Las negociaciones sobre el programa nuclear iraní entraron el sábado en su tercera semana sin que haya signos de un acuerdo rápido. Teherán sostiene que no tiene “límite de tiempo” y Washington asegura que quedan por resolver “cuestiones difíciles”.

Un día después de la enésima prolongación de las conversaciones, los principales actores de la negociación, el estadounidense John Kerry y el iraní Mohamad Javad Zarif, se reunieron en el palacio Coburg de Viena a media mañana, en presencia de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.

“Aún hay cuestiones difíciles de resolver”, tuiteó el secretario de Estado norteamericano tras el encuentro, el último de una larga serie desde el 27 de junio.

Y podría haber muchos más: pese a la advertencia de Kerry de que los diálogos no pueden dilatarse eternamente, un alto funcionario iraní aludió a una extensión indefinida de las negociaciones.

“No tenemos un límite de tiempo para llegar a un buen acuerdo”, afirmó este responsable.

Pero otros líderes no parecían disponer de tanta paciencia. “Todo está sobre la mesa, ahora ha llegado el momento de decidir”, declaró a la prensa el ministro de Relaciones Exteriores francés Laurent Fabius después de reunirse con Zarif.

Horas antes, Kerry había mantenido encuentros con Fabius y sus homólogos alemán, Frank-Walter Steinmeier, y británico, Philip Hammond.

Los jefes de la diplomacia rusa y china, por el contrario, se han ausentado desde hace varios días, pero John Kerry llamó al jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov para hacer un balance de las negociaciones, y sus representantes participarán esta noche en una reunión del grupo 5+1.

Irán y el grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) buscan un acuerdo que asegure que el programa nuclear de Teherán no tenga fines militares, a cambio de un alivio de las duras sanciones que padece el país.

Después de casi dos años de negociaciones, esta última ronda de diálogos en Viena para llegar a un acuerdo histórico que termine con 13 años de conflicto diplomático, han avanzado a paso de tortuga, reflejando la dificultad para alcanzar un acuerdo en los temas pendientes.

“Arrogancia”

Entre los puntos de desacuerdo se encuentra el levantamiento de las sanciones, que Teherán, apoyado por Moscú, exige que sean inmediatas. Los occidentales consideran delicada esta demanda, especialmente la relativa al fin del embargo armamentístico, por las posibles consecuencias que tendría en los conflictos en Medio Oriente.

El grupo 5+1 exige que se dé acceso a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) “en caso necesario”, algo a lo que los iraníes se niegan en bloque.

Finalmente los dos bandos negociadores difieren sobre la duración de las cláusulas impuestas a Teherán.

El jueves el tono subió, y llovieron las acusaciones cruzadas de no tomar las decisiones necesarias. El sábado, fue el guía supremo iraní Alí Jamenei quien, en una intervención ante estudiantes en Teherán, aseguró que en caso de acuerdo había que continuar la lucha contra Estados Unidos, “ejemplo perfecto de la arrogancia”.

Para la experta Kelsey Davenport, del centro de estudios Arms Control Association, con sede en Washington, este no es el momento para endurecer las posiciones.

“Este es un momento histórico y podría haber serias repercusiones si los negociadores fallan a la hora de aprovechar esta oportunidad para llegar a un buen acuerdo”, afirmó.

“Aplazar la decisión sobre el acuerdo (…) y abandonar la mesa de negociaciones permitiría a los que se oponen a un acuerdo, partidarios de la línea dura, especialmente en el Congreso estadounidense, actuar para impedir la conclusión del acuerdo”, explicó Davenport.

Efectivamente, en caso de acuerdo, el texto será votado por los congresistas en Washington, que podrían hacerlo fracasar si logran la mayoría de dos tercios. Y el viernes, algunos republicanos ya advirtieron de que estaban preparados para trabajar para “proteger los intereses estadounidenses” en caso de compromiso con Irán.