Una conmovedora historia es la que protagoniza un perro en Río Cuarto, al sur de la provincia de Córdoba, en Argentina.
Se trata de Pirata, un canino de pelaje negro en el cuerpo y blanco en el pecho y parte de la cabeza, que se ha vuelto famoso en la ciudad por un hecho muy particular.
Hace tres meses su dueño fue internado en el Hospital San Antonio de Padua, y después de una intervención quirúrgica el hombre murió. Sin embargo, su fiel mascota sigue esperándolo en las afueras de la habitación 404, en la que dormía el paciente según consignó el periódico argentino La Nación.
Pero además de pasar las noches frente a la pieza que solía usar su dueño, Pirata incluso recorre los pasillos del centro de salud buscando a su amo. De acuerdo al sitio trasandino Telediario Digital, los funcionarios trataron de sacar al can de las dependencias, sin embargo en todas esas oportunidades Pirata regresó para dormir frente a la 404.
Desde entonces, los médicos, enfermeros y familiares de los pacientes se encariñaron con él, y se encargan de cuidarlo y alimentarlo diariamente.
A continuación puedes revisar un video con la historia de Pirata.
Pirata y Hachiko: pruebas de verdadera lealtad
La historia de Pirata nos recuerda a Hachiko, el famoso perro japonés de raza akita que durante años acompañó a su dueño Hidesaburo Ueno a la estación de trenes, desde donde el profesor universitario partía rumbo a su lugar de trabajo.
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Un día, el académico se encontraba impartiendo una clase cuando sufrió una hemorragia cerebral, falleciendo en la universidad. Esa tarde, Hachiko fue como de costumbre hasta la estación para esperar a su dueño, quién nunca llegó.
El perro se quedó a vivir en el lugar durante los siguientes nueve años, esperando a su querido amo para volver juntos a casa. Con el pasar del tiempo, las personas que frecuentaban la estación comenzaron a notar la presencia de Hachiko, y lo reconocieron como la mascota que diariamente iba a dejar y buscar a su dueño.
Se encargaron de cuidarlo y darle comida. Finalmente el perro murió en marzo de 1935, conmoviendo a quienes lo conocieron por demostrar una fidelidad a toda prueba.