La amenaza de un estallido social acecha a Venezuela, el país con mayores reservas petroleras del mundo, que se encuentra bajo un estado de excepción dictado por el presidente Nicolás Maduro en medio de una creciente ira popular por el colapso de la economía.

“Se sabe que llega una crisis”, comentó un funcionario de inteligencia estadounidense citado el viernes por el diario The Washington Post.

Esto es lo que está ocurriendo y qué podría pasar:

¿Qué es el estado de excepción?

Maduro anunció la medida el viernes, afirmó que tendría una vigencia de 60 días, y agregó que la renovaría sucesivamente hasta 2017.

No dio detalles del contenido del decreto, aunque se espera que se publique el lunes.

Pero en el marco del decreto, Maduro ordenó realizar el próximo sábado ejercicios militares para afrontar lo que denunció como una amenaza externa -refiriéndose a Estados Unidos-, en la que justificó la imposición del estado de excepción.

La Fuerza Armada venezolana emitió un comunicado el sábado para expresar “su más firme y categórico rechazo a la sistemática campaña de desprestigio y provocación orquestada desde el exterior”.

Maduro también anunció que su gobierno tomará las fábricas paralizadas y apresará a sus dueños, que a su vez se quejan de que no tienen insumos para producir.

¿Qué tan grave es la situación económica?

Las proyecciones de inflación para este año ascienden a 700%, la más elevada del mundo. La economía se contrajo 5,7% en 2015 y lo hará aún más este año.

En el país con las mayores reservas de crudo del mundo y dependiente de las importaciones, la debacle significa la escasez de más de dos tercios de alimentos y medicinas, a lo que se suman los cortes cotidianos de agua y luz, y una violencia galopante.

Con los precios del crudo a una tercera parte de lo que estaban hace apenas dos años, los ingresos de Venezuela se han desplomado y se está quedando sin dinero.

Pese a que aún cumple con sus compromisos de deuda, se espera que en unos meses entre en default.

¿Disturbios?

Han habido protestas, tanto en contra como a favor del gobierno. También han habido informes de saqueos y el enorme descontento que genera el racionamiento de la energía eléctrica ante una severa crisis energética.

Hasta el momento, no hay un conflicto abierto en las calles, pero crecen los temores de un estallido social.

Para mantener el orden, Maduro cuenta con la policía y el ejército. También hay grupos motorizados pro-gubernamentales que reprimen las protestas, a menudo en forma violenta.

Maduro, impopular, resiste

El presidente venezolano es impopular. Según la firma Datanálisis, siete de cada diez ciudadanos reprueban su gestión.

Pero Maduro ha desestimado intentos de la oposición -que desde diciembre ostenta una mayoría de tres quintos en el Congreso- de alejarlo del poder a través de un referendo revocatorio, en tanto el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (STJ) han puesto obstáculos en el proceso.

Maduro insiste en que terminará su mandato, que expira en 2019.

No hay señales de vacilación en el apoyo a Maduro de las Fuerzas Armadas, de las que surgió y a las que aclamó Hugo Chávez, el carismático predecesor y mentor del actual mandatario.

¿Qué podría ocurrir?

Estados Unidos, con su historial de manipulaciones políticas en América Latina durante la Guerra Fría, ha evitado hacer comentarios públicos sobre la crisis venezolana.

Pero un alto funcionario de inteligencia dijo a la prensa el viernes que “se puede oír el crujido del hielo”.

El propio Maduro sigue la retórica anti-estadounidense que aplicaba Chávez, y achaca los males que atraviesa a conspiraciones orquestadas por Washington.

La oposición advirtió que el estado de excepción decretado por Maduro y sus tácticas de mano dura para evitar un referendo revocatorio aumentaban la exasperación social y que no celebrar la consulta podría llevar a un estallido.

Los analistas y observadores especulan sobre los siguientes escenarios: una rebelión pública, un golpe militar, o un gobierno de Maduro cada vez más autoritario para mantener a raya el conflicto y mantenerse en el poder.