Muchos televidentes se manifestaron impactados al escuchar a Josefina Montané admitir en el programa “Vértigo” de Canal 13 que había ingerido su placenta luego del parto de su segunda hija, Mila.

Pese a lo inusual que pueda parecer la placentofagia, muchas mujeres lo han hecho en busca de sus beneficios naturales. Al respecto, dos expertos explican sí es o no recomendable ingerir este órgano después del parto y que consecuencias puede traer a la paciente.

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Carolina González Garcia es una matrona que ha dedicado su carrera a asistir partos con gran dedicación, respeto y cariño. La profesional egresada de la Universidad Mayor incluso tiene un blog en donde comparte algunas experiencias de sus pacientes.

Respecto a su experiencia con pacientes que ingieren su placenta, Carolina explica que esta práctica suele llevarse a cabo en dos contextos. El primero, cuando la mujer opta por un parto casero o fuera de una institución médica en donde tiene acceso limitado a medicamentos.

Youtube

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“Si la paciente llega a presentar una hemorragia, puede ingerir placenta para adquirir sus altas concentraciones de oxitocina, la cual se consume en formato de medicamentos en todos los centros médicos para retraer el útero”, ejemplifica y asegura: “en este caso, es una buena medida de emergencia”.

El segundo contexto señalado por la doctora, se relaciona con el alto contenido proteico almacenado en la placenta, el que puede ayudar a la paciente a “recuperar sus fuerzas” luego de dar a luz. “Se estima que una mujer luego de parir se desgasta físicamente tanto como un deportista que corre una maratón. Una pequeña porción añadida en un batido de berries o frutos rojos, contribuye con que la mujer se sienta mucho mejor”, explica en entrevista con Bio Bio Chile.

¿Desventajas?

Más que una desventaja, Carolina González comenta que la salud de la paciente puede correr peligros cuando no ha sido asesorada por un experto en el tema, matrona o médico. “Si una mujer tiene una infección intrauterina, y no fue advertida sobre ello, obviamente la placenta también estará contaminada y al ingerirla puede provocar una infección gastrointestinal”, comenta y destaca que “si fue atendida por un profesional, esta situación no debería pasar”.

La matrona explica que el tiempo de consumo “en fresco” en la placentofagia se realiza de inmediato o dentro de la primera hora luego de parir. La segunda opción (o complementaria a la anterior) es encapsularla en un proceso donde la placenta se deshidrata, muele, congela y mete en una cápsula que se puede consumir a lo largo de los meses. “La idea es rescatar este órgano lleno de proteínas y otros elementos”, añade.

No obstante, la doctora González recomienda consumir la placenta propia y nunca la de un desconocido. “No es recomendable comprarlas. Nadie te asegura que quien donó el órgano tenga los exámenes al día, por ejemplo del VIH”, advierte.

borinquennatural

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Desde otro punto de vista, el ginecólogo Fernando Leal, quien se desenvuelve en el área hace más de 30 años, opina que “no es recomendable ingerir placenta”. “Es innecesario, porque los mismos nutrientes pueden obtenerse de alimentos altos en proteínas” como legumbres o frutos secos, señala el doctor y añade: “además la paciente ingiere hormonas propias del útero que no debería consumir”.

En esta misma línea, José Miguel Brito, matrón y profesor Asistente Dpto. de Obstetricia y Puericultura en la facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, comenta que si bien muchas personas realizan esta práctica “poco habitual”, es importante reconocer que aún no existen estudios que investiguen si existen desventajas en el consumo.

“Los grupos que están a favor de esta práctica refieren que existen beneficios para la madre, como el proteger contra la depresión post parto, aumentar la energía o ayudar con la lactancia; además de que tiene nutrientes, incluido estrógenos, progesterona, hierro, entre otros. Sin embargo los potenciales efectos adversos, no son conocidos del todo”, opina Brito.

“Hasta el día de hoy, nunca me ha tocado una situación de este tipo, en la cual una madre pregunte directamente si es recomendable o no y cuales serían sus beneficios, pienso que en Chile como en el mundo, es una práctica poco habitual, de igual manera, debemos estar informados para poder entregar la mejor asesoría a las mujeres que lo necesitan”, añade.

Un proceso natural

Normalmente son los casos de celebridades como Kourtney Kardashian, la actriz Alicia Silverstone y la cantante Jennifer Lopez, los que suelen ofrecer a los medios información sobre la placentofagia y abrir el debate respecto a sus experiencias. Sin embargo, más allá del caso de la esposa de Darko Peric, muchas mujeres diariamente optar por esta práctica para completar el círculo natural de su embarazo.

Hace algunos años, la profesora y terapeuta bioenergética María José Etcheverry se enteró sobre la placentofagia en un encuentro de poesía indígena. “Un poeta mapuche me comentó que él y toda su familia se habían comido la placenta cocinada de su mujer. Lo encontré interesante porque dijo que la energía de su bebé estaba en ella y consumiéndola se quedaría en familia y no daría vueltas por cualquier parte”, recuerda.

María que ya tenía un hijo de más de 20 años, esperó a su segundo embarazo a los 41 para poner en práctica este método. “Decidí hacerlo porque me pareció una decisión coherente con el parto natural: mientras más natural mejor para el bebé y la madre”, señaló a Bio Bio Chile.

CC0

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Es así como la mujer, luego de dar a luz a Luciano en compañía del padre de su hijo y profesionales de la salud, preparó un batido con frutos rojos de su placenta, el cual consumió durante dos semanas en una dosis de 1 cm2 al día y que también su pareja bebió como “un ritual familiar”. “No se siente el sabor”, asegura. Luego continuó con el consumo de cápsulas deshidratadas.

Si bien asume que desconoce si se sentiría con la misma energía si no hubiese ingerido la placenta, reconoce que se recuperó rápidamente después del parto. “A los meses que dejé de tomar las cápsulas me decaí un poco emocionalmente y retomé la ingestión de cápsulas y se me pasó. Igual la gente me dice ‘y cómo puede hacer tantas cosas’ no sé, tal vez estaría bastante más agotada sino la consumiera”, opina.

Hoy María José cuenta que está muy feliz al lado de su pareja y bebé de 1 año y dos meses, el cual goza de una muy buena salud y pese a ser muy pequeño todavía, es muy fuerte.

María Etcheverry

María Etcheverry