Steeger, Pablo Rivera, Alejandra Prieto, Federico Assler, Gonzalo Díaz, Fernando Prats, Bernardo Oyarzún, Julen Birke, Josefina Guillisasti y Francisca Sánchez.
El presupuesto para este concurso es de $ 350.000.000.
El día 26 de abril, se convocó a los artistas mencionados y se realizó la visita a terreno el día 30 de abril.
Las dudas son: ¿Por qué se convoca con tan poca anticipación? ¿Por qué se convoca a un número tan limitado de artistas cuando hay tantos escultores que tienen experiencia, con importantes obras en espacios públicos?
La Sociedad de Escultores de Chile (SOECH) no fue convocada, y sólo se enteró hace pocos días de este concurso. ¿Cuál es el sentido de no trabajar con los artistas, de sumar en obras importantes para el país y su desarrollo cultural?
Reclamos de la SOECH y la “solución”
El jueves pasado, y ante diversas gestiones, Raul Irarrázabal (Director Nacional de Arquitectura y presidente de la Comisión Nemesio Antúnez, CNA) y Gabriella Pavone (MOP) se reunieron con Laura Quezada y Lorena Olivares, de la SOECH.
Las representantes de la SOECH plantearon que no estaban de acuerdo con un concurso cerrado dada la relevancia del concurso y la importancia que tendrán las esculturas, y cuestionaron la lista de artistas convocados, considerando que importantes nombres quedaron fuera. Finalmente solicitaron que hubiese un representante de la SOECH en el jurado.
Raúl Irarrázabal tuvo una reunión extraordinaria con miembros de la CNA, entidad responsable de los nombres elegidos.
Raúl Irarrázabal informó, en forma telefónica, los acuerdos alcanzados:
1. Se realizará un Concurso de Arte Público abierto a todos los artistas chilenos, para crear una escultura que será instalada en el Parque Bicentenario Cerrillos, con un presupuesto similar al del concurso COP25. La convocatoria se hará en agosto próximo. La recepción y exposición de anteproyectos, jura y premiación se realizará en el marco de la COP25 en diciembre. La obra ganadora deberá estar instalada el 2020.
2. El concurso COP25 sigue adelante bajo las mismas condiciones con que fue aprobado, es decir, es un concurso cerrado por invitación para los 12 artistas ya nominados.
Lo planteado por Raúl Irarrázabal, si bien no soluciona los problemas de fondo, permite bien convocado, con plazos razonables, y la participación en la COP25 (en la exposición de las propuestas que se presenten al concurso). Un de la SOECH