Actualmente, todos los refrigeradores -o al menos la gran mayoría- tienen puertas magnéticas que son fáciles de abrir. Pero antiguamente, no era así.
Tal como señaló el portal de contenidos virales Buzzfeed, los refrigeradores y congeladores caseros anteriores a la década del 60 tenían manijas que sólo podían ser abiertas desde el exterior.
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Aunque esto no parezca un gran problema, en realidad sí lo era, pues varios niños se metían al interior de estos electrodomésticos jugando a las clásicas “escondidas” y quedaban atrapados.
Y es que para peor, el caucho alrededor de la puerta -que actuaba como un sello hermético para mantener el frío- hacía que fuera casi imposible oír a la persona que pedía ayuda desde dentro del refrigerador.
Luego que se registraran numerosas muertes de pequeños afixiados en neveras, en 1956 Estados Unidos aprobó la Ley de Seguridad del refrigerador, tal como consigna un antiguo documento de la Comisión para la seguridad de los productos de consumo (CPSC) del país norteamericano.
La normativa indicaba que todos los nuevos refrigeradores debían poder abrirse “fácilmente desde el interior”.
Pero para ese entonces, el tema no era nuevo. Pues ya en 1951, el estado de California había aprobado una ley que declaró ilegal que se fabricaran refrigeradores donde los niños pudieran acceder, y un par de años después añadieron una enmienda que obligaba a la gente quitar las puertas o las cerraduras antes de botarlos.
Tras estas leyes se implementó el mecanismo de puertas magnéticas, que permitía mantener cerrado el refrigerador, pero al mismo tiempo abrirlo fácilmente con un pequeño empujón desde dentro.
Cabe destacar que una investigación realizada en 1958 y denominada “Comportamiento de los niños pequeños en condiciones que simulan atrapamiento en refrigeradores”, publicada en la revista académica Pediatrics, concluyó que los niños tendían a empujar la puerta para tratar de escapar de una nevera y que los pequeños de 3 años podían empujar hasta 4,5 kilos de fuerza, mientras los de 5 años podían hasta 9,5 kilos.
Estos datos sirvieron para desarrollar normas para la fabricación de puertas de refrigerador, que se aplican en casi todos el mundo.
Tras esta innovación las muertes de niños atrapados en estos electrodomésticos disminuyeron drásticamente. Un 1985 estudio realizado en California y publicado en Public Health Reports, determinó que la cantidad de niños entre 0 y 9 años que murieron por asfixia en un refrigerador entre 1960 y 1981, fue de uno 0,5 por millón. Antes era de 1 por millón.
Es probable que aún se registraran muertes después de 1960 porque la vida útil promedio de una nevera fabricada en los ’50 era de 15 años, por lo tanto, es probable que después de aprobada la normativa, muchas familias aún conservaran sus modelos antiguos de refrigerador. De hecho, en la actualidad algunos aún conservan estos aparatos en garages o bodegas.