Uno de los trabajos que muchos de los hombres soñarían con tener, es el de fotógrafo para Playboy.
Retratar a bellas mujeres, la mayoría de las veces desnudas, podría ser el sueño de varios. Pero, ¿será realmente tan glamoroso como parece?
La reconocida revista femenina Cosmopolitan entrevistó a Josh Ryan, quién en diciembre pasado, y después de 10 años, terminó su contrato como fotógrafo de la famosa revista de Hugh Hefner.
Su desvinculación fue consecuencia de la medida tomada por la compañía en octubre de 2015, cuando anunciaron que dejarían de publicar sus características fotografías de mujeres completamente desnudas.
Una foto publicada por Josh Ryan (@joshryanphotos) el
“Es un trabajo genial. Y es gracioso como entré: estaba fotografiando a una amiga quién tenía un novio que trabajaba en una compañía de internet que había sido comprada por Playboy. Ella me dijo: ´están buscando a nuevos fotógrafos así que te recomendé´. No pensé que resultaría. Una semana después, me llamaron desde Playboy. Esto fue entre fines del 2006 e inicios del 2007, y desde entonces estuve ahí…hasta diciembre”, comentó Ryan.
Uno de los aspectos más interesantes de la entrevista tiene relación con sus declaraciones sobre la influencia que hasta el día de hoy mantiene Hefner en las decisiones de la marca, a pesar de sus 89 años.
“Cualquier chica que postulara, o tuviera potencial para ser parte de la revista, debía posar para mi cámara en los estudios de Playboy. Esas imágenes iban directamente a Hef quién señalaba si la modelo aprobaba o no, o incluso si debía volver a fotografiarla”, aseveró al respecto.
En relación a las temáticas de las imágenes, Ryan sostuvo que aprovechaban los gustos de las propias modelos.
“Por ejemplo, si a una chica le gustaba participar en competiciones de equitación, la fotografiábamos sobre un caballo en medio de una granja soleada. Así es como elegíamos los temas, se podría decir que nos basábamos ligeramente en la personalidad o experiencias de quién posaba”, puntualizó el ex fotógrafo de Playboy, agregando sin embargo que en otras ocasiones habían chicas que no eran para nada interesantes, por lo que debían encontrar algo que resultara atractivo.
Técnicas para hacer sentir cómodas a las modelos
A pesar de que Ryan aseguró que muchas veces las chicas se sentían cómodas ante la cámara, habían ocasiones en las que las modelos no lograban la confianza necesaria para posar desnudas.
“Teníamos un equipo de por lo menos 15 personas en el set. Te estás cambiando en frente de todos, no es tan glamoroso como podría parecer”, añadió.
Muchos se podrían preguntar, ¿cómo lo hacía para hacer sentir cómodas a las más tímidas? Ryan explicó que tenía dos trucos para esto.
My @playboy cover collection coming along nicely.
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Cuando sentía que la mujer no se sentía 100% en confianza, realizaba unas pocas tomas, y mientras ella se volvía a cambiar o a maquillar, Ryan las retocaba ligeramente en el computador y luego las ponía en las páginas centrales de la revista, de manera tal que incluso apareciera junto al logo de Playboy.
Luego le mostraba el resultado a la modelo, causando una positiva reacción en ellas. “Oh Dios mio, esto es increíble, no puedo creerlo”, señalaban generalmente según Ryan.
De esta manera, la actitud de las chicas cambiaba totalmente.
Su segundo truco consistía en algo más simple pero no por eso menos eficiente: recurrir al alcohol.
“Les dábamos un poco de vino. Aunque con moderación, ayudaba. No estoy en contra de eso”, comentó.
Eso sí, aclaró que nadie más tomaba, ni siquiera quienes formaban parte de su equipo.
Retoques en las fotografías
En la industria de la moda, es común que las modelos sean retocadas digitalmente para ocultar ciertas imperfecciones.
Playboy no escapa a esta tendencia, aunque de acuerdo a Ryan esto se hacía en situaciones puntuales, como corregir problemas con la ropa, con las expresiones faciales o para remover tatuajes, los que no le gustaban para nada a Hugh.
Quick mid day meeting. Love seeing my covers on display in the office.
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“Por ejemplo, la publicación de la modelo de mayo de 2015 fue una de nuestras preferidas, pero no nos gustó su boca, así que la cambiamos por sus mismos labios de otra imagen. Esto es muy frecuente en las revistas”, puntualizó, advirtiendo que la mayoría de los retoques digitales que se hacen, pasan casi desapercibidos.