Jaime Lorca me contó que hace un tiempo que fue a presentar una de sus obras de teatro a Iquique o a Antofagasta durante un fin de semana. Entonces se contactó con la municipalidad para hacer una presentación en un colegio unos días antes.
Jaime se llevó una gran sorpresa al reconocer a un par de estudiantes viendo nuevamente la obra el fin de semana, pero acompañados de sus padres.
A partir de esta historia surge la siguiente idea:
Hacer los estrenos de películas chilenas (documentales y de ficción) en colegios en forma masiva y con varios días de anticipación al estreno en salas (desde un mes antes).
En los últimos años, el cine chileno muestra buena cantidad y calidad de producciones. Del total de estrenos, cada año hay al menos 8 buenas cintas. Sin embargo, las cifras de espectadores, salvo algunas excepciones (y descontando la “televisión” hecha en formato cine), son malas. El cine chileno sigue teniendo poco público en el país.
Por otro lado, los estudiantes de colegios no van a ver cine chileno pagando entrada. Menos cine documental. En este sentido, esta propuesta no estaría restando público a las salas de cine, pero si aumentaría en forma significativa el número de espectadores, lo que si es importante para los creadores como para quienes financian las cintas (Corfo, CNCA, empresas públicas y privadas).
Sin embargo, retomando la historia de Jaime Lorca, una iniciativa así podría, a través del boca a boca, podría llevar más público al hacer que los estudiantes difundan lo que vieron (seleccionando bien las películas y preparando un buen ambiente antes y después de las exhibiciones).
Los objetivos
El primero es que el cine chileno tenga público. Para quienes hacen cine lo primero debiera ser que sus cintas sean vistas. Esta iniciativa podría garantizar que varias decenas de miles de personas vean las películas seleccionadas.
El segundo objetivo es promocionar el cine chileno a través del boca a boca. El cine chileno (salvo las pocas producciones que tienen grandes campañas de publicidad o son “televisión” hecha en formato cine) se difunde lentamente, con fuerte incidencia de la recomendación de amigos y conocidos. Creemos además que los jóvenes y los niños son grandes promotores (en la medida que se seleccionen bien las obras y que se presenten en forma adecuada).
Tercero es generar audiencias. Un grave problema del cine chileno es la falta de audiencias. Esta iniciativa va donde están en forma “natural” niños y jóvenes para formarlos en la apreciación del cine chileno, incluyendo otras variables como son incorporar temas y debates locales y actuales, lenguajes (hablados, gestual, visual, etc) propios. Después de pocos años se podría contar con cientos de miles de personas habituadas a ver cine local.
Cuarto es generar contenidos y debates a través de obras que abordan temas locales. Hoy es posible y relativamente sencillo generar cartillas que sirvan de guía a profesores para facilitar tanto la preparación previa como las dinámicas posteriores a la exhibición de las películas. Estas guías debieran adaptarse a cada cinta y permitir diversos enfoques, ampliando las posibilidades y el interés de los colegios y de los profesores por exhibirlas en horarios de clases. La idea es que las películas sean buenas instancias y excusas para introducir temas que son parte de las materias tratadas en los colegios.
En relación al punto anterior, es importante destacar que el cine chileno está abordando nuevos temas, con una oferta amplia y variada (donde las deudas más marcadas son el cine dirigido a niños y púberes como la falta de comedias inteligentes).
Quinto: tener el pulso de los que serán las potenciales nuevas audiencias, en términos de temas de interés, estéticas, ritmos, etc. El cine tiene que desarrollarse mirando lo que debieran sus (futuros) espectadores, es decir niños y jóvenes, que serán en corto plazo los espectadores que irán a salas (o pagarán para ver los estrenos en sus casas).
Los costos
Exhibir cine en colegios hoy en día es bastante económico, y no sería un gran costo habilitar en los colegios un espacio para esos fines.
El proyecto se debiera implementar en forma paulatina, partiendo con establecimientos que tengan las condiciones, para así tener tiempo de mejorar la propuesta y su implementación como para gestionar recursos para habilitar lugares en colegios que no tengan un espacio en condiciones para exhibir cine.
Por otro lado, la gran mayoría de las cintas nacionales tienen financiamiento del Estado, por lo que se podría condicionar la entrega de estos fondos el integrarse eventualmente a esta iniciativa o se podría pagar un monto razonable por ello.
Más allá de la importancia de tener buenas recaudaciones vía entradas, es importante que haya una primera relación entre costos de producción y número de espectadores finales (que pagaron o no por ver el filme).
Un beneficio extra
Un factor importante para los creadores es tener percepciones del público, de los espectadores. Un contacto directo más allá de los críticos o de la prensa. Realizar estrenos en colegios a miles de jóvenes sería una oportunidad para saber la opinión de ellos respecto de sus obras (y en relación a otras que hayan visto).
Esta relación directa con un público cautivo, conocido, como con sus profesores, puede ser una fuente muy importante de información sobre lo que están haciendo. Y esa información puede ser fundamental para el desarrollo del cine local.
En el proceso de implementación se podrían probar distintas metodologías e instrumentos para obtener la información deseada, como pueden ser encuestas, grupos focales, trabajos individuales o colectivos, etc.