Pudo haber sido una canción triste más, como tantas que han quedado en el recuerdo colectivo, pero una oscura leyenda urbana hizo que Gloomy Sunday pasara a la historia como “la canción del suicidio”.
Este tema, cuyo título original es Szomorú Vasárnap que puede traducirse como domingo triste o sombrío, fue compuesta en 1933 por el músico húngaro Rezső Seress y su amigo Ladislas Javor, además de ser reversionada por numerosos artistas, tales como Heather Nova, Beth Gibbons, Elvis Costello, Björk, Sarah Brightman, Sinéad O’Connor, Rick Nelson, Diamanda Galás, Lydia Lunch, Paul Whiteman, Emilie Autumn, Christian Death, Sarah McLachlan, The Associates y Portishead, entre otros.
Asimismo, puedes oír esta melancólica canción en las películas La lista de Schindler, The Funeral y The Man Who Cried, y también en el episodio Treehouse of Horror XVII de Los Simpson.
Pero eso no es todo, porque incluso inspiró la película española La caja Kovak (2006), de Daniel Monzón, la cual trata sobre un grupo de personas a quienes les han instalado un microchip que las hace suicidarse cuando escuchan la canción Gloomy Sunday.
El origen de la oscura leyenda
La leyenda urbana cuenta que este tema inspiró centenares de suicidios, incluyendo el de su creador Rezso Seress, quien se quitó la vida el 13 de enero de 1968 tras saltar desde la ventana de su departamento. En el obituario publicado en The New York Times, se indica que la canción había deprimido a Seress, aunque no por su letra.
“El Sr. Seress se quejó de que el éxito de ‘Gloomy Sunday’ en realidad había hecho aumentar su infelicidad, porque sabía que nunca sería capaz de componer otro éxito igual“, señalaba el diario junto con indicar que el single, cuyo clímax dice “Mi corazón y yo hemos decidido terminarlo todo”, fue culpado de haber provocado un agudo incremento en el número de suicidios, que hizo que las autoridades húngaras finalmente la prohibieran, mientras en Estados Unidos algunas radios se negaron a emitirla.
En marzo de 1936, la revista Time enumeró una serie de suicidios en Hungría, que fueron vinculados a la canción. Uno de ellos era el de un zapatero que citó la canción en su nota de despedida; en otro dos personas se dispararon mientras escuchaban el tema; y en un informe dos personas se ahogaron en el Danubio mientras sostenían la partitura.
Sin embargo, los supuestos casos no sólo se remitían a Hungría. En la década de 1930 tanto Time como NYT informaron de suicidios e intentos de suicidio en Estados Unidos que habían sido conectados con Gloomy Sunday. Esto hizo, según el medio electrónico estadounidense Gizmodo, que la canción fuera prohibida en la BBC Radio hasta 2002, mientras varias tiendas hicieron lo mismo.
Sin embargo, correlación no siempre significa causalidad. Hay que tener en cuenta que muchas de las muertes reportadas ocurrieron en medio de la Gran Depresión, la famosa crisis económica mundial que se registró en los años 30 justo antes de la Segunda Guerra Mundial.
Otro punto a considerar es que Hungría siempre ha tenido una alta tasa de suicidios que incluso ha llevado a especular que puede ser producto de un gen que predispone a esta población a ese comportamiento, tal como indica un estudio publicado por Voracek en el sitio web del Instituto de la Salud de Estados Unidos.
¿Una canción puede “inspirar” un suicidio?
Por otro lado, existe algo llamado Efecto Werther, que se refiere al aumento de los suicidios por “imitación”, o que emulan un suicidio ampliamente publicitado, sea real o ficticio. Este término fue acuñado por el sociólogo David Phillips después de que varios fanáticos de la novela Las penas del joven Werther (1774) de Johann Wolfgang von Goethe se quitaran la vida supuestamente imitando al protagonista. Sin embargo, es un fenómeno que aún no está totalmente dilucidado para algunos.
En este contexto, una revisión de estudios publicados en 2010 por Jane Pirkis y Warwick, analizó los posibles efectos del cine, televisión y música en el comportamiento suicida, determinando que aún no está claro si ciertos componentes de los medios podrían desencadenar suicidios constantemente. No obstante, logró establecer que hay casos en los cuales las transmisiones de determinados elementos de los medios de comunicación han sido vinculados a alzas de comportamiento suicida.
De hecho, varias investigaciones han encontrado que algunas transmisiones de ciertas películas de televisión que muestran suicidios son precedidos por un aumento en los suicidios e intentos de suicidio. Sin embargo, cuando se trataba de música, la revisión indicó que los estudios no proporcionaron un vínculo temporal entre oír una canción o un género musical y los intentos de suicidio. Sólo un informe publicado en el Instituto Nacional de Estados Unidos sugiere que existe un vínculo temporal entre Gloomy Sunday y el aumento de suicidios en los años 30.
“La influencia de la música sobre el suicidio puede estar supeditada a las condiciones sociales e individuales, como las recesiones económicas, la pertenencia a subculturas musicales, y trastornos psiquiátricos. Se necesita más investigación sobre las formas de arte, tales como películas, pinturas, novelas y la música que retratan suicidios con el fin de identificar las condiciones bajo las que se produce la activación de los suicidios”, señalaron los autores.
Aunque Gloomy Sunday fue vinculada a los suicidios de determinada época, es muy poco probable que en la actualidad llegase a tener el mismo efecto.