El proyecto es una colaboración entre investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y el Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Universidad de Chile, y contempla la instalación de una red sismológica de baja complejidad y costo, compuesta por 300 teléfonos celulares, de los cuales 9 están en proceso de instalación.
Dispositivos comunes de consumo, como los teléfonos inteligentes contienen versiones de bajo costo de los sensores utilizados en la detección de sismos, como GPS y acelerómetros. Estos aparatos si bien son menos preciso que los instrumentos científicos están presentes alrededor del mundo y de forma masiva en muchos lugares.
Esa masividad será lo que en un futuro próximo podría permitir desarrollar un sistema de alerta temprana de sismos, que le permitiría a las personas enterarse que viene un terremoto algunos segundos antes que llegue la sacudida lo que da la oportunidad de moverse a un lugar seguro.
La primera parte de este proyecto conjunto se realizará a través de pruebas con una red de 300 aparatos instalada en Chile. Esta semana Bejamin Brooks y Thom Ericksen del USGS, visitaron nuestro país para junto a Juan Carlos Báez y Rodrigo Sánchez del CSN, para instalar los primeros 9 smartphones; 2 de ellos fueron puestos en Santiago (RM), otros en Valparaíso (V Reg.), Los Vilos, Salamanca, Combarbalá y Canela baja (IV Reg.), y en los próximos días se instalará otro en Rocas de Santo Domingo (V Reg.) y Navidad (VI Reg.).
Esta red de celulares permitirá monitorear los datos con la finalidad de analizarlos y encontrar un algoritmo que sea apropiado para saber cuándo emitir la alerta. Se estima que el sistema es efectivo para sismos de magnitud 7 o superior.
En una segunda etapa del proyecto se espera que el sistema sea colaborativo (crowdsourcing), en donde cada persona pueda descargar una aplicación para que su smarthphone sea un aparato más de una red masiva.
¿Cómo funciona el sistema?
Bejamin Brooks explica que la idea “es tener un sistema que detecte un sismo lo más rápido posible para poder enviar una alerta a quienes estén en los alrededores del epicentro, y nos dimos cuenta de que podemos utilizar una tecnología que ya está en todos lados, porque los smartphones pueden servir para dar una alerta temprana”.
“La tecnología GPS científica (GNSS) mide los desplazamientos (movimiento) que hay cuando ocurre un terremoto, con los celulares se puede hacer lo mismo, sin embargo su información no es tan precisa lo que sería un problema si tuviéramos una red pequeña, pero si tenemos muchos aparatos, el margen de error disminuye y esto es posible por el bajo costo de los Smartphone en comparación con los instrumentos científicos y en este proyecto buscamos rapidez no precisión”, añade el investigador del USGS.
Respecto de porqué realizar este proyecto en nuestro país, Brooks explica que “Chile tiene terremotos bastante fuertes y de forma frecuente, en otras partes del mundo para probar este sistema tendríamos que esperar mucho tiempo antes de tener un terremoto mayor a 7, como en la falla de San Andrés (California, EE.UU) donde ocurren cada 300 años.
“Además, tiene una población bastante educada sobre los terremotos y prestan atención porque les importa y tienen ganas de colaborar. También porque Chile tiene un sistema bastante avanzado en sismología hecho por el CSN, lo que nos permite probar esto en un proyecto conjunto”, indica.
La red de estaciones que se está instalando está compuesta por un Smathphone conectado a internet y a una fuente de poder, al que se le añadió un dispositivo adicional con un segundo chip que entrega datos de posición (GPS) más precisos.
“Este sistema no remplazaría a la red sismológica actual, ya que los datos no son tan precisos, pero ofrece una primera medición rápida, la cual permite dar una alerta ante un gran sismo”, indica Juan Carlos Báez, jefe de Geodésia del CSN.
Brooks agrega que por su bajo costo “puede ser una buena opción en lugares como Nepal donde hay sismos importantes pero no hay financiamiento para una red sismológica robusta”.