¿Es parte del envejecimiento femenino sentir poco deseo sexual? ¿Hay algo que realmente aumente el deseo sexual? ¿Es verdad que un nuevo fármaco pronto estará disponible para ayudar a las mujeres con poco deseo sexual? ¿Cómo funcionará ese medicamento?
Stephanie Faubion, especialista en salud femenina de la Clínica Mayo Clinic en Estados Unidos, explica que “el poco deseo sexual es un problema complejo para las mujeres. Si bien la edad y la disminución hormonal vinculada a la menopausia pueden contribuir a los cambios en el deseo sexual, existen muchos otros factores en la vida de una mujer que pueden repercutir sobre el apetito sexual”.
“Pese a que ahora se considera un nuevo fármaco para ayudar a las mujeres con poco deseo sexual, posiblemente sólo sirva para un pequeño subconjunto de mujeres que todavía no atraviesan por la menopausia”, añadió.
La disfunción sexual es un problema común. Ella señala en un comunicado compartido con BioBioChile, que en Estados Unidos, alrededor de 40 por ciento de mujeres informa algún tipo de disfunción sexual y el problema más común es una continua o recurrente falta de interés en el sexo. “El término técnico para esta situación es trastorno de deseo sexual hipoactivo (HSDD, por sus siglas en inglés), que puede repercutir enormemente sobre la vida de una mujer y llegar a ser algo muy angustiante para muchas”, indicó.
La profesional señala que en la evaluación del trastorno de deseo sexual hipoactivo y búsqueda de sus posibles causas, es importante examinar la amplia variedad de factores que pueden contribuir. Dichos factores pueden ser biológicos, tal como los cambios hormonales que ocurren antes, durante y después de la menopausia; la sequedad vaginal y el dolor que algunas mujeres presentan y que convierte al acto sexual en algo desagradable; así como otros problemas como dolor en la cadera por artritis, diabetes, cansancio y dolor crónico que también pueden repercutir sobre la función sexual y disminuir el deseo.
Por otro lado, es igualmente necesario tomar en cuenta los factores psicológicos, los de las relaciones interpersonales e incluso los culturales. Por ejemplo, la depresión, la ansiedad, una imagen corporal negativa, una relación nociva, y los antecedentes de abuso sexual o físico pueden repercutir sobre el deseo sexual. Es importante examinar primero todos estos factores porque muy bien pueden repercutir unos sobre otros y, en algunos casos, hasta combinarse para disminuir el deseo sexual femenino.
Según cuál sea la causa subyacente, existe toda una gama de posibles tácticas para controlar el problema. La terapia con estrógenos o un fármaco llamado ospemifena pueden servir para tratar la sequedad vaginal y las consiguientes relaciones sexuales dolorosas. En ocasiones, también se puede cambiar o suspender algún medicamento que posiblemente contribuya al menor deseo sexual. Además, las medidas de autocuidado, como controlar el estrés, hacer ejercicio y mantener una comunicación abierta con la pareja pueden ser útiles. Por último, recibir consejería también puede hacer diferencia.
El nuevo fármaco actualmente bajo consideración de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), llamado flibanserina, es para las mujeres que todavía no atraviesan por la menopausia y padecen el trastorno de deseo sexual hipoactivo, así como para quienes otras tácticas de control no han funcionado. La flibanserina funciona porque altera las sustancias químicas capaces de aumentar el deseo sexual. El fármaco debe tomarse diariamente en pastilla y puede demorar dos semanas en surtir efecto.
Más de 11 000 mujeres participaron en ensayos clínicos para estudiar la flibanserina. Los resultados revelaron un aumento en la cantidad de eventos sexualmente satisfactorios en las mujeres que tomaban el fármaco. Esas mujeres también informaron mejoría en el deseo sexual, así como sentir menos angustia respecto al trastorno de deseo sexual hipoactivo. A pesar de que la flibanserina sería adecuada solamente para un pequeño porcentaje de mujeres con trastorno de deseo sexual hipoactivo, en caso de autorizarse, brindaría al sexo femenino una muy necesaria alternativa de tratamiento.
De ser autorizada, la flibanserina sería el único fármaco comercial para mujeres con trastorno de deseo sexual hipoactivo. Sin embargo, esta no es la primera vez que se presenta este fármaco a la FDA, pues en dos ocasiones anteriores ya fue rechazo debido a inquietudes respecto a su eficacia y posibles efectos secundarios, tales como mareo, náuseas y desmayo. El fabricante del fármaco dice que ahora ya se ha lidiado con esos problemas y que la FDA debe tomar pronto una decisión final respecto a la flibanserina.