La iguana de Alessandra es la primera comedia escrita y dirigida por Ramón Griffero, figura emblemática de las artes escénicas nacionales. “Reír es una emoción develadora de nuestros pensamientos internos y nos genera el placer de la felicidad. Hoy en día es necesario sentirnos felices. Y esa es la premisa que guía esta obra”, explica.
Representada a través de canciones y coreografías, y con un elenco de diez destacados actores de la escena nacional, la obra sumerge al público en un viaje a través de grandes momentos históricos del siglo XX.
Todo comienza en el Santiago actual. Alessandra, interpretada por Paulina Urrutia, es esposa de un importante astrónomo (Pablo Schwarz) que pasa sus días estudiando el cielo desde los observatorios del Cerro Tololo. Pero de pronto, cual Alicia en el país de las maravillas, se convierte en una joven aristócrata en la Venecia de los años cuarenta.
Entre las opulencias de su palacio y los estragos de la II Guerra Mundial rescata a Jazmín, una iguana muy particular que le hará descubrir sus emociones ocultas, transformándose en su motor revelador.
Gracias a los misterios de la física cuántica, juntas conocen a Federico García Lorca en Granada y se internan en Las Meninas de Diego Velázquez. Tras abandonar la España de Franco, Alessandra se convierte en una enfermera que es capturada por el ejército islámico en Siria y posteriormente en una líder de la revolución cultural china de la mano de Mao Tse-Tung. También regresa a Chile, esta vez, en plena época del Frente Popular. En pocas palabras, un recorrido poético por diversas revoluciones que han modificado el devenir de la humanidad.
El elenco está liderado por Paulina Urrutia y Pablo Schwarz, a quienes se suman Omar Morán, April Gregory, Taira Court, Felipe Zepeda, Alejandra Oviedo, Juan Pablo Peragallo, Italo Spotorno y Gonzalo Beltrán.
“La iguana de Alessandra está inspirada y fue escrita para la actriz Paulina Urrutia, con quien vengo trabajando desde el año 2000 en obras como Cinema Utoppia, Tus deseos en fragmentos, Prometeo el origen y 99 La morgue”, explica el dramaturgo y director Ramón Griffero. “Es un homenaje a una amiga y actriz que ha generado un referente en la actuación contemporánea. Al escribir la veía actuar, y las frases y diálogos emergían de su corporalidad. Fue un deleite escribir para ella y que aceptara protagonizar la obra”, agrega.
La escenografía configura un espacio operático, donde desfilan los diversos mundos y épocas en que se desarrolla la trama. Asimismo, Vargas es la responsable de la creación de los más de 50 vestuarios que se utilizan en escena.
La música de La iguana de Alessandra fue compuesta por Alejandro Miranda quien, a la fecha, ha participado en más de 50 montajes. Tonadas, rancheras, pasos dobles, cantos islámicos y ópera china constituyen la columna vertebral de una obra donde el sonido marca el ritmo de la interpretación.
“Con el paso del tiempo vemos como los grandes emprendimientos sociales del siglo XX que fueron tragedias hoy se vislumbran como grandes escenas de una comedia humana. Parafraseando a Karl Marx, la historia se da primero como tragedia y luego como comedia. Y ese es el punto de vista que asume este montaje”, finaliza Griffero.
Teatro Nacional Chileno, Sala Antonio Varas
¡HASTA EL 28 DE JULIO! Jueves a sábado, 20 horas.
Entradas: $7.000 general, $4.000 estudiantes y tercera edad. Jueves popular: $3.500 (precio
único). Venta de entradas en boletería del teatro.