La Iglesia Católica asegura que está preocupada por los casos de abusos sexuales. Sin especificar si por los ocurridos al interior del clero o fuera de él, desde que se dieron a conocer, buscaron la forma de enfrentar la crisis y uno de los caminos fue la instruir un ciclo de formación en prevención de abusos de menores.
En la Diócesis de Chillán, el lunes se realizó una nueva jornada, en la que prácticamente no hubo ausentes. Asistieron 37 sacerdotes, 2 seminaristas, una religiosa y un diácono en tránsito. En enero recibieron instrucción los diáconos y sus esposas; en marzo las religiosas y funcionarios del obispado y el personal docente de un colegio católico.
El sacerdote Luis Flores, uno de los monitores, explicó que su tarea es la de entregar elementos para distinguir los signos de un posible abuso y saber abordar la situación.
Buscan “entender la dinámica del abuso sexual. Siempre hay gente que está alrededor y que normalmente es la más importante, que podría ayudar, y no siempre tiene los mecanismos para hacerlo, porque no se da cuenta”, expresó Flores.
Informaron que dentro de los capítulos de este curso, se trataron los aspectos para entender lo que ocurre en torno a un abuso, junto a temas como las implicancias de la ley chilena y la eclesial, junto a la prevención.
“La iglesia mundial y en Chile, ha pedido que haya guías de prevención, que exista una capacitación para todos los agentes pastorales”, detalló el sacerdote.
Este proceso comenzó en 2003 y luego, en 2011 se actualizó el protocolo. Pero cuatro años más tarde, cuando se conocieron casos de abusos sexuales donde estaban involucrados curas, se establecieron procedimientos más claros y coordinados.
Todos los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile realizaron el curso en noviembre y la próxima jornada se realizará el martes 12 de abril.