Un minuto 31 segundos duró el combate entre el chileno Andrés Ayub y el cubano Mijain López. La historia y la lógica decían que el isleño tenía asegurado el oro desde que clasificó a los Juegos Panamericanos y que el chileno se quedaría con la plata, luego de avanzar a la final tras vencer al dominicano Josué Encarnación en los últimos segundos de la instancia que lo llevó a medirse con el caribeño.
Este es el quinto enfrentamiento en los 18 años que se conocen. Siempre el resultado ha sido el mismo y en corto tiempo. Por eso Ayub y López ya son amigos. Tanto que los dos estuvieron más de un mes entrenando en Estados Unidos en el proceso de preparación de los Juegos. Luego viajaron ambos a Chile para entrenar en el CEO y en el CAR.
La lucha por la presea dorada duró muy poco. Dos desbalances y dos pasos atrás del cubano le hicieron sumar 8 puntos por superioridad técnica (cuatro cada vez), que hicieron terminar la confrontación en 91 segundos, uno de los más rápidos en este disciplina en Toronto.
“Llegar a la final me llenó de orgullo y más enfrentando al doble campeón olímpico y cinco veces campeón mundial de la categoría 130 kilos. Pese a todo estoy contento porque me costó ganar el anterior combate frente al dominicano”, explicó Ayub de 33 años y 1,92 metro.
El nacional lo pasó mal en la lucha previa. Estuvo a segundos de caer por 3-0, pero pudo empatar la disputa y ganar por decisión técnica. “Estaba muy mal, sin fuerza en los brazos y al final me dije tengo que ganar CTM, y me salió la llave para empatar y avanzar”, dijo emocionado el deportista, aguantando las lágrimas.
El deportista de 1,98 metro y 32 años, sólo tuvo palabras de elogios para su amigo santiaguino. “Él (Ayub) ha crecido mucho en lo técnico, por eso llegó a luchar por el oro. Es un chico guapo y fuerte. Esto es un alegrón para el pueblo de Chile que tan bien me recibió y atendió cuando estuve allá. El resultado valida los tres meses que estuvimos entrenando juntos”, acotó Mijain López.
Finalmente, ya con la medalla brillando en su pecho, Ayub manifestó: “Este es un sueño cumplido, pasar a la final, haber clasificado para Londres 2012… Ahora estoy trabajando para llegar a Río de Janeiro 2016. Esa es mi meta ahora, estar entre los ocho mejores en el Mundial de Las Vegas (Estados Unidos), que se realizará en los próximos dos meses”.
Los mayores alientos en el Centro Deportivo de Mississauga provinieron de las féminas. A Ayub no le sorprendieron “porque soy soltero, al menos por ahora, aunque si estuviera casado o pololeando no habría ganado la medalla… jajajaja”, y se fue caminando al control doping con la cara llena de felicidad.