El Grupo Internacional de Apoyo a Siria (GISS), dirigido por Estados Unidos y Rusia, se reunió este martes en Viena para tratar de relanzar las negociaciones de paz en ese país devastado por la guerra y abordar una eventual transición política.
En el encuentro, las grandes potencias volvieron a discutir las posibles salidas a este conflicto que dura ya cinco años. Los tres objetivos fijados por la diplomacia estadounidense son “consolidar el cese de las hostilidades (…) garantizar un acceso humanitario a todo el país y acelerar la transición política”.
El tercer punto es el que sigue planteando mayores obstáculos. La hoja de ruta de los negociadores prevé poner en marcha a partir del 1 de agosto un órgano sirio de transición política previsto también por una resolución de la ONU, pero muchos observadores ven difícil que se cumpla con ese plazo.
Según un alto responsable del Departamento de Estado, la coalición de la oposición siria está más abierta a distintas modalidades de negociación mientras que el régimen de Damasco, que apoya oficialmente las negociaciones, todavía no se ha comprometido.
El destino del presidente Bashar al Asad es la cuestión clave que opone a las potencias mundiales y regionales del GISS, un grupo formado por 17 países (entre ellos Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí e Irán) y tres organizaciones internacionales, incluyendo la Unión Europea.
“No hay un futuro sostenible para Siria con Asad“, afirmó el ministro alemán de Relaciones Exteriores Frank-Walter Steinmeier a su llegada a Viena. “Es por esto que debemos discutir, bajo los auspicios de la ONU, las modalidades de un gobierno de transición y poner las cosas en la buena dirección”.
Rusia e Irán están a favor del esfuerzo diplomático del GISS pero al mismo tiempo siguen siendo un apoyo decisivo del régimen sirio en el terreno.
Bombardeos en Alepo
“Todavía estamos lejos de la línea de llegada”, dijo el lunes el jefe de la diplomacia rusia Serguei Lavrov, citado por las agencias de prensa rusas. “Pero si todo lo que ha sido decidido bajo los auspicios del GISS y del Consejo de Seguridad de la ONU se pone en marcha honestamente hay muchas posibilidades de que la situación no se quede como está”, añadió.
En Siria, la tregua entre el régimen y los rebeldes instaurada a finales de febrero bajo los auspicios de Washington y Moscú ha sido violada en numerosas ocasiones en varias regiones del país.
En la noche del lunes, al menos tres civiles, dos de ellos, una madre y su hija, murieron en un nuevo bombardeo del régimen sobre el barrio rebelde de Sukari, en la ciudad de Alepo, donde el último cese el fuego acordado expiró el jueves pasado.
Cerca de Damasco, los combates de los últimos 20 días entre facciones islamistas rivales para controlar un feudo de la oposición han dejado más de 300 muertos.
Y en la provincia de Idleb (noroeste), controlada en su mayor parte por el Frente Al Nosra, rama siria de Al Qaida, ocho civiles murieron en bombardeos del régimen sobre la localidad de Bdama.
Desde que empezó la revuelta contra el régimen de Asad, en marzo de 2011, la guerra ha dejado más de 270.000 muertos y ha obligado a millones de personas a abandonar sus casas, provocando una grave crisis humanitaria en la región y también en Europa.
En lo que va de año se han celebrado sin éxito tres rondas de negociaciones entre las partes sirias en conflicto. La última, en abril, tuvo que ser suspendida cuando se reanudaron los combates en Alepo (norte).