El ejército sursudanés aplastó a civiles con sus tanques y quemó vivas a personas en Sudán del Sur, en guerra civil desde hace año y medio, denunció este miércoles la ONG Human Rights Watch.
El informe detalla las atrocidades cometidas por las fuerzas gubernamentales y denuncia “ataques intencionados contra civiles”, constitutivos de crímenes de guerra, según HRW.
“Persiguieron a gente con sus tanques y después de haberlos aplastado dieron marcha atrás para rematarlos y asegurarse de que estaban muertos”, explicó una mujer a esta ONG especializada en la defensa de los derechos humanos.
Estas atrocidades fueron cometidas por las fuerzas gubernamentales con la ayuda de una milicia de la etnia bul nuer, informa HRW.
Otra testigo, una mujer de 30 años, aseguró que un tanque aplastó a su sobrino. “Corríamos todos juntos, corrió para esconderse. Lo vi, lo aplastaron antes de llegar al río”, contó a HRW.
Varios civiles intentaron ocultarse en los pantanos pero las tropas barrieron la zona con vehículos anfibios.
Otra testigo describió el caso de dos hombres de su familia. “Sus cuerpos estaban machacados”, precisó esta mujer, que forma parte de los 174 testimonios recabados en el estado de Unidad (norte) e incluidos en el informe de HRW “Lo han quemado todo”.
Algunas víctimas también relataron a la ONG haber visto soldados castrar a un hombre y a un adolescente de 15 años con el fin de aterrorizar a la población para que se fuera de los pueblos.
HRW da cuenta de asesinatos “de civiles, hombres, mujeres, niños y ancianos, ahorcados, fusilados o quemados vivos”.
Los combates comenzaron en diciembre de 2013 en la capital, Juba, cuando el presidente Salva Kiir, de la etnia kinka, acusó a su vicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, al que acababa de destituir, de fomentar un golpe de Estado.
La rivalidad política degeneró rápidamente en un conflicto étnico marcado por una escisión en el ejército y matanzas entre las dos etnias, que causaron decenas de miles de víctimas.
En abril, el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLA – fuerzas gubernamentales) lanzó una gran ofensiva contra los rebeldes, sobre todo en el estado de Unidad, rico en petróleo.
Más de 100.000 civiles se han refugiado en un campamento de Naciones Unidas en Bentiu, capital del estado de Unidad, o sea más de los que viven en esa ciudad, completamente en ruinas por la guerra.
Después de años de trabajo en Sudán del Sur, los autores del informe denuncian el alcance de la destrucción, las atrocidades contra la población y el robo de decenas de miles de cabezas de ganado, que priva a los habitantes de su principal fuente de ingresos.
En el informe, HRW también registra 63 casos de violaciones que, según la organización, son “una parte” del total.
“Esto incluye violaciones en grupo, cometidas en público bajo amenazas de muerte”, describe el informe.
Una mujer asegura que las violaciones se han convertido en algo “trivial”. “Un hombre me puso una pistola en la cabeza y me dijo ‘mira cómo vamos a violar a tu hija’”, cuenta una víctima.
“Me obligaron a sentarme en el suelo, al lado del lugar donde violaron a mi hija y me pegaron con un palo. Luego violaron a mi otra hija”, añadió.
El gobierno no ha querido responder a las acusaciones de HRW. Al comienzo de julio, las autoridades anunciaron estar investigando unas acusaciones de la ONU, que afirma que las tropas violaron a jóvenes y las quemaron vivas.
A los rebeldes también se les acusa de haber cometido violaciones, asesinatos y, al igual que el gobierno, de haber reclutado a niños soldados.