Por mucho tiempo, el nombre del ingeniero agrónomo Patricio Rodrigo fue un incordio para quienes promovían la construcción del proyecto HidroAysén en el sur de Chile. Como secretario ejecutivo de Patagonia Sin Represas, estuvo en la primera línea de uno de los movimientos ambientales más importantes de la última década, y que terminó con la iniciativa en el limbo.
Ahora, su nombre también suena reiteradamente, aunque a raíz de una nueva polémica por financiamiento a la política proveniente de SQM. Se cuestiona su papel como director de Chile Ambiente, la corporación que canalizó los pagos desde la minera no metálica hacia el Partido Por la Democracia mientras era presidida por Carolina Tohá.
Patricio Alejandro Rodrigo Salinas ya ha declarado ante la Fiscalía, y aseguró que su actuar en este caso ha sido apegado a la normativa vigente, misma tónica que han seguido las palabras de la misma alcaldesa de Santiago y de su partido, el PPD.
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Nacido el 12 de agosto de 1952, inició sus estudios en la Universidad de Chile en 1970 y, posteriormente, forjó sus vínculos con el mundo ecológico que se desarrolló durante la dictadura militar.
Fue en estos rumbos cuando conoció a Guido Girardi, con quien creó estrechos lazos, y posteriormente decidió militar en las filas del Partido Por la Democracia. Ya en la Presidencia de Patricio Aylwin, Patricio Rodrigo asesoró al ministro de Bienes Nacionales, Luis Alvarado, encontrándose con las resistencias hacia las materias ambientales por parte de importantes personeros de dicha administración y también en la gestión de Eduardo Frei.
A mediados de la década de los 90 conoció al empresario Douglas Tompkins, fallecido en diciembre de 2015 y creador del parque Pumalín. Precisamente el rol que tuvo el ingeniero agrónomo fue protagónico en este punto: le correspondió en 1998 la tarea de diseñar uno de los proyectos de conservación más grandes que se ha implementado en la historia de nuestro país a nivel privado.
Precisamente, en entrevista con El Sábado de El Mercurio, Patricio Rodrigo se refirió en 2011 a las suspicacias que despertó la iniciativa del filántropo: “Se decía que venía de la ecología profunda, que quería despoblar la zona, que era fanático del aborto, que predica el panteísmo. Eso, me consta, vino desde la DC“.
Más tarde, en 2005, fue Sebastián Piñera quien se interesó en los servicios de Rodrigo a través de su consultora, Chile Ambiente, para crear un parque con la referencia de Pumalín.
El diseño de lo que hoy se conoce como el parque Tantauco, al sur de la Isla Grande de Chiloé y que tiene más de 115.000 hectáreas, revistió muchas complejidades.
“Sólo hacer los planos del parque fue muy complicado: había zonas que ni el propio Piñera conocía, más que por sobrevuelo. Para hacer los caminos tuvimos que ir a buscar gente a Chaitén, porque nadie quería meterse tres semanas en la selva, sin contactos con nadie, a trabajar. Tuvimos que hablar con los pueblos originarios que vivían ahí; sin ese trabajo probablemente se hubiesen transformado en un problema más adelante para Piñera”, afirmó Patricio Rodrigo sobre esta tarea.
Pero el éxito de este proyecto fue tal que el mismo ingeniero agrónomo fue el presentador en mayo de 2014 del libro “Parque Tantauco, el lado salvaje de Chiloé” que elaboró la Fundación Futuro para destacar esta obra.
En lanzamiento del libro del Parque Tantauco con Oscar y Patricio Rodrigo. Www.parquetantauco.cl
Una foto publicada por Sebastian Piñera Echenique (@sebastianpinerae) el
Si bien señaló que Piñera instruyó muy pocos cambios para el proyecto que elaboró Chile Ambiente, misma entidad que recibiría 57 millones de SQM-Salar y los canalizaría a las arcas del PPD, el momento de presentar los costos a Sebastián Piñera fue el más complicado, reconoció Patricio Rodrigo.
“Él se asustó con los costos ya en mano. Ese fue un problema, el costo de inversión inicial. Es devoto de la virgen del puño. Al final decidió hacerlo gradualmente, horizonte a diez años, que fue lo más conveniente”.