Larga es la lucha que existe en torno a la identidad de género, no sólo en temas sobre el trato discriminatorio o prejuicios en torno a las personas transexuales y transgénero.
Hace unos días el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, declaró que el Pentágono tiene planes de terminar con la prohibición de que personas transexuales no puedan ejercer labores en el ejército.
Luego de este anuncio el caso del sargento Shane Ortega, se ha convertido en uno de los más destacados en la armada del país y para los estadounidenses.
Este soldado es el primero que ha servido al ejercito dando a conocer abiertamente su identidad sexual, momento en el que además decidió luchar para acabar con políticas discriminatorias y que militares transexuales pudiesen ser parte del ejército como cualquier persona.
Durante el último tiempo Ortega, se ha desempeñado como jefe de equipo de helicópteros en la 25º División de Infantería del ejército estadounidense en Hawái, siendo enviado dos veces como mujer a Irak y una como hombre a Afganistán.
A raíz de esto Ortega comentó a BBC que se siente una persona afortunada, ya que sus jefes nunca cuestionaron su capacidad laboral, sino que siempre lo han mirado “como un soldado más”.
“Tuve suerte porque siempre he sido muy trabajador. Siempre he creído en que tienes que trabajar mucho como para que tu jefe no te pueda preguntar qué mas puedes hacer. Ese ha sido mi caso”, comentó.
Shane, quien aun aparece en los registros oficiales como mujer, comentó que sintió alegría luego de la declaración de Carter, además agregó “lo vivo con cautela, ya que el que hayan anunciado la revisión de nuestro estatus no significa que las cosas ya hayan cambiando”.
Recordemos que la revisión de la prohibición se realizará en un plazo de 6 meses, tiempo tras el cual se definirá si el ejercito estadounidense integrará a transexuales.
Un soldado más
Ortega declaró que en 2011 decidió iniciar los tratamientos para convertirse definitivamente en hombre, cuando tenía 23 años, porque ya se conocía y sabía quien era. Además explicó que contaba con el dinero suficiente para realizar el proceso que estaba en conocimiento de sus jefes.
A pesar de ello contó que nunca recibió un trato discriminatorio, que al momento de realizar campañas todos se comportaban de una forma muy profesional. “Teníamos que compartir las duchas y no había ningún problema”, dijo.
Para el soldado aun queda trabajo por hacer en este ámbito, por eso agregó que luego de que su caso se hiciera conocido, sintió la responsabilidad de luchar para terminar con la discriminación. Es por esto que ha tenido diversas reuniones con el senado, la Casa Blanca y personal del Pentágono.