Contenta y satisfecha con lo que fue su última participación en unos Juegos Panamericanos se mostró la maratonista chilena Érika Olivera tras culminar en el puesto 11° en la presente jornada.

Un duro recorrido por las calles de Toronto marcó el final de su historia panamericana, una carrera llena de premios en donde destaca el oro conseguido en Winnipeg 1999 y el bronce de Santo Domingo en 2003.

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“Estoy muy contenta de haber terminado. Estoy muy cansada. Fue un circuito bien duro, con bastante humedad en el ambiente. Pero lo que más me mató muscularmente fue el circuito que fue un matadero. Hubo muchas deportistas que no terminaron como Inés Melchor, y que quedaron en el camino. Ya en la primera vuelta me di cuenta cómo iba a ser esta competencia y lo que se me venía”, explicó a los micrófonos de Bío Bío Deportes tras culminar la competencia.

De hecho, la competencia se desarrolló con una densa neblina, 21 grados de temperatura y más del 90 por ciento de humedad lo que provocó que el 30% de las maratonistas abandonara en la mitad de la prueba.

“Uno trae estrategias, pero al momento de la competencia estas cambian y es ahí donde uno tiene que ocupar la cabeza. Hoy fue una bonita relación entre mente y cuerpo. Mis piernas decían una cosa y mi cabeza otra. Fueron conversando durante muchos kilómetros y logró ganar la cabeza. Tenía que terminar mi último maratón en unos Juegos Panamericanos”, sentenció la maratonista de 39 años.

Ahora sus esfuerzos irán en la preparación para conseguir los pasajes que la lleven a sus últimos Juegos Olímpicos de su exitosa carrera deportiva en Río de Janeiro, para luego retirarse y empezar una carrera política, como candidata a diputada.