En enero de este año se estrenó la cinta The Forest, un filme de terror protagonizado por la estrella de Game of thrones, Natalie Dormer. La película llegó a Chile recién el jueves pasado y ya está dando qué hablar entre los aficionados al séptimo arte.
La historia se centra en una joven que debe viajar hasta Japón para buscar a su gemela quien desapareció en el bosque Aokigahara, conocido como “el bosque de los suicidios“. No revelaremos mucho más de la trama, aunque sí les contaremos que la cinta está inspirada en un lugar real.
La zona también conocida como Mar de Árboles (樹海) se ubica al noroeste de la base del Monte Fuji, a unos 100 kilómetros del Tokio, y es uno de los lugares más tenebrosos del país. Los japoneses tienen cientos de leyendas y mitos en torno a él e incluso se ha limitado el turismo.
En el sendero para recorrer el bosque se encuentran decenas de carteles y advertencias, incluso en la entrada se puede leer: “Pensemos una vez más en la vida que te fue dada, tus padres, tus hermanos y hermanas, y los niños. No sufras solo, antes, contacta a alguien“.
Se dice que cada año se registran alrededor 100 suicidios en el bosque y los visitantes suelen encontrar partes de cuerpos en el camino. Según explica el portal Bustle, los japoneses creen que el bosque está maldito y que en el habitan demonios y Yūrei — fantasmas que sufrieron una muerte violenta y sobrenatural-.
El mito surgió en el siglo XIX cuando Japón se enfrentaba una de las hambrunas y epidemias más desastrosas de su historia. Miles de personas fallecían producto de la enfermedad y el hambre, por lo que se dice que muchos decidían abandonar a sus hijos y ancianos en aquel bosque para no hacerse cargo de ellos. Esas personas se habrían convertido en fantasmas que no dejaron el bosque.
La leyenda cobró más fuerza cuando en 1960 se publicó una novela donde sus protagonistas se suicidan en el lugar y luego que en 1993 surgiera un libro titulado “El manual completo del suicidio”, donde se sugiere que el bosque es el lugar “perfecto para morir”.
A pesar de su reputación, el lugar sigue atrayendo a las personas por lo que el gobierno japonés trabaja para darle una nueva imagen a la zona que la aleje de la siniestra percepción que el público tiene sobre ella.