Esta columna fue escrita por José Sepúlveda-Ugarte, bioquímico MSc., Fernando J Sepúlveda, bioquímico PhD., Ximena Steinberg, bioquímica PhD.
Equipo Fundación Ciencias para la Cannabis.
A pesar que la cannabis es la droga ilícita de mayor uso en el mundo, no existe un consenso respecto de los posibles efectos adversos que se producen en un bebé gestado por una madre que la consume.
Los estudios en este tema son escasos y presentan serios problemas metodológicos, partiendo porque en la mayoría de ellos se ignoran variables biopsicosociales fundamentales para describir el fenómeno de forma acabada.
Mientras algunos reportes médicos sugieren que niños expuestos a cannabis durante la gestación presentan deficiencias en el nacimiento y posterior desarrollo de habilidades cognitivas y psicosociales otros reportes no logran registrar y comprobar dichos efectos nocivos. Básicamente, el fenómeno no es reproducible, no es robusto.
Cabe destacar que los efectos deletéreos mencionados se reportan sólo en casos de consumo crónico de altas dosis de cannabis por parte de la madre gestante, ignorando que en dicho grupo de riesgo también encontramos una alta incidencia en el uso de otras sustancia (policonsumo), junto a condiciones de mal nutrición, pobreza y stress.
No se ha logrado demostrar efectos negativos en hijos de madres usuarias ocasionales de la sustancia. Incluso aceptando el sesgo de estos estudios, los intentos por relacionar el consumo de cannabis durante la gestación con un mayor riesgo de aborto espontáneo, cambios cromosómicos, malformaciones físicas o muerte perinatal han sido infructuosos.
No se ha descrito la necesidad de tratamiento farmacológico para la intoxicación o síndrome de abstinencia por cannabis en recién nacidos, de hecho, sólo se le considera una intoxicación leve.
Sí se ha logrado encontrar una relación epidemiológicamente consistente en la reducción de peso y el tamaño del bebé al nacer, de madres con consumo excesivo de cannabis durante el embarazo, lo que en este caso es irrelevante dado que el recién nacido en cuestión presenta un talla y peso dentro de los rangos de referencia considerados normales.
El sistema endocannabinoide, descrito durante los años ’90, es parte fundamental de la mantención de las funciones biológicas normales de todo individuo mamífero, y participa de manera importante en etapas tempranas del desarrollo embrionario. Aplicando el principio de precaución en medidas de salud pública, se recomienda a las madres la suspensión del consumo de cannabis durante el período de embarazo y lactancia.
En el caso de usuarias crónicas, se aplican estrategias de reducción de daño para llevar el patrón de consumo hacia uno de tipo ocasional, y así reducir la probabilidad de que el infante presente los efectos adversos reportados previamente por consumo abusivo de cannabis durante la gestación.
La Ley 20379 promulgada el año 2009 crea el Sistema de Protección Integral a la Infancia, dentro del que se define el programa “Chile Crece Contigo”. Este sistema nace con el fin de apoyar a las personas desde el inicio de sus vidas, y así colaborar a que cada chileno y chilena logre desarrollar al máximo las capacidades y potencialidades con las que nace.
En el Manual de Lactancia Materna, Contenidos Técnicos para profesionales de la Salud se describen los criterios para la suspensión de lactancia en consumo de sustancias. Se recomienda suspender el consumo de Cannabis o “marihuana” por 24 horas para un usuario ocasional, situación del caso en cuestión.
En el mismo manual, se indica que para usuarias crónicas (se entiende como usuario intenso a un consumo mayor a un cigarrillo de cannabis por día) se suspende la lactancia por 14 a 30 días.
Este tipo de medidas no se sustentan sobre la base de la evidencia científica, dado que la concentración de fitocannabinoides que se pudiese encontrar en leche materna luego que la madre consume un cigarrillo es muy bajo, del orden de los nanogramos por milímetro considerado incluso como trazas de sustancia. Lo anterior pone en evidente cuestión la viabilidad de los efectos psicoactivos de la cannabis sobre el recién nacido.
El establecimiento del lazo emocional del apego madre-hijo también es un fenómeno común para todos los mamíferos. La relación piel-con-piel entre ambos al momento del nacimiento autorregula su fisiología y salud mental.
Por ejemplo, en el recién nacido estimula la maduración del sistema de termorregulación, respiratorio, la frecuencia e intensidad del llanto y su comportamiento. A su vez, la madre comprende y responde mejor a las necesidades del niño y disminuye su probabilidad de desarrollar una depresión posparto.
Existe suficiente evidencia que muestra que un niño que ha sido separado de su madre al nacer sufre efectos perjudiciales en su desarrollo cognitivo, menguando su capacidad de respuesta al estrés, de aprendizaje y habilidad social a lo largo de su vida.
El apego es el resultado de 4 mecanismos: programación de comportamiento, perfil de neuromoduladores, la activación de señales sensoriales y el amamantamiento, todos ellos dependientes de la interacción piel-con-piel entre madre e hijo.
La poco criteriosa conducta de la dupla Psicosocial evaluadoras del equipo “Chile Crece Contigo” a cargo del caso, coarta la posibilidad de que la hija recién nacida de Sindy Ortiz y Cristopher Montorfano desarrolle dicho apego con normalidad, condenándola a cargar con consecuencias negativas inducidas por agentes del Estado de Chile, como lo es retraso en el desarrollo de sus capacidades cognitivas y psicosociales, quizás incluso por el resto de su vida.
Dicho sea de paso, la medida tomada por esta dupla psicosocial se contrapone con el objetivo fundamental del programa Chile Crece Contigo, que busca promover la lactancia materna e incentivar la generación de apego madre-hijo.
Como antecedente adicional, hemos consultado por este caso al Dr. Carlos González, médico español referente internacional en temas de lactancia materna, y presidente de la Asociación catalana de lactancia materna, quien nos ha entregado su opinión de este caso:
“La conclusión de la Academy of Breastfeeding Medicine, es que ‘las madres que amamantan deben recibir orientación para reducir o eliminar su consumo de marihuana a fin de evitar exponer a sus bebés a esta sustancia’, lo que está muy lejos de la sobreactuación que han tenido en ese hospital.
El consumo de alcohol puede afectar mucho más al bebé que el de marihuana, pero seguro que no habrían tratado así a una madre que reconociera tomar alcohol de vez en cuando (e incluso a una madre que reconociera tomar tres cervezas diarias, cantidad muy superior al “máximo permitido” durante la lactancia, no le habrían quitado al niño, sino que le habrían recomendado beber menos… o no le habrían dicho nada, si el médico es de los que beben cuatro cervezas).
Y claramente la lactancia artificial tiene efectos perniciosos sobre la salud del bebé, muy superiores y mucho mejor probados que los débiles efectos que, según algunos estudios, puede tener la marihuana:”
Como última reflexión no queremos dejar de mencionar que el resultado positivo de un test de drogas no es sinónimo de dependencia a dicha sustancia, ni menos debería justificar la separación de una madre de su hijo recién nacido.