El grupo Estado Islámico decapitó al ex director de antigüedades de Palmira, de 82 años, que estuvo al frente de estas famosas ruinas durante cuatro décadas.
Jaled al Asaad, jefe de antigüedades de Palmira de 1963 a 2003, fue ejecutado por los yihadistas el martes por la tarde en la famosa ciudad antigua de la provincia de Homs (centro), indicó a la AFP el director de antigüedades y museos de Siria, Maamun Abdelkarim.
Los simpatizantes del grupo yihadista hicieron circular en internet fotografías de un cuerpo atado a un poste en Palmira, identificándolo con un cartel como el del ex funcionario Jaled al Asaad. A un lado podía verse la cabeza cortada.
“Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico) ha ejecutado a uno de los expertos en antigüedades más importantes de Siria”, dijo Abdelkarim.
“Hablaba y leía el palmirio, y cuando la policía nos entregaba estatuas robadas, nos dirigíamos a él para que determinara si eran verdaderas o falsas”, explicó Abdelkarim.
En el cartel colocado en el cadáver de Al Asaad, los yihadistas lo acusan de ser un partidario del régimen sirio, por haberlo representado en conferencias en el extranjero junto con “infieles”, y de ser el director de los “ídolos” de Palmira.
Al Asaad fue asesinado “en una plaza pública de Palmira, delante de decenas de personas”, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña.
Los yihadistas tomaron la ciudad vieja de Palmira, inscrita en el Patrimonio Mundial de la Unesco por sus famosas ruinas, el 21 de mayo.
La versión extrema del islam promovida por el grupo EI proscribe formalmente la visita de estos sitios arqueológicos o históricos, y considera las estatuas de figuras humanas o animales como idolatría.
Jaled al Asaad fue interrogado durante un mes junto a su hijo Walid, actual director de antigüedades de la ciudad, para que revelaran el lugar donde se ocultaba una supuesta cantidad de oro. Sin embargo, dijo Abdelkarim, “no hay oro en Palmira”.
Su hijo Walid fue liberado porque sufre de una enfermedad crónica de la espalda.
“Se trata de una familia notable pues su otro hijo, Mohammad, y su yerno Jalil participaron activamente en el salvamento de 400 piezas antiguas en el momento en que los yihadistas conquistaron la ciudad”, agregó Abdelkarim.
“Le suplicamos a Jaled que abandonara la ciudad pero se negó”, dijo Abdelkarim. “Soy de Palmira y aquí me quedaré aunque me maten”, decía Al Asaad, según Abdelkarim.
Desde la conquista de Palmira, la comunidad internacional teme que el grupo Estado Islámico destruya los numerosos tesoros arqueológicos de esta ciudad antigua.
El EI, un grupo ultrarradical sunita, ya destruyó sitios de gran valor histórico en Irak.
Palmira, un oasis en el desierto de Siria, al noreste de Damasco, contiene las ruinas monumentales de una gran ciudad que fue uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo.
En los siglos I y II, Palmira juntó las técnicas grecorromanas con las tradiciones locales, enriquecidas por la influencia persa.