Todo guitarrista que lleve su pasión un poco más allá del hobby, llegará a un punto en que, para bien o para mal, comenzará la ardua la búsqueda del tono ideal. Se trata de un camino largo para muchos, quienes verán pasar por sus manos distintos pedales de efectos y amplificadores.
Dependiendo del presupuesto y los recursos que se tengan disponibles, los músicos formarán su sonido, su tono propio que terminará por convertirse en una firma audible, una característica que le da una personalidad a cada banda.
Existe un gran número de empresas alrededor del mundo, grandes y pequeñas, que fabrican estas herramientas sonoras para los músicos. Desde amplificadores que, son prácticamente el 50% del sonido final para un guitarrista, hasta efectos pequeños, o stompboxes, que permiten agregar distorsiones, overdrives, filtros y modulaciones, entre otros.
En nuestro país hay pequeñas empresas que han comenzado a surgir con propuestas innovadoras y arriesgadas, dispuestas a competir con las marcas internacionales ya consolidadas, las cuales en muchas ocasiones han masificado tanto su producción, que han terminado por realizar bajas en la calidad de sus productos.
Ya tuvimos la oportunidad de conocer a Organic, una empresa nacional que se dedica a fabricar cápsulas para guitarra y bajo y que busca expandir su alcance e internacionalizarse.
Hoy, revisamos un poco del trabajo de Ricardo Guzmán, un ingeniero porteño emigrado recientemente a Santiago que dio vida a los pedales y amplificadores Richón.
Ricardo “Richón” comenzó su vida musical hace casi dos décadas, viendo como se iniciaba su propia búsqueda de sonido, la cual lo llevó a la idea de construir un amplificador. Tras pasar un largo tiempo estudiando los aspectos teóricos decidió lanzarse con su primer equipo, un clon de Marshall 1974x de 18 watts.
Ya en 2007 dio el puntapié inicial a su trabajo formal, luego de que sus primeros amplificadores comenzaran a hacerse conocidos entre sus amigos.
“Al principio se me daba más fácil construir un amplificador a tubos, que un pedal desde cero. Después me construí un Fender Tweed Deluxe 55. Un amigo lo vio y me pidió uno igual, y luego me pasó lo mismo con otro amigo. Con eso empecé a construir y vender”, señala.
Luego fue el turno de los pedales, de los cuales ha construido overdrives, distorsiones, boosters y fuzz, que se han hecho conocidos entre los músicos locales, en especial en grupos más de nicho como los que se encuentran en el foro nacional ChileMusicos.
Son varios los stompboxes creados por Richón, los cuales se caracterizan por su calidad y durabilidad. Actualmente la línea de pedales tiene siete productos a disposición, todos con particulares nombres que hacen una clara alusión a los condimentos, como el caso de KETCHUP Overdrive, MUSTARD Distortion o el BBQ Boost/Distortion.
“No sabíamos qué nombre ponerle, y entre talla y talla un amigo me dijo ‘este pedal es como el ketchup, porque se lo echas a la comida y le agrega un sabor más, pero no te echa a perder la comida’, y así nació el nombre”, indica.
Es un largo camino recorrido por este emprendedor, que decidió emigrar a Santiago para establecerse y ampliar su negocio, que actualmente tiene un target que apunta a guitarristas que busquen equipos duraderos, personalizados y de calidad.
Cuando se construye un cabezal Richón, se personaliza el look según los requerimientos del comprador, quien elige los colores de tolex, faceplate y esquineros, entre otros detalles.
Una de las características del servicio ofrecido, es el de “traducir” los requerimientos de tono y sonido de los músicos, por lo que construye amplificadores a la medida, según las necesidades de cada guitarrista.
Richón busca instalarse como una marca nacional que entrega servicios personalizados y que atiende directamente a lo que los músicos buscan. Amplificadores con las características muchas veces anheladas, que por lo general no se pueden encontrar en el mercado de producción en masa.
Una de las fortalezas de sus equipos, es que apuntan a respetar el origen de la señal que reciben desde la guitarra, conservando la musicalidad de los instrumentos y además, vienen acompañados de una garantía de por vida, pues el creador de estas herramientas musicales muestra una confianza total en la calidad de sus productos.
Es así como, hace poco más de un año, decidió dedicarse al 100% a la construcción, modificación, personalización y reparación de cabezales, amplificadores y pedales, servicios que trasladó hasta su nueva residencia en la Región Metropolitana.
Los guitarristas los recomiendan, y los aficionados ansían ver sus pedales en las tiendas locales para tener la oportunidad de probarlos en persona.
Richón es una empresa que de a poco comienza a perfilarse dentro del reducido mercado nacional de equipos musicales, un mercado que ha comenzado a mostrar exponentes de calidad que dan la cara frente a las grandes compañías internacionales, y como en el caso de Ricardo Guzmán, trabajan con componentes superiores a los de la producción en masa que suele llegar a nuestro país, a precio muchas veces ‘inflados’ o directamente afectados por las alzas del dólar.
Actualmente el profesional se encuentra trabajando en un nuevo prototipo de amplificador, que podría convertirse en el primero de una línea de cabezales de alta ganancia y limpios cristalinos hechos en Chile, pero con una calidad que supera a productos internacionales.
Para conocer más del trabajo de Richón, puedes visitar su página web, contactarlo en su fanpage en Facebook y visitar su Soundcloud.
Puedes escuchar los demos de los pedales a continuación.