El estreno de la sexta temporada de Game of Thrones supuso un verdadero fenómeno mediático, no solo por el interés de retomar el fascinante mundo fantasía extraído de los libros de George R. R. Martin, sino también por la expectación que generó el destino de uno de sus personajes más emblemáticos.
ADVERTENCIA: a continuación se revelarán spoilers del episodio 6×03 de Game of Thrones
La superproducción de HBO, que ha sido rodada en diversas locaciones como Islandia, Croacia, Marruecos, Escocia o Sevilla, se desarrolla a partir de tres arcos argumentales: la lucha entre diversas familias nobles por quedarse con el Trono de Hierro y dominar las tierras del Poniente; el afán de la joven Daenerys Targaryen por recuperar dicho trono desde el exilio; y finalmente, la resistencia de los hombres de la Guardia de la Noche quienes deben hacer frente a los salvajes y a unas criaturas llamadas caminantes blancos. En este último arco se sitúa Jon Snow; personaje que fue traicionado y asesinado por sus compañeros de la Guardia de la Noche en el episodio final de la quinta temporada, y que recientemente fue revivido por la sacerdotisa roja, Melisandre.
El primer capítulo de la nueva entrega (The red woman) -carente de intensidad dramática y muy débil en su planteamiento- no daba indicios muy prometedores del desarrollo de la historia, pues varios conflictos ya habían parecido resolverse en la temporada anterior como la derrota de Stannis Baratheon. Sin embargo, el segundo episodio titulado Home, presentó uno de los momentos más icónicos de la serie: la resurrección de Jon Snow; abriendo, de esta forma, nuevas posibilidades argumentales para este drama televisivo.
Desde un comienzo, la serie ha logrado potenciar eficazmente ciertos tópicos distintivos como la ruptura del horizonte de expectativas, los giros insospechados y la deslumbrante puesta en escena que podría rivalizar con cualquier proyecto ambicioso de Hollywood. No obstante, el complejo juego de caracteres que imposibilita la definición del bien o del mal son lo más interesante para el espectador, ya que los personajes se construyen a partir de éticas particulares que rompen las convenciones del género. En este sentido, Game of Thrones se caracteriza por su lenguaje realista más que por la representación fantástica, por ello las diversas fuerzas que luchan por conseguir el Trono de Hierro o cumplir con determinados objetivos parecieran jamás agotarse, pues no existen roles antagónicos o protagónicos determinados.
Después de Robb Stark (quien fue asesinado junto a su madre por Walder Frey en la tercera temporada) Jon Snow pareciera ser la única figura convencionalmente heroica. Un hijo bastardo que logra posicionarse como Lord Comandante de la Guardia de la Noche después de mostrar su valentía y liderazgo, y que luego es traicionado por seguir sus ideales para mantener el bien común. Su retorno nos recuerda a la resurrección de Cristo, no solo en apariencia, sino también de forma simbólica, ya que pareciera traer consigo un mensaje que definirá el destino de muchos.
En el episodio titulado Oathbreaker emitido el domingo 8 de mayo, se dan más indicios del pasado de Eddard Stark y del trágico destino de su hermana, Lyanna, a través de los ojos de Bram: ¿qué hay dentro de la torre? Seguramente la revelación de aquella historia oculta que determinó el destino de Poniente y sus personajes. Por otra parte, Tyrion y Varys pretenden desenmascarar a los conspiradores de Daenerys en Meereen demostrando sus habilidades como gobernantes en ausencia de la reina.
Al mismo tiempo, en Desembarco de Rey, el joven monarca Tommen Baratheon se enfrenta al Gorrión Supremo, pero este termina por manipularlo y dejar en evidencia su debilidad. Por otra parte, Cersei y Jaime Lannister intentan planificar su venganza pero son marginados por los miembros del Consejo Privado. Pero sin duda los dos momentos más importantes del episodio fueron la aparición de Rickon Stark ante el nuevo Guardián del Norte, Ramsay Bolton y la renuncia de Jon Snow a la Guardia de la Noche luego de ejecutar a sus asesinos.
Este último hecho nos lleva a interpretar con mayor entusiasmo las palabras de Melisandre al referirse a él como el elegido, y a suponer que estará a la cabeza de un ejército, ya sea para hacerse con el Trono de Hierro, para honrar la memoria de su padre o sencillamente para entregar un poco de justicia en un mundo que carece por completo de ella.
Jesús Diamantino Valdés
Profesor y Director del Departamento de Expresión de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez. Es doctorado en Teoría de La Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona; magíster en Letras de la PUC y miembro del Grupo de Estudios sobre lo Fantástico (GEF) de la UAB. Es editor del libro Cuentos chilenos de terror, misterio y fantasía de editorial Cuarto Propio, y autor de otros trabajos dedicados al estudio del cine, la literatura y la ficción televisiva.