Aparentemente una de las técnicas de maquillaje más revolucionarias de los últimos tiempos quedó atrás. Si, el famoso “contouring” que popularizó Kim Kardashian tendría los días contados. Esto, debido a que dos nuevas técnicas de makeup han cobrado mucha fuerza, y lo mejor de todo, es que son sencillas de seguir, no requieren una tonelada de producto y apelan a un look “más natural”.
Una de ellas es el “strobing” que, si bien ya se utilizaba desde hace mucho, su sencillez al realizarlo y el acabado natural que proporciona le ha otorgado una gran fama en las redes sociales. Junto con el está el “baking“, que si bien es una técnica de maquillaje muy conocida por los maquillistas profesionales, ahora se ha convertido en un must.
El strobing consiste básicamente en crear dimensión y proporcionar esplendor al rostro, resaltando las facciones por medio de puntos de luz. Esto se lograría por medio de la utilización de “iluminador”, en zonas claves del rostro.
Según la revista especializada en belleza, Mujer Hoy , “en lugar de marcar las sombras como el contouring, lo que se hace es procurar acentuar los lugares que capturan más la luz como, por ejemplo, el arco de cupido sobre los labios, la frente en la zona alta de las sienes, la parte superior de los pómulos y la barbilla.
Dicen que todo tiene un lado A y un lado B, y en el maquillaje tambien corre esa regla. Aquí te presentamos un PRO y un CONTRA, proporcionado por la popular revista femenina Glamour Magazine.
¿Lo bueno? Gracias al brillo en tu piel, ésta se verá más joven, sana y sin el efecto apastelado que a veces puede dar el maquillaje.
¿Lo malo? Si tienes piel grasa, agregarle más brillo al rostro podría ser contraproducente. La opción para ti es usar iluminador en polvo y aplicar un poco en el centro de la nariz, pómulos y mentón. Termina con polvo traslúcido en las zonas donde no aplicaste iluminador.
Como tip adicional Glamour recomienda que sellemos el maquillaje con un producto en spray. De este modo, la suave bruma mantendrá todo intacto por más tiempo.
Por su parte, el baking, se logra a través del uso de una capa de “polvos traslúcidos”, que se aplican sobre todos aquellos puntos del rostro donde se quiere disimular arrugas y poros abiertos.
Principalmente en la barbilla, pómulos, frente y tabique de la nariz (zona T). Lo novedoso de esta técnica es que hay que dejarlo actuar entre 10 minutos a media hora, y es por este paso que recibe el nombre de “baking”, hornear.
El objetivo es que los polvos se fundan con el calor de la piel y rellenen esas molestas imperfecciones. Una vez que se cumple el tiempo hay que usar una brocha para difuminar hacia los otros puntos del rostro, para tener un look acabado y perfecto. Por supuesto, hay que practicar un poco y de este modo no cometer errores fatales.
Quien es autoridad por estos días en esta técnica es Heidi Hamoud, una blogger que la está rompiendo en la web, según consigna Vogue.
He aquí un consejo vital para sobrevivir con éxito al intento. Elisa Oreona, Make Up Artist de Sephora, sacó a la luz uno de sus secretitos en entrevista con Vogue españa: Utiliza precorrectores para neutralizar la ojera antes de aplicar el resto de maquillaje. “Ayuda a que la ojera desaparezca y el baking sea más efectivo”, para esto recomienda “aplicar una gruesa capa de corrector en un triángulo al revés debajo de los ojos (u otras áreas que desee de cobertura total)”.