A comienzos de febrero, el cuerpo de un monje momificado encontrado en Mongolia, sorprendió por su notable estado de conservación. Para los budistas más antiguos, el hombre -que estaba sentado en posición de loto- no estaba muerto, sino que en un profundo trance meditativo.
El cuerpo hallado envuelto en pieles de res en el centro norte del país, fue sometido a exámenes forenses para determinar porqué los restos se conservaron tan bien, considerando que tendrían alrededor de 200 años. Algunos creen que el clima frío de Mongolia podría ser la causa.
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Tras este impresionante descubrimiento, surgió otro más increíble. Un grupo de arquéologos de Países Bajos se encontró con que una estatua de Buda de más de 1.100 años de antigüedad, ocultaba el cuerpo de un monje momificado en posición de loto en su interior.
Según el diario de Países Bajos NLTimes, se trata de una escultura oriunda de China que tras ser sometida a una tomografía en el Meander Medisch Centrum de Amersfoort, evidenció que escondía los restos de un hombre.
Otro detalle curioso (y algo espeluznante), es que en el interior del cadáver en lugar de órganos, había trozos de papel con mensajes escritos en chino.
El estudio se llevó a cabo bajo la supervisión de Erik Bruijn, experto en arte y cultura budista, además de curador invitada del World Museum en Rotterdam. También estuvo presente un gastroenterólogo y un radiólogo.
La tomografía computarizada ilustró claramente la estructura esquelética de la momia, permitiendo a los médicos tomar algunas muestras óseas pequeñas para pruebas de ADN.
La momia, que corresponde al maestro budista Liuquan que vivió entre los siglos XI y XII, será exhibida en el Museo de Historia Natural de Hungría.