Más de 450 combatientes y civiles, algunos de ellos heridos, empezaron a ser evacuados este lunes de tres localidades sirias, gracias a un inusual acuerdo entre el gobierno de Siria y la rebelión, anunció una ONG.
“Más de 120 combatientes deben salir de Zabadani”, último bastión rebelde en la frontera siro-libanesa, para ir a través del Líbano y luego de Turquía a otras zonas controladas por la insurgencia en Siria, anunció Rami Abdel Rahmane, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH)
En paralelo, “335 civiles y combatientes de las localidades de Fua y Kafraya, dos pueblos chiitas de la provincia de Idleb (noroeste) bajo control del ejército, irán a zonas del régimen, como Damasco, atravesando ambos países”, según la misma fuente.
En septiembre, se cerró un acuerdo de una tregua de seis meses en Zabadani y en las dos localidades chiitas del noroeste de Fua y Kafraya.
Negociado por las Naciones Unidas, la primera fase del pacto concernía a la instauración de un alto el fuego, seguida de un envío de ayuda humanitaria y finalmente de evacuaciones de civiles y de combatientes heridos.
Los evacuados de Fua y Kafraya llegarán a Turquía a través del puesto fronterizo siro-turco de Bab al Hawa, desde donde serán trasnportados en avión al aeropuerto de Beirut y de ahí, por vía terrestre, a Damasco, según Abdel Rahmane.
Los de Zabadani llegarán a Líbano a través de la frontera terrestre antes de aterrizar en Turquía para terminar en las zonas rebeldes sirias, según la misma fuente.
Un acuerdo inédito, que preveía la salida el sábado de tres barrios del sur de Damasco de unos 4.000 civiles y yihadsitas pertenecientes principalmente al grupo Estado Islámico y al Frente Al Nosra, fue suspendido, un día después de que las fuerzas gubernamentales mataran al poderoso jefe rebelde Zahrane Alluche, líder de la milicia islamista Jaich Al Islam.
Hasta ahora, el régimen de Bashar al Asad acordó varias treguas puntuales con los grupos rebeldes.
Estos acuerdos de “reconciliación local” prevén generalmente el abandono de las armas por los rebeldes, a cambio de ayuda a los habitantes atrapados en el interior y que viven en condiciones precarias.
Desde el comienzo del conflicto sirio, han muerto ya más de 250.000 personas y varios millones han tenido que huir del país.